Es una manía nacional desnaturalizar las cosas simplemente cambiándoles el nombre, como si las palabras tuvieran el poder de convertir en bueno lo que es malo.
Esto lo implementó las FARC cuando se inventaron el cuento de que ellos no secuestraban sino retenían y así justificaron los miles de plagios que cometieron y que terminaron siendo aceptados por muchos de nosotros, si no por todos.
Pues bien, esta mala costumbre hizo carrera durante los recientes paros nacionales justificando los actos de vandalismo, gracias a los cuales los únicos que perdimos fuimos todos los colombianos a quienes nos tocó ser testigos de la destrucción que los inadaptados realizaron, pues se trataba de una protesta por el pésimo gobierno; por ello destruyeron bienes de uso público, atacaron y asaltaron negocios privados, robándose lo que ellos contenían y cometieron toda clase de atropellos justificados porque se trataba de una “marcha” y eso legitimó las tropelías cometidas.
Desde luego, esos valientes nunca dieron la cara pues tenían claro que se trababa de actos delictuosos y los pocos capturados fueron soltados casi de inmediato pues los jueces, curiosamente, no encontraron motivos penales para sancionar.
Aquí manda el general desorden
Solo un personaje, “Epa Colombia”, en su afán protagónico se mostró en los medios sociales destruyendo una estación de Transmilenio, razón por la cual fue judicializada y condenada como lo ordena la ley penal y entonces aparecieron las plañideras de oficio alegando que la pena impuesta fue desbordada o como el magistrado que en el salvamento de voto alegó que simplemente se trataba de un angelito protestando por el mal gobierno que tenemos.
Todo esto lo único que hace es legitimar la violencia o dicho eufemísticamente, incentivar las marchas dándole personería social a eso que llaman primera línea que no es otra cosa que un grupo de vándalos dedicados a hacerle el trabajo sucio a quienes piensan que eso los llevará a una presidencia a través de la cual podrán implementar el socialismo del siglo XXI, ese mismo que convirtió en prósperos y ricos países a Venezuela y Nicaragua para no hablar de Cuba, paraíso tropical del progreso y del desarrollo.
https://www.vanguardia.com/, Bucaramanga, 20 de agosto de 2021.