Entre muchos sigo en la insulsa categorización de “pesimista”, cosa que me importa un pepino, porque insisto en que me parece irresponsable ignorar como uno de los futuros escenarios posibles que el nefasto desgobierno continúe después de 2026.
No de ahora he dicho, porque intento no pensar con el deseo sino con las neuronas, que son ingenuos quienes dicen que no hay que alarmarse con lo que sucede y que lo que nos toca es “aguantar dos añitos más”, pues el gobierno marxista no logrará terminar el período o no tiene opción de enquistarse muchos otros más. La ingenuidad no aparece como un pecado, aunque en Proverbios 14:15 se advierte su peligrosidad, pero es tan o más dañina que la incredulidad.
No sé si reír o llorar cuando oigo decir a algunos que “aquí las instituciones y las cortes son muy fuertes”, que “eso no pasará porque Colombia no es Venezuela”, jejeje. Las instituciones finalmente son personas que “podrían” ser amenazadas de muerte desde un teléfono celular desde una cárcel, un campamento guerrillero, o por algún “gestor de paz”.
Esas mismas candideces decían los empresarios venezolanos que insistían que Venezuela no era Cuba. Si más de 11 millones de ignorantes, ingenuos o camaradas votaron en 2022 por un marxista, ¿qué más pruebas necesitan para entender que Colombia no es inmune a ser igual a Venezuela? Si después de casi dos años de ineptitud descomunal y un tsunami de corrupción abrumadora, el 30% de los posibles votantes siguen creyendo invariablemente que el actual gobierno es “muy bueno”, ¿qué más pruebas necesitan para entender que Colombia no es inmune a ser igual a Venezuela? Si de verdad quieren hacer análisis de los escenarios que “pueden” pasar, no le pregunten a los “genios” de A. Gaviria, J. Ocampo, J. Bessudo o a Cecilia López, sino a los empresarios venezolanos, no muy distintos a algunos acomodados de por aquí, ¿qué era lo que ingenuamente esperaban que pasara y lo que realmente pasó?
Los marxistas no actúan en el corto plazo ni llegan al poder para permanecer plazos cortos. Los marxistas no acatan las constituciones ni sienten que están obligados a estar subordinados a la ley y a las instituciones. Simplemente las cambian e imponen, por medio de la “combinación de todas las formas de lucha”, las que necesitan.
Que las marchas de la oposición son más grandes que las del gobierno, eso es señal inequívoca que no tiene respaldo popular, jejeje. Lo que es mayoría en el país es la ingenuidad. Pregunten en Venezuela qué pasó con la protesta cuando los colectivos del gobierno salían en motos a disparar en la calle.
El otro 70% de los posibles votantes que desaprueban la gestión actual no es seguro: 1) Que no sean amenazados. 2) Que no sean comprados, y hay plata para hacerlo con la reforma que dejó Ocampo. 3) Que lleguen unidos a las elecciones del 2026, y 4) Todas las anteriores.
Soy el más esperanzado en estar “completamente” equivocado, pero la esperanza no es una estrategia.
https://www.elcolombiano.com/, Medellín, 13 de mayo de 2024.