La República Bolivariana de Venezuela es el estado fallido del siglo XXI. La dictadura socialista del vecino país es responsable por el mayor descalabro económico, político y social del mundo de los últimos 60 años. Un estado fallido es un régimen incapaz de velar por los derechos fundamentales de una nación soberana, defender la democracia, la separación de poderes, el imperio de la ley y proporcionar estabilidad económica y social para su población.
El chavismo venezolano pierde todas las asignaturas. El Índice de Democracia de la revista The Economist coloca a Venezuela en el puesto 146 entre 167 países, con lo cual obtiene un sitial de honor al lado de Yemen, Somalia, Sudán, Siria, Cuba, Corea del Norte, Nicaragua y Haití. Desde sus orígenes en 1999, el régimen socialista de Hugo Chávez se propuso, con éxito, controlar férreamente y abolir certeramente la separación de los cinco poderes públicos sobre los cuales descansaba el estado venezolano: ejecutivo, legislativo, judicial, electoral y ciudadano.
El informe de la Fiscalía de la Corte Penal Internacional, CPI, de mediados de este año, concluyó que “hay una base razonable para creer que autoridades civiles, miembros de las fuerzas armadas e individuos a favor del gobierno han cometido crímenes de lesa humanidad”. Entre ellos, el CPI incluye el “encarcelamiento u otros tipos de severa privación de la libertad física en violación de las normas fundamentales del derecho internacional, así como la persecución por motivos políticos”. La ONG Foro Penal corrobora lo anterior al afirmar que en Venezuela hay 320 presos políticos.
Las revelaciones de la Revista Semana relativas al contenido del computador del jefe de la retaguardia de la guerrilla de las Farc, Gentil Duarte, son la prueba reina de la estrecha complicidad existente entre este cartel del narcotráfico y la satrapía de Nicolás Maduro. Semana denuncia que los narcotraficantes de las Farc serían parte de un ejército paramilitar usado por Maduro para desarrollar “operaciones conjuntas de carácter estratégico”.
El Índice de Libertad Económica 2021 del The Heritage Foundation encasilla a Venezuela en el penúltimo lugar del planeta después de Corea del Norte. El socialismo chavista se raja en todo, incluido el desconocimiento de los derechos de propiedad privada, la ausencia de integridad gubernamental, la ineficacia judicial y la carencia de libertad comercial, laboral y de inversión.
Desde su entronización en el Palacio de Miraflores en 2013, la dictadura de Maduro propició una recesión económica sistémica derivada de la reducción de 80% del PIB, que comprimió el tamaño de su economía al nivel de Bolivia, y una hiperinflación de origen monetario que supera el 5.000% anual.
Al mejor estilo de los marielitos cubanos de los años ochenta, la autocracia venezolana hunde en la miseria y alienta el éxodo de seis millones de sus connacionales, de los cuales 1,7 millones están refugiados en Colombia.
¡Peor imposible!
*Miembro del Consejo Directivo del ICP.
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https://www.portafolio.co/, Bogotá, 24 de agosto de 2021.