Columnistas Nacionales
Rafael Rodríguez-Jaraba*
Ha transcurrido una semana de la proclamación de Gabriel Boric como presidente electo de Chile, y el vandalismo de nuevo se tomó las calles y las instituciones chilenas, y ya existen señales ciertas del desplome de su mercado y economía. Días duros, muy duros y aciagos le esperan a Chile.
José Alvear Sanín
No hay comunismo bueno, ni socialismo tampoco. Pero como hay versiones peores, vale la pena hablar de ellas.
Ariel Peña
Se pretende hacer creer que así como en el Perú ganó la presidencia de ese país Pedro Castillo, un comunista confeso, y en Chile triunfo en los comicios del 19 de diciembre el también marxista Gabriel Boric, entonces según los seguidores del Pacto Histórico en Colombia, se puede elegir a un candidato con ideología totalitaria, que para el caso nuestro sería Gustavo Petro; lo cual es alejado de toda lógica, puesto que las situaciones de Chile y Perú son bien diferentes a la colombiana, porque en esas dos naciones el electorado se equivocó y más adelante se verán las consecuencias.
Pedro Aja Castaño
Se me ocurrió la parábola que sigue porque en política un buen paraguas representa un compromiso real. Mientras que un hermoso techo con rotos disimulados por sombrillas es una solución temporal, adecuada a menudo a una política de partido, y no a una decisión que representa una política de estado.
Hernán González R.
Escribo los comentarios a continuación usando como referencia el magazín científico de la emisora alemana, la Deutsche Welle (DW), titulado: ´Visión Futuro´ del día 15 de noviembre del año en marcha y con base en los artículos de la Energy Information Administration, la encargada de las estadísticas en los Estados Unidos. Existen numerosas referencias para consultar en Google, por ejemplo, digitar: Hidrogen as fuel. Cars using hidrogen as fuel.
José Félix Lafaurie
Con título de eliminatoria, hoy es obligado comparar el triunfo de Boric en Chile, con la posibilidad de algo similar en Colombia con Petro, quien lloró con la noticia y calificó ese triunfo como un presagio del suyo y el de una nueva “marea rosa” que amenaza a Latinoamérica.