Columnistas Nacionales
Jesús Vallejo Mejía
Hay que aceptar que Gustavo Petro ganó la elección presidencial en buena ley. Si hubo fraude, la compra de dos millones de votos que denunció Ingrid Betancur o se presionó indebidamente a los electores en las zonas cocaleras, carecemos de elementos de juicio para dilucidarlo. En consecuencia, salvo que los escrutinios finales arrojen alguna sorpresa, siguiendo los cánones democráticos Petro tiene derecho de poner en ejecución su programa de gobierno y ejercer sus funciones con la gente que decida. Empero, hay también el derecho de exigirle que actúe de conformidad con el marco institucional y respete los compromisos adquiridos con la comunidad.
Mario Hernández M.
Triste destino el que se nos avecina a los colombianos con la llegada de Petro.
Alfonso Monsalve Solórzano
Ya todo está prácticamente dicho. Si el mensaje de defensa de la democracia caló en la mente de la mayoría de los ciudadanos que votamos este domingo, estaremos entre las 5 y de la tarde y la 7 de la noche, festejando; de lo contrario, lamentando la derrota, debemos comenzar a prepararnos para el largo invierno que recorrerá Colombia por mucho tiempo.
Jesús Vallejo Mejía
El próximo domingo se decidirá la suerte de Colombia. Los resultados de la elección presidencial determinarán si la nuestra continuará siendo una democracia liberal o entrará por el camino de las que ahora con cierto eufemismo suelen llamarse las democracias iliberales, que se acercan al totalitarismo liberticida.
José Félix Lafaurie
Mi voto por Rodolfo Hernández ya está cantado, pero hoy intento convencer a quienes aún no logran distinguir la verdad de la mentira que atiborra las redes, para decidir frente a una disyuntiva sin antecedentes: democracia y libertad con Hernández; socialismo y dictadura con Petro. Por ello, más allá del voto “antiPetro”, quiero destacar los valores que encuentro en quien será el próximo presidente de Colombia.
Rafael Nieto Loaiza
Vuelvo a decirlo: las de este domingo no son unas elecciones típicas. Son, por distintos motivos, extraordinarias. Lo son porque uno de los candidatos amenaza el modelo democrático y la economía de mercado. Lo son porque, a diferencia del resto del Continente, que en las dos décadas anteriores se vio azotado por una marea roja, por primera vez en Colombia un candidato de izquierda puede ganar.