¡Ya nada que decir! Duramos todo el período denunciando, develando la realidad, entregando pruebas a los organismos de control y de justicia, llamando a las fuerzas vivas para que reaccionaran, y tratando de destapar esta olla podrida y apestosa que fue, desde el primer día de gobierno, la administración Marín-Osorio.
¡Y a fe que lo logramos! Quedamos con el grato sabor del deber cumplido, cosa que no pueden decir quienes, silenciosos y cómplices, contribuyeron con sus acciones o su silencio a la destrucción de la ciudad. Ellos saben quienes son y será la historia, su consciencia, y ojalá la justicia, las encargadas de llamarlos a responder por el desastre que causaron.
De Carlos Mario Marín, simplemente agregar que nunca pudo desvirtuar ninguna de mis denuncias y hoy, por el contrario, está atendiendo un proceso judicial del que muy difícilmente se va a librar. Y creo firmemente que no será el único, pues lo que se viene para él y sus funcionarios cuando se logre destapar esa olla que creyeron hermética para siempre, será asombroso para el país y asqueante para los manizaleños.
¡Ojalá Marín atienda sus responsabilidades judiciales con el mismo ímpetu que le imprimió a sus desafueros, nepotismo y corrupción, y ponga la cara en los difíciles momentos que se le avecinan! No sea que, después de tanta aberración y daño, termine escudándose en un desequilibrio mental para evadir sus responsabilidades, o dándose a la fuga para hacerle otro esguince a la justicia. Recuerde: ¡No hay dinero suficiente para comprar la tranquilidad del prófugo, ni riqueza que alcance para lograr la paz del exiliado! ¡Adiós, Carlos Mario!
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Pero no todo es malo por estos lares. Paralelo al despido de la administración mas perversa en la historia de Manizales, recibimos con alegría, entusiasmo y fe la llegada del alcalde Jorge Eduardo Rojas Giraldo. Sabemos de sus ejecutorias y estamos seguros de que esta nueva administración será un bálsamo que curará las heridas profundas que nos desangran.
Volver a una Manizales hidalga, grandiosa, cívica, segura, amable, emprendedora y orgullosa de sí misma es un propósito ofrecido en campaña y desde ya se siente el optimismo de la gente. Volver a una Maizales donde se respete al semejante, impere la seguridad y se imponga la autoridad es el anhelo de muchos y el propósito del nuevo alcalde. Volver a una Manizales planeada, en crecimiento y desarrollo donde los recursos alcancen para grandes obras, es la esperanza de quienes amamos el progreso y creemos en una administración eficiente, efectiva y eficaz.
No son pocos ni sencillos los retos de Jorge Eduardo Rojas en su propósito indeclinable de reconstruir la ciudad. Pero el alcalde no puede quedar solo en momentos tan difíciles. Manizales entera debe volcarse a contribuir en esta causa, poniendo cada uno su granito de arena. Desde el civismo, para erradicar las violaciones legales básicas en las calles, avenidas y parques; desde la inversión, para contribuir al crecimiento de ciudad; desde los gremios, para aportar desinteresadamente en la planeación económica e industrial; desde la academia, para entregar seres formados con amor por lo nuestro y capacitados para afrontar nuevos retos; y desde la voluntad ciudadana, para conformar una fuerza sólida e indestructible de manizaleños luchando por defender a nuestra Manizales de malva y recomponerla después del saqueo asqueroso al que fuimos sometidos.
Al concejo que termina, solo decirle que llevaremos su complicidad como símbolo de las ruinas de una ciudad que nunca se los mereció.
¡Pa´delante, alcalde Rojas! Usted no está solo. Somos muchos más los manizaleños de corazón, que la impudicia que hoy despedimos con repulsión.
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(2) ¡Irresponsables!
Jorge Enrique Pava Quiceno
Después de escuchar al alcalde Jorge Eduardo Rojas hablar sobre el estado en que
encontró la ciudad, los manizaleños nos sentimos adoloridos, no solo porque los actos
aberrantes los advertimos previamente, sino por la permisividad que se guardó durante
cuatro años de corrupción, desorden administrativo, abusos y pérdida de valores.
Es entonces cuando advertimos la responsabilidad que les atañe a los organismos que se
hicieron los de la vista gorda, mientras la mafia saqueaba nuestras arcas y dilapidaba el
presupuesto de la ciudad.
Y nos preguntamos: ¿qué función cumplió el concejo de Manizales como controlador
político del municipio? ¡Ninguna! Se limitó a aprobar, hasta última hora, adiciones
presupuestales absurdas que engrosaron las arcas públicas, de donde se surtieron los
corruptos y se abastecieron contratistas, electoreros y burócratas. Fueron aprobaciones
que dolieron, porque la minoría del concejo advirtió sobre ello y simplemente se impuso
la fuerza de la administración de una manera no gratuita, por supuesto, pero sí descarada
e irrespetuosa.
¿Dónde estuvo la Contraloría municipal cuando los proyectos fracasaban por
incumplimiento en el tiempo, pérdida de recursos, adiciones millonarias, improvisación y
desgreño? Se limitó a producir informes previamente conciliados con la administración,
develando algunas cosas insignificantes de las cuales se daba traslado a otros entes para
que allí durmieran el sueño de los justos. Es decir, demostró que es solo un ente
burocrático sin oficio y que lo mismo daría su supresión o inexistencia, mientras quienes la
dirigen se dobleguen ante sus controlados como lo hizo la nuestra en este período de
gobierno.
¿Cuál fue la función de la Procuraduría General de la Nación, entidad a la que se le rio en
su cara la administración, haciendo caso omiso de sus disposiciones sancionatorias y
obviando las inhabilidades de funcionarios? Callaron y dilataron los procesos de una
manera descarada mientras la impunidad insuflaba confianza en los corruptos que se
veían avalados por la indolencia. No es casual, por ejemplo, el silencio en el proceso que
tiene encartado penalmente al exalcalde; o que apenas el 3 de enero de 2024 se anuncie
la apertura de una investigación disciplinaria contra el exgerente de Ideas Mas, cuando la
denuncia se interpuso el 21 de noviembre de 2021. ¡Cuánto daño se causó en este
tiempo! ¿Por qué esperar a que saliera Carlos Mario para iniciar la investigación?
¿Cuál fue la función de los gremios, a quienes el ex alcalde les defraudó la confianza que
depositaron cuando les presentó la supuesta reactivación económica, y que no fue más
que otro escalón en el ascenso hacia el enriquecimiento personal y la ruina municipal?
Resignación, silencio, complicidad, lucro e indolencia. ¿Cuál es el sentido de los gremios, si
la ciudad donde tienen asiento se desmorona ante sus ojos y solo entregan indiferencia y
connivencia con el destructor?
¡Irresponsables, todos!
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Hay que abonarle sí al pueblo, al elector primario, al votante autónomo y al ciudadano
consciente que se manifestó en las urnas con una votación aplastante por el nuevo
alcalde, pues esta no solo fue una votación por el candidato, sino un castigo a una
administración perversa. Es el castigo de la democracia, y un golpe para los organismos
constitucionales que omiten sus funciones sin reato ni vergüenza.
Pero -no nos cansaremos de decirlo- el alcalde no puede luchar solo. La reconstrucción de
la ciudad es una tarea de todos y, aunque no lo creamos, las pequeñas cosas serán
definitivas para impulsar las grandes realizaciones. Un saludo amable, una atención cordial
a los clientes, no parquear en sitios prohibidos, respetar las señales de tránsito, ceder el
paso al peatón, alternar el paso de vehículos voluntariamente en puntos de
embotellamiento, no dejar ni recoger pasajeros en sitios no destinados para ello, no pitar,
no arrojar basuras a la calle, etc., son comportamientos que, si nos proponemos,
cambiarán el ambiente cotidiano y convertiremos a Manizales nuevamente en esa ciudad
envidiable para vivir. Son pequeños aportes del ciudadano del común, que
complementarían las grandes obras de la administración.
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(3) Hora de renacer
Jorge Enrique Pava Quiceno
En Manizales comenzamos 2024 con un aire nuevo, de esperanza, de tranquilidad y con
un espíritu de ilusión que se finca en una luz al final del largo y tenebroso túnel por el que
anduvimos los últimos años. Y se siente no solo en el ambiente festivo que, por fortuna,
nos extiende un poco más las fiestas navideñas y la rotación de dinero en la economía
local, sino en el optimismo de la gente y en la forma como se proyecta el ciudadano para
reemprender su camino.
Hay mucho por hacer. ¡Y rápido! Porque, a pesar de que el alcalde Jorge Eduardo Rojas
viene trabajando desde el mismo día de su triunfo electoral, el municipio de Manizales y
sus institutos descentralizados requieren de un minucioso análisis para determinar las
acciones que se deben emprender para recuperarlos o, en algunos casos, liquidarlos
definitivamente y erradicar vicios, enquistamiento de corrupción y trámites espurios que
legitiman la fuga de nuestros recursos.
Es una ardua tarea que, unida a la voluntad del ciudadano, conseguirá asegurar una
pronta mejoría y resultados en nuestra recuperación. Lo primero será determinar la
verdad de nuestra situación; posteriormente ver alternativas de solución; y, por último,
activar el plan de choque que se convierta en soluciones efectivas para salvar empresas y
recomponer el municipio.
Y desterrar el espejo retrovisor. El alcalde tiene la madurez y el conocimiento suficientes
para actuar en procura de soluciones, sin dejarse tentar por riñas pueriles y ridículas que
le plantean desde los rescoldos de la Bodeguita Verde o desde cuentas ya marchitas de
redes sociales; como también el conocimiento suficiente para gobernar bien, y la
sindéresis para que, después de conocer el presente, se enfoque en construir sobre las
ruinas, recomponer lo que queda de improvisados inicios, proyectar pensando en nuestro
desarrollo, y emprender las acciones legales, estructurales y de planeación y control.
La confianza es absoluta. El pueblo se manifestó en las urnas con la más alta votación de la
historia y en pocos días hemos visto cómo recuperamos la seriedad de la alcaldía, la
institucionalidad, el decoro por las costumbres y la efectividad de la administración
plasmada en orden, seguridad, autoridad y respeto. Diez escasos días del año (y del
gobierno) y vemos un cambio radical que nos nutre la esperanza de una ciudad
nuevamente por el camino del progreso, desarrollo y estabilidad financiera, económica y
social.
¡Creemos en Manizales! Sabemos de su capacidad para superar las adversidades.
Conocemos la voluntad de los líderes que sufrieron ese bajón anímico que los alejó de
hacer parte de la solución, y hoy reaparecen silenciosos pero efectivos, con todos los
ímpetus para contribuir en este renacimiento. Sabemos que la fuerza de una comunidad
culta, hidalga y amante de su tierra es más poderosa que cualquier desastre, y que esa
fuerza convertida en acciones superará la debacle que padecemos.
No es hora de lamentaciones, pues no conducen a nada. Ni de inculpaciones mediáticas,
que solo generan zozobra. Ni de llantos o plañideras. ¡Llegó la hora del renacimiento! Ese
renacimiento que requiere decisión, carácter, altruismo y trabajo. Llegó la hora de mostrar
la casta y enjundia que siempre hemos tenido y que, por razones del destino, las
enterramos en los últimos años.
Hagámosle honor a este texto extraído del Pregón de la Feria que, por fortuna,
recuperamos a partir de este año: “Incorpórate, pues, Manizales vibra y canta al amparo
de tu probada hidalguía, bajo la transparencia abierta de su cielo sobre el plinto verde de
tu colina, enciende nuevamente las fogatas del entusiasmo y echa a volar otra vez en el
viento los cascabeles de tu alegría y de tu risa.”.
Y como no es función del gobernante juzgar ni castigar, tenemos que confiar en que la
justicia hará lo suyo. ¡Mientras tanto, dediquémonos a incorporarnos y a renacer! ¡La hora
es ya!
JORGE ENRIQUE PAVA QUICENO
C.C. 10.259.699 DE MANIZALES