Petro hará lo imposible porque es soberbio, no ha aceptado ni aceptará claras sugerencias de los técnicos que mucho han aportado, los oye, pero no los escucha, porque todo lo que difiera de su narcisismo le resbala. Pero las cosas tienen su lado oscuro, el emperador no se parará en pelos, tratará por la puerta de atrás desmantelar las EPS, la presentará de nuevo, o incrementará la mermelada, amanecerá y veremos.

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Todo gira alrededor de ganar las elecciones de 2026, lo que no ha parado de anunciar, para atornillarse en el poder o, cómo lo hizo Chávez, dejar allí a su sucesor, entre los cuales hay varios candidatos peligrosos. Todo su montaje está como en el Chapulín Colorado, fríamente calculado: la milicianización ya empezó con las guardias indígenas, o campesinas, si así prefieren llamarlas, con los subsidios para “que no maten” que recibirán cien mil “jóvenes desadaptados” y, para que nadie se atraviese, siguen apabullando nuestras gloriosas Fuerzas Armadas, además de recluirlos en los cuarteles, dejan en tierra aviones y helicópteros a los que no se les da mantenimiento por cancelación de los contratos y la no asignación de recursos para la compra de repuestos. Además, se pelea con los principales proveedores para, como es costumbre, echarle a otro la culpa.

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No estoy muy de acuerdo con mi colega, el columnista Saúl Hernández, sobre la falta de masa crítica en las marchas, pese a la falta de recursos, por lo menos en Medellín y Bogotá fueron apoteósicas, nunca había participado tanta gente, y así el emperador pretenda ignorar el mensaje, este fue claro y contundente, el desgobierno no es bien visto, las reformas menos, y, en mi humilde concepto, al menos el senado lo entendió y, por mayoría, la comisión séptima presentó ponencia negativa a la reforma a la salud. Al emperador le resbala; pero la tiene compleja. Hay que mejorar las marchas sin abusar de ellas, debe continuar firme la protesta, entre otras razones, para que los gremios despierten y la “clase dirigente” se pellizque e ignore las falsas invitaciones del emperador y su mano derecha, Laura Sarabia, para “consensuar” lo que la arrogancia impide.

El Rincón de Dios

“Ante una persona soberbia solo nos queda ser humildes, un día su edificio se derrumbará.” Papa Francisco