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Eduardo Mackenzie                                                                                     

¿Qué hay detrás de las pseudo revelaciones del presidente Gustavo Petro sobre una supuesta compra de un software israelí con dineros de origen misterioso y todo bajo control de la Dipol (Dirección de Inteligencia Policial de la Policía Nacional de Colombia), en una fecha incierta (él indica vagamente cuatro meses de 2021)? ¿Petro busca desatar una caza de brujas dentro de la Dipol y enlodar al general (r.) Jorge Luis Vargas Valencia, director de la Policía Nacional durante el gobierno de Iván Duque (1), y al general Fernando Murillo Mojica (2), director en esa época de la Dipol? ¿Esa supuesta noticia busca desordenar aún más ese servicio para que la inteligencia policial quede exclusivamente en manos de terceros y de ex guerrilleros del M-19?

El ocupante de la Casa de Nariño dijo que la Dipol había comprado “ilegalmente” el software Pegasus “para espiar celulares en medio del estallido social y antes de las campañas” electorales de 2021-2022, y que la Dipol había pagado en total 11 millones de dólares en efectivo y trasladado clandestinamente esa suma a Tel Aviv en dos vuelos privados.

Nada de eso ha sido comprobado hasta el momento de redactar esta nota. Sin embargo, esa insólita declaración de Gustavo Petro sí le crea nuevas dificultades al Estado colombiano.

Petro afirmó que la UIAF-Colombia (Unidad de Inteligencia y Análisis Financiero) le había ofrecido esa historia rocambolesca y que ésta la había obtenido a su vez de un organismo suizo equivalente de la UIAF. En su página en X, el presidente escribió textualmente: “Aquí leo la carta de la autoridad suiza de transacciones financieras donde se revela los viajes y montos de dinero en efectivo que usó la Dipol”.  El diario antioqueño El Colombiano informó que tras la acusación de Petro “las autoridades suizas han mostrado disposición para colaborar con sus homólogos colombianos”.

Resulta que la UIAF, desde febrero de 2000, hace parte del Egmont Group of Financial Intelligence Units, una organización internacional integrada por las unidades de inteligencia financiera de muchos países. EG concentra e intercambia información sensible entre los miembros que luchan contra el crimen organizado, el lavado de dinero y el financiamiento del terrorismo. A condición, claro está, de que el uso de esa información respete los criterios de confidencialidad absoluta elaborados por el Grupo.

El 4 de septiembre pasado, Petro burló tales requisitos súbitamente al leer en público un informe confidencial, luego de decir: “Como soy el presidente de la República, y como no obedezco en este momento relaciones diplomáticas con Israel por el caso Gaza, me salgo de esta prohibición”. Esa ruptura de la confianza entre el Estado colombiano y el citado organismo perturbará sin duda la presencia de Colombia en ese grupo y su acceso a esa información indispensable.

¿Por qué Petro cometió tal desafuero? ¿Cumple él la tarea de aislar más a Colombia de organismos que ayudan en la lucha por la seguridad, contra el terrorismo internacional y contra el tráfico de drogas, así como él había roto, con falsos pretextos, las relaciones diplomáticas con Israel, país que compraba carbón colombiano y ayudaba a Colombia en el mantenimiento de sistemas de defensa y de aviación de combate?

La carta leída por Petro el 4 de septiembre dio referencias muy precisas sobre cuentas bancarias (de la firma israelí NSO, creadora de Pegasus) encontradas, según Petro, en las bases de datos de Impa-Suiza, así como una cuenta del Bank Hapoalim y reportes de “actividad inusual” en transacciones de divisas “de instituciones financieras israelíes”.

¿Por qué un organismo suizo estaría enterado de eso? ¿Por qué los servicios suizos tenían hasta las fechas de los pagos y el detalle del traslado de dinero colombiano en dos vuelos? ¿De qué nivel es la actividad de inteligencia de Suiza en Israel y Colombia? ¿Qué pretende Petro al enredar a tres países en ese embrollo (Colombia, Israel y Suiza)?  Poco después, alguien le hizo saber a El Colombiano que Petro se había equivocado y que al leer su papel el 4 de septiembre en lugar de decir Israel dijo Suiza. ¿Es creíble esa explicación? ¿Sólo fue un desatino verbal?

Petro insiste en diabolizar la supuesta adquisición de Pegasus. ¿No es éste un dispositivo indispensable para un país como el nuestro que tiene que vérselas con mafias y peligrosos carteles mexicanos, colombianos y europeos y con numerosos aparatos de espionaje extranjero? ¿Los servicios de seguridad de Colombia deben estar cada vez más desguarnecidos?  ¿Por qué esa locura suicida contra el país?

Gustavo Petro afirma que Pegasus fue comprado por la Dipol en medio del “estallido social”. ¿El presidente busca montar un tribunal stalinista para que traslade a otros la responsabilidad de lo que hicieron las fuerzas narco-comunistas en el intento de golpe de Estado de mayo de 2021 contra el gobierno de Iván Duque?  Petro trata de blanquear los asaltos, asesinatos e incendios cometidos por la subversión en 2021 en varias ciudades calificando esa ofensiva terrorista como un “estallido social”. Tal calificativo legitima esas atrocidades: las muestra como una reacción defensiva de la sociedad contra una dictadura psicópata, amoral y destructora.  La narrativa del “estallido social” busca ocultar el papel de Gustavo Petro en ese levantamiento, por lo que él tendrá que responder un día ante la justicia.

La “información” que dio el pasado 4 de septiembre, sobre esa supuesta compra de Pegasus, de la cual no hay rastros hasta hoy en los archivos de la Policía Nacional, tiene, por otra parte, un origen dudoso: Petro leyó un documento, pero no entregó a los medios un facsímil de éste. ¿Hasta qué punto lo que Petro leyó fue arreglado por sus servicios –no por la agencia suiza de inteligencia financiera-- para alentar una campaña difamatoria contra la Dipol, dos generales en uso de buen retiro y contra el expresidente Iván Duque?

¿Es que Petro quiere, además, afectar la UIAF-Colombia? Ese organismo es muy útil. Es la entidad, como dice su página web, “responsable de recopilar, analizar y compartir información financiera con el fin de prevenir y combatir el lavado de activos y la financiación del terrorismo.” ¿Desbaratar ese organismo es una exigencia de las organizaciones narco-comunistas que están creando un sistema de impunidad mediante la llamada “paz total”?

¿Por qué Petro finge ignorar que su propia administración, por boca del ministerio de Defensa, negó la compra de ese software especial? La carta que leyó Petro el 4 de septiembre no es una prueba. ¿Qué pruebas tiene realmente el Ejecutivo de esa misteriosa adquisición y por qué no las puso a disposición de la prensa colombiana?

No es imposible que en este asunto también esté metida la mano de alguien interesado en profundizar la ruptura diplomática entre Israel y Colombia. Es bien sabido que el primero que habló de la supuesta compra de Pegasus por Colombia fue un periodista israelí, Gur Meggido, en un artículo del 26 de marzo de 2024. Él aseguró en el diario Haaretz que el dinero (13 millones de dólares, dos más según él) fue enviado por Colombia a Tel Aviv en un avión privado el 27 de junio de 2021. Pero Meggido no mostró qué pruebas tiene de ese episodio.

Meggido agregó: “Yair Kulas, jefe del departamento de asistencia a las exportaciones del ministerio de Defensa, participó en transacciones que causaron revuelo. Pero el nuevo gobierno de Benjamin Netanyahu lo rescató.” Gur Meggido es un redactor del diario Haaretz, un periódico de izquierda israelí violentamente anti-Netanyahu. Ese diario no oculta su oposición a las políticas tradicionales de seguridad de Israel. Es un medio cuyo radicalismo “progresista” lo ha llevado a cometer excesos como difundir mensajes no solo anti-Israel sino antisemitas (1).

¿El texto de Gur Meggido sobre la venta a Colombia del software Pegasus buscaba dañar las relaciones entre Colombia e Israel? ¿Hay una conexión entre eso y las “revelaciones” del presidente colombiano?

(1).- Bogotá y Colombia le deben mucho al general (r.) Jorge Luis Vargas pues durante su desempeño oficial luchó con éxito contra el terrorismo, el narco y la corrupción. El impuso más de 2.400 sanciones para construir una Policía más transparente y dinámica. El general Vargas creó la Dirección de Investigación Criminal e Interpol (Dijín), una célula investigativa de alto nivel. Durante su carrera, él lideró la captura de 67.400 delincuentes, lo que incluyó jefes del cartel de Cali y de las Farc, como la baja de alias Raúl Reyes y del Mono Jojoy y la captura de Otoniel, jefe del Clan del Golfo, en diciembre de 2021. El general Vargas recibió 367 felicitaciones, condecoraciones y medallas nacionales y 17 reconocimientos Internacionales. El obtuvo la Orden de Boyacá, la Gran Cruz José María Córdoba, la Medalla Batalla de Ayacucho, la Cruz al Mérito de la Fuerza Aérea y la medalla del Congreso de la República de Colombia.

(2).- Fernando Murillo Orrego, general (r.) de la Policía Nacional, luego de 36 años al servicio de Colombia, se retiró voluntariamente en septiembre de 2022. El dirigió la operación Agamenón, que capturó en 2021 al narco Dairo Úsuga, alias Otoniel, jefe del Clan del Golfo. En 1993, Murillo Orrego hizo parte del Bloque de Búsqueda que dio de baja al narcotraficante Pablo Escobar. Como director del Gaula y con su equipo de 1 600 hombres y mujeres rescataron a 200 personas y capturaron a más de 2 500 extorsionistas y más de 700 secuestradores.  En coordinación con la Interpol, él logró la ejecución de 36 retenciones por notificación roja, 11 capturas nacionales, 31 capturas con fines de extradición, 99 extradiciones pasivas y 10 extradiciones activas. En enero de 2024, el general (r.) Murillo, fue nombrado jefe de seguridad de Fedegán. José Félix Lafaurie, presidente de ese importante gremio, reveló que el general Murillo cuenta con más de 250 felicitaciones en su hoja de vida y recibió más de 150 reconocimientos y medallas por su labor. Explicó que la extorsión y los secuestros de ganaderos aumentó en todo el país y que por ello el gremio debe ser asesorado por “alguien que ha enfrentado a los grupos armados por muchos años, dando resultados”.

(3).- Un ejemplo: Yossi Klein, un columnista de Haaretz escribió en mayo de 2023, el texto “más irresponsable, vil y antisemita que se haya visto jamás en Israel”, según Elder of Ziyon, un blog americano pro-Israel. Klein aseguró, en efecto, que los judíos sionistas disfrutan asesinando a niños homosexuales. “Matar a niños está diseñado para causar dolor, para golpear el lugar más sensible de todos. No se trata de detener el terrorismo, se trata de disuadir a los terroristas y hacernos felices”, escribió Yossi Klein. Elder of Ziyon advirtió que ese texto “es una incitación al asesinato de judíos” y que “la difamación medieval de la sangre, que sirvió de pretexto para el asesinato de miles de judíos, afirmaba que los judíos asesinaban a niños gentiles para utilizar su sangre como parte de un ritual religioso”.  Elder of Ziyon anotó: “los medios árabes palestinos traducen periódicamente editoriales de Haaretz de gente como Gideon Levy y Amira Hass para incitar al odio y justificar el terrorismo” y, en este caso, “no perdieron el tiempo traduciendo el texto de Yossi Klein” y esa infamia “está ahora disponible para cientos de millones de otras personas, para hacerles hervir la sangre”.

Publicado en Columnistas Nacionales

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