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¿El brazo de FECODE operará en la elección del 29 de mayo?

Eduardo Mackenzie   

El Registrador Nacional Alexander Vega Rocha tuvo la oportunidad de explicar qué había ocurrido el 13 de marzo pasado. La revista Semana lo entrevistó el lunes pasado durante una hora. La argumentación de Vega es simple: “No hubo fraude, sólo hubo algunos errores humanos en el preconteo de Senado por cuenta de unos jurados de votación”. El más grande ensayo general de fraude electoral de los últimos años en Colombia fue trasformado así por Alexander Vega en un incidente sin importancia.

Vega tiene un lema para este tipo de discusión con los periodistas: “No hubo fraude pues en Colombia no hay posibilidad de que haya fraude”.  En consecuencia, él mismo se absolvió: “No hay motivo para que [yo] renuncie” a la dirección de la Registraduría Nacional del Estado Civil.

Luego todo va bien. La elección presidencial en mayo será de lo más puro que hay en materia electoral.

Empero, si miramos en detalle lo que dijo Vega, la inquietud continúa y los motivos para ello no son pocos. No es cierto que en las otras votaciones del 13 de marzo –para Cámara de Representantes, “curules de paz” y consultas partidistas--, todo haya sido “perfecto”, como él dice. Por ejemplo, en el video, Semana mostró dos formularios E-14 de la consulta interpartidista, de una mesa en Rionegro y otra en Cali. En ambos formularios hay tachaduras, resultados numéricos absurdos y votos faltantes. Y, en ambos, el perjudicado es Fico Gutiérrez.

Pero eso no lo vio Vega. ¿Cuántos votos de Fico se perdieron así? Nadie responde.

El Registrador Nacional admite que hubo “irregularidades” en 23.000 mesas de votación, de las 112.000 mesas en total, y que en aquellas  hubo 5.109 mesas donde él comprobó que hubo “actuaciones dolosas” por parte de los jurados. Son cifras enormes, pero eso no parece molestar al Registrador. Él estima que todo ha sido superado pues “esas mesas ya fueron recontadas por los jueces”. Pero no dijo de dónde, de que regiones, departamentos y ciudades, eran esas mesas y donde ocurrió ese reparador “recuento” de votos “por los jueces”.

Vega tampoco explicó qué relación existe entre los delitos electorales cometidos en 5.109 mesas y el medio millón de votos que le aparecieron sorpresivamente al Pacto Histórico al día siguiente del escrutinio. Vega no explica todavía de dónde salieron esos votos mágicos.

Semana insistió, por otra parte, en las enmiendas que él podría ordenar para evitar un tal caos en la elección presidencial. Vega respondió que ello descansará sobre dos pilares principales: “Vamos a excluir a los jurados que actuaron en las 5.109 mesas” donde hubo actos de dolo y “vamos a acudir de nuevo a los docentes”. En otras palabras, Vega acudirá de nuevo a FECODE para que ocupen los cargos de jurados, en compañía de tres categorías sociales más “para que las mesas no queden homogéneas” (sic). Pero Vega no definió las otras categorías. Solo dijo que habrá en las mesas miembros de las campañas políticas, miembros de “entidades privadas” (?) y empleados públicos (¿más activistas de FECODE?).

El otro gran invento de Alexander Vega contra el fraude eventual futuro fue esto: la planilla de voto con las fotos de los candidatos será “más grande”. ¡Colosal idea!

La queja formulada por la prensa en el sentido de que miles de jóvenes jurados no sabían qué hacer el día electoral pasado, y que era evidente que la formación ofrecida por la Registraduría había sido deficiente, fue desechada por Vega: el Código Electoral, dijo, no obliga a los jurados a seguir la capacitación.  Y, de todas maneras, el 80% de los jurados fueron capacitados. El gran misterio para Vega es por qué los jurados diligenciaron bien los votos para Cámara, “curules de paz” y consultas partidistas y cometieron errores o “actuaron con dolo únicamente en los formularios sobre la elección de senadores”.

La respuesta más extraña que dio el Registrador Nacional a Semana tiene que ver con una movida totalmente ilícita y abusiva realizada dos días antes de la elección del 13 de marzo por el jefe de la coalición Pacto Histórico. Gustavo Petro, en efecto, envió por twitter una instrucción arbitraria a todos los jurados de votación: “A todos los jurados en las elecciones en el país les solicito usar asteriscos en los formularios que quedan en blanco al entregar los resultados”.

Vega admitió que ese mensaje es cierto: “El trino del senador Petro, como tantos otros, dieron presión a que los jurados diligenciaran y omitieran sin cumplir la instrucción que habíamos dado en la Registraduría de que sólo se podía poner asteriscos en las casillas de los votos”.

Alexander Vega concedió que, en vista de ese trino de Petro, “muchos testigos electorales le exigían a los jurados de votación llenar los formularios E-14 con ese signo”.

El día de la elección, la instrucción de Petro creó un caos en miles de mesas de votación donde los jurados, bajo la presión de los testigos petristas, tuvieron que llenar innecesariamente de asteriscos miles de casillas en los formularios, lo que en algunos casos desató gestos de rechazo y exasperación. Muchos de los jurados, en la noche del 13 de marzo, terminaron rayando violentamente los formularios en un clima de cansancio, presión y urgencia creado por el trino del jefe del Pacto Histórico. 

A pesar de la gravedad de la iniciativa de Petro, débilmente denunciada por el Registrador Vega Rocha, ni la Registraduría, ni el CNE, ni la Fiscalía, ni la Procuraduría han dicho que quieren investigar ese asunto y los efectos de esa intromisión abusiva en el proceso de escrutinio de las elecciones legislativas del 13 de marzo pasado, ni han sugerido siquiera que tal acto ilegal merece ser sancionado.

Con tal precedente de impunidad la pregunta es: ¿Qué inventará Petro para crear caos en la elección presidencial? Si su maniobra no es sancionada él tiene vía libre para crear disturbios entre los miles de jurados y alterar los ánimos del electorado el próximo 29 de mayo.

Publicado en Columnistas Regionales

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