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José Manuel Acevedo 

Si le dieron personería a Colombia Humana y al Nuevo Liberalismo, ¿por qué no a Salvación Nacional?

Primero fue la Unión Patriótica, luego el Nuevo Liberalismo y más recientemente la Colombia Humana. Dichos movimientos políticos recibieron personería jurídica por obra y gracia de la Corte Constitucional con interpretaciones del texto de nuestra carta política que, para muchos, fueron sacados de la manga y para otros corresponden a una lectura profunda de lo que significa la democracia en nuestro país.

Yo estoy con la segunda interpretación: es mejor tener partidos políticos sólidos que no tenerlos; es mejor permitirles a los candidatos usar vehículos institucionales para llegar al Congreso o a la presidencia, pero también creo que esta filosofía política debería darles cabida a todas las expresiones que estén en similares condiciones y no solo a algunas dependiendo de qué tanto ‘lobby’ hagan entre los magistrados.

El pasado 15 de octubre fue presentada una interesante solicitud por los abogados Enrique Gómez Martínez, Hugo Villegas y Juan Pablo Riveros ante el Consejo Nacional Electoral. Lo que piden es que se restablezca la personería jurídica del Movimiento de Salvación Nacional, el grupo político que se representó en un arco iris; el que batalló por ideales conservadores por fuera del Partido Conservador oficialista; el que significó la segunda votación más alta en las difíciles elecciones presidenciales de 1990 y el que encarnó a costa de su propia vida Álvaro Gómez Hurtado.

De hecho, el asesinato de Gómez Hurtado se produce siendo él un activo miembro del Movimiento de Salvación Nacional, ejerciendo una dura oposición al gobierno del entonces presidente Ernesto Samper y dejando a esa colectividad sin su máximo exponente, lo que, claramente, puso en desventaja electoral a los miembros de ese partido de ahí en adelante.

No se trata, pues, de feriar personerías cada vez que a los hijos, sobrinos o nietos de los otrora candidatos se les ocurra elevar una petición de esa naturaleza. Se trata de nivelar la cancha; de que frente a iguales circunstancias haya iguales remedios jurídicos; de que la justicia actúe por una vez siquiera con la venda puesta y de que no importe si son partidos de derecha, de centro o de izquierda para reconocérseles iguales reivindicaciones frente a parecidas vulneraciones de sus derechos.

¡Déjenlos competir! Dejen, por ejemplo, que Rodrigo Lara pueda volver al Nuevo Liberalismo y rehacer con los hijos de Luis Carlos Galán, Juan Manuel y Carlos Fernando lo que su padre también ayudó a construir en su momento y lo que terminó costándole su existencia. A fin de cuentas, varios magistrados advierten que esa decisión ya se había tomado en sala plena aunque ahora algunos quieran dejar a Lara por fuera.

Dejen que reviva el Movimiento de Salvación Nacional y que pueda ir a las urnas en 2022 con quienes crean que pueden extender el legado de Álvaro y Enrique Gómez Hurtado y dejen que vuelvan a hablar de un acuerdo sobre lo fundamental como el que siempre hemos necesitado y nunca hemos sido capaces de sacar adelante.

Dejen que, al lado de los partidos tradicionales, pero sobre todo, al lado de un partido como el de las Farc, quienes fueron víctimas y no quienes provocaron las muertes tengan siquiera el chance de postularse en medio de tantos asesinos que ahora posan de demócratas. Déjenlos competir, por lo menos, para que en la línea de arranque todos estén representados y puedan correr la maratón electoral con las garantías que un día les fueron arrebatadas con sangre y dolor. ¡Déjenlos competir!

En Twitter @JoseMAcevedo

https://www.eltiempo.com/, Bogotá, 18 de octubre de 2021.

Publicado en En otra orilla

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