Cuando disminuye la tasa de interés que cobra el banco central de un país a los bancos comerciales, conocida como el interés de referencia, el crédito se vuelve más barato, lo que incentiva tanto el consumo como la inversión. Un aumento del consumo demanda mayor producción y la mayor producción demanda mayor inversión en agricultura, servicios, fábricas…
Además, una disminución en la tasa de interés de referencia hace menos atractivo ahorrar en la moneda local, lo que devalúa la moneda y encarece las importaciones por culpa de los dólares caros, esto es, con un tipo de cambio elevado se protegen la producción y los servicios domésticos.
Entiendo que la recomendación del Fondo Monetario Internacional radica en iniciar la reactivación de Colombia de acuerdo con los párrafos anteriores: rebajando el interés de referencia, resultado de lo cual se devaluaría la moneda, la producción doméstica se elevaría y con el aumento de la oferta descendería la inflación, el déficit en la balanza de pagos mejoraría, y finalmente, el empleo y la distribución del ingreso también se reactivarían.
Pero el gobierno del presidente Gustavo Petro Urrego ha hecho todo lo contrario, ha venido elevando el interés de referencia en lugar de reducirlo, con el fin de rebajarnos una elevada inflación de dos dígitos. Algo, sí, se ha reducido, mas no lo suficiente; pero el déficit en la balanza de pagos ha aumentado y el crecimiento del PIB se ha tornado alarmantemente bajo.
Conviene reconocer que el PIB no es un indicador perfecto, puesto que desconoce los miles de mujeres que laboran día y noche, porque no distingue si su crecimiento se debió a la producción de armas o si es el resultado de los aumentos en los subsidios, la burocracia, la propaganda…