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Eduardo Mackenzie                                  

La islamización de la juventud colombiana avanza con la ayuda del gobierno de Gustavo Petro. Y sin que los responsables políticos abran la boca, sin que los medios investiguen, sin que la Iglesia católica se dé por aludida, aunque eso ocurre ante las narices de todos y de la manera más evidente. ¿Debemos sorprendernos? Sabemos que lo evidente a veces es muy difícil de descifrar.

Una muestra de eso ocurrió antier en Bogotá. La Plaza de Bolívar fue el escenario de un nuevo concierto de “solidaridad con Palestina”. Las entradas fueron gratuitas y los siete grupos rockeros extranjeros que habían sido invitados, transportados, alojados y pagados entraron en acción. Las bandas venían, dice la prensa, de Cuba, Venezuela, México, Chile, Panamá, Argentina y Colombia. El “concierto de la esperanza”, como fue estampillado por los organizadores, fue un éxito. Miles de adolescentes llenaron la Plaza de Bolívar. King Changó comenzó el espectáculo, seguido por el no menos llamativo grupo chavista Desorden Público. Todo al frente de un ominoso símbolo: una enorme bandera palestina, con la frase “alto al genocidio”, ocultó la tercera parte de la fachada del Congreso de Colombia.

De pronto, un hombre de 65 años, de barba y cabellos blancos, disfrazado de joven, apareció en la tarima, tomó el micrófono y leyó un discurso: “Celebremos este gesto de amor universal y la valentía de quienes persiguen un mundo más libre”, dijo. El hombre lucía una cachucha obscura, un kefié palestino, bluyines y sweatshirt azul. Era Raouf N. A. Almalki, el embajador de Palestina en Bogotá (1), un diplomático que estima que “Israel es la base de los Estados Unidos en Medio Oriente”, que los palestinos tienen derecho a utilizar la violencia; que la única salida al conflicto en Medio Oriente es “la retirada de Israel del territorio palestino ocupado y la creación de un Estado Palestino sobre esa tierra, nada más.” (2).

Un concierto de ese mismo talante había sido realizado el 23 de febrero de 2024, también al frente del Capitolio Nacional, por la administración Petro. La fórmula para esos ejercicios de propaganda extremista es archi conocida: atraer jóvenes con la promesa de ver rockeros y raperos exóticos y participar en una fiesta callejera de “empatía”, “solidaridad” y “amor”, para dejarles la idea de que “todas las prácticas y políticas de Israel son genocidas en contra del pueblo Palestino” y que los judíos son los nuevos nazis que controlan el mundo. (3)

Esta vez esa grotesca retórica de odio, racista y antisemita fue más explícita y hasta la mano sangrienta de la organización Hamás planeó sobre la multitud como un mefítico reptil. Al final de la arenga de Almalki apareció una mujer en la tarima y pidió a la multitud que repitiera con ella: “Desde el río hasta el mar, Palestina vencerá”. Pero la gente no obedeció. El grito de guerra central de Hamás, lanzado desde 1987, que reaparece en las manifestaciones palestinas en Europa y Estados Unidos, sobre todo desde las atrocidades antijudías del 7 de octubre, no fue coreado por la multitud bogotana (4).

“Desde el río hasta el mar” quiere decir que Hamás trabaja para destruir Israel, la única democracia del Medio Oriente; que su línea no es negociar ni crear un Estado palestino estable sino exterminar la población judía desde el río Jordán hasta el Mar Mediterráneo, para que no quede de ella huella alguna. 

Así, bajo esa divisa terrorista, fue realizado el concierto “de la esperanza”, patrocinado por el gobierno de Gustavo Petro. Ese fue el “mensaje de paz” que lanzó Hollman Morris, financiador, con dinero ajeno, del evento, tras abrazar al afable señor Almalki.

Según el concejal de Bogotá Daniel Briceño esa fiesta le costó a Colombia más de medio millón de dólares estadounidenses: 561.945,63 exactamente. Ese dineral, con el que se habría podido edificar cinco o más colegios, no le pareció exorbitante a Morris quien lo sacó sin tropiezos de las arcas de RTVC, una empresa de derecho público que Petro le encomendó (5). Morris montó en cólera e insultó a Briceño pues éste denunció la víspera el enorme despilfarro. A lo que el concejal respondió: “No es persecución contarle al país que mañana en ese concierto se van a derrochar 2.294.656.270 pesos en plena crisis fiscal”. La Silla Vacía agregó que la empresa contratada para montar el evento es Evenpro, representada por Alfredo Villaveces.

Envuelto en una bandera palestina, Holman Morris tuvo en la tarima su momento lírico: proclamó que “la solidaridad es la ternura de los pueblos”.  Y para repetir el estribillo petrista del “genocidio” lanzó: “Es momento de rechazar el genocidio palestino”.  ¿Ternura? ¿Pudo Morris pensar un segundo lo que significa la frase “desde el río hasta el mar” para la comunidad judía de Colombia? ¿Y para los habitantes de Israel y para los judíos del mundo entero? ¿El masivo ataque de Hamás en suelo israelí el 7 de octubre de 2023 fue un acto de ternura?

Ese trágico día los bárbaros salieron de sus túneles, cruzaron la frontera por tierra, mar y aire y atacaron por sorpresa con fusiles un festival de música. Entraron enseguida a varios kibutz y mataron a más de 1 400 personas. Torturaron, asesinaron y decapitaron con hachas y cuchillos a decenas de mujeres, jóvenes, ancianos, niños y padres de familia. Y convirtieron a 239 civiles y militares en rehenes, de los cuales menos de una centena siguen vivos hoy. Todo eso comenzó en la madrugada con los miles de cohetes que lanzaron contra Tel Aviv y Jerusalén.

Fue eso lo que el embajador llamó “amor universal y valentía”. Si las fuerzas de Israel no hubiesen desatado una guerra defensiva para aniquilar definitivamente Hamás ese habría sido el comienzo de la operación para lanzar al mar a todos los judíos de Israel. Como Hamás se esconde en hospitales, edificios y barrios para protegerse, la población palestina ha pagado un alto precio en vidas humanas por el 7 de octubre. Al usar a la población palestina como escudo Hamás es el verdugo del pueblo palestino. Tal es la verdad que Gustavo Petro no quiere que los jóvenes colombianos descubran.

(1).- Palestina fue reconocida como Estado por Colombia el 7 de agosto del 2018 el último día del gobierno del presidente Juan Manuel Santos.

(2).- Ver: https://larazon.co/nacion/raouf-almalki-embajador-de-palestina-en-colombia-el-pueblo-palestino-esta-dispuesto-como-siempre-lo-ha-estado-a-luchar-por-su-libertad/

(3).- El 2 de enero de 2024, Petro anunció una serie de conciertos en varias ciudades de Colombia para aplaudir subrepticiamente la matanza en Israel cometida por Hamás el 7 de octubre de 2023. Ver: https://lalinternaazul2.wordpress.com/2024/01/05/preparan-un-concierto-antisemita-en-bogota/

(4).- Ver: https://twitter.com/RTVCco/status/1809399200028725593

(5).- RTVC es una sociedad de derecho público que controla y gerencia los canales públicos de televisión Señal Colombia y Canal Institucional, así como las emisoras Radio Nacional de Colombia y Radiónica.  Ese organismo “es un canal oficial de desinformación” afirma el concejal Daniel Briceño.

Publicado en Columnistas Nacionales

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