La política de seguridad fue reemplazada con el discurso de la “Paz Total”, según el cual las ofertas del gobierno serán suficientes para desmantelar las organizaciones criminales, iniciando con ceses al fuego, que en la práctica ha significado el despeje de varios territorios bajo la promesa de desmovilización.
El repliegue de las FFAA dejó que los ilegales tomaran control territorial: hoy tenemos ciudadanos que ya no viven en el Estado de Derecho sino bajo el estado del terrorismo que usurpa el lugar de las autoridades. Tenemos más de 20 mil hombres en armas en varias regiones. En lo corrido del año (a octubre), la trata de personas aumentó un 34% (698 casos), el secuestro total aumentó un 72,3% (286 personas), la extorsión un 13% (8.553 casos), la voladura de oleoductos un 94,7% (37 casos), el hurto a personas un 9% (308.426 hurtos),y el hurto a vehículos un 1,9% (32.679 casos).
A esto hay que sumarle el poderío económico de los ilegales. La nueva política antidrogas -que se basa en hacer poco y promover la legalización- tampoco ha sido exitosa, la cocaína erradicada cayó un 74%. Aunque el Presidente presume que las incautaciones de droga aumentaron 11,6%, falta observar si el aumento es real o, si por el contrario, el aumento de los cultivos y productividad estamos ante una disminución neta.
La reforma tributaria de Petro también afectó al comercio y los consumidores. A octubre del 2022, la producción de la industria manufacturera cayó un 5,9% y el personal ocupado un -1,9%. El sector minorista decreció un 9,3%. Según Fenalco, para noviembre, el 26% de empresas del sector de comercio reportaron caídas en ventas. Las exportaciones disminuyeron en un 1,5% y las importaciones un 26,2%.
Con el aumento del IVA para el sector turismo, la quiebra de dos aerolíneas y la nula ayuda del gobierno, el tráfico nacional aéreo en lo corrido del año (a agosto) cayó un 11%, en ciudades que dependen del turismo como Santa Marta la caída fue del 24%, en San Andrés del 38%, y en Pereira del 24%.
El Gobierno destruyó el programa de “Mi Casa ya” que ha beneficiado a más de 292 mil hogares. Para septiembre la venta de vivienda VIS caía un 46,8% y la vivienda no VIS un 34,3%. Para el tercer trimestre todo el sector constructor presentó un decrecimiento del 8% del PIB.
Aunque la inflación ha cedido, las normativas del gobierno la tendrán al alza. El impuesto saludable que inició en noviembre incluye pastas, galletas, productos de panadería, cereales, aderezos, helados, mermeladas, mantendrán la inflación de alimentos por encima del 8%. El sector transporte para octubre tiene ya un crecimiento en los precios del 16,54% como resultado del aumento de precios de gasolina. Y los precios de los servicios públicos, que aún están por encima del 8,75%, enfrentarán otro aumento como consecuencia del fenómeno del niño que se pronostica fuerte para los primeros meses del 2024. Con el sobre impuesto de renta, que puso el presidente a las hidroeléctricas, el golpe será más duro para los colombianos en los recibos de energía.
La confianza del país sigue deteriorada y la desfavorabilidad del presidente (aprox. 70%) no contribuye. La confianza al consumidor sigue en terreno negativo con -20,9%, el índice de condiciones económicas está en -28,9% y el de Confianza Industrial en -3,7%. El Presupuesto General dejó desfinanciada la salud en cerca de 10 billones pero sí alcanzó para el Ministerio de la Igualdad que costará 900 mil millones en burocracia y solo tendrá 400 mil millones para inversión.
Es un Gobierno con más discurso que resultados. Sus logros tienen más impactos negativos que positivos sobre los colombianos. Ojalá la Navidad les sirva para repensar y superar la idea de que en Colombia no hay nada y empezar a construir sobre lo construido. Nos iría mejor a todos.
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(2) Los abismos que nos rodean.
Paloma Valencia
Empezamos un año lleno de preocupaciones, la gran mayoría afincadas en las decisiones erráticas y equivocadas del Gobierno. Será, sin duda, un año difícil.
La perspectiva de crecimiento económico no es alentadora. Malos crecimientos generan pobreza y desempleo. Tiene que ver con la excesiva reforma tributaria del Gobierno que colocó a Colombia como uno de los países con mayor impuesto a las empresas. Ahora, hablan de ponerle más impuestos a las personas naturales que tampoco dan más. Es cierto que en Colombia muy pocos pagan impuestos, pero los que ya pagan no dan para aumentos. Ampliar la base tributaria, como lo propuso el exministro Carrasquilla, sería ridículo para este Gobierno, pues esa medida llevó a la convocatoria del paro nacional por el entonces senador Petro.
Muchos sectores económicos afectados. Empezamos por la modificación del programa ‘’Mi casa ya’’, que ha generado un gran impacto en la construcción. Pasamos a los problemas del sector energético que van desde la prohibición de nuevas exploraciones -para concentrarnos en sacar el petróleo y gas venezolano- y que sirve para altruistas discursos a Petro en el escenario internacional. Seguimos por los cobros excesivos impuestos a las energías alternativas y a las hidroeléctricas, y también a las petroleras -aunque este a último lo tumbó la Corte Constitucional. Pero sobretodo un sector amenazado por la inseguridad jurídica que causan las extrañas decisiones.
Ponen en jaque la soberanía energética del país en un momento donde las naciones están preocupadas por mantenerla. Hablan de intervenir las facturas de servicios públicos desconociendo el esfuerzo nacional por mantener el asunto fuera de la política, y los pésimos resultados que dejaron la politiquera intervención sobre el SOAT.
El problema del bajo crecimiento irá acompañado, como es previsible, de mayor desempleo e informalidad y, seguramente, un aumento de la pobreza. Vale la pena señalar la contracción que han causado los impuestos saludables en los estratos más pobres, es un motivo de preocupación. No es claro cuáles serán los productos sustitutivos y tampoco si estos serán más saludables.
La pobreza en Colombia sigue siendo demasiado alta. No deberíamos tener ningún pobre extremo. Los subsidios han sufrido modificaciones que ni los usuarios entienden y los problemas inician desde el giro.
Preocupa, sobretodo, el efecto de la reforma a la salud sobre la calidad de vida de los colombianos. Puede que logremos hundir el pésimo proyecto en el Congreso, pero el Gobierno está llevando el sistema a una “crisis explícita”. El sector salud es otro en cuidados intensivos. Representa algo cercano al 10% del PIB;ha sido un sector importante para que los ciudadanos pobres tengan acceso a la salud, y los primeros afectados serán ellos.
La informalidad constituye como uno de los retos más difíciles. La sostenibilidad del sistema pensional depende de que avancemos en esta materia. El Gobierno parece ignorar de tajo el problema. Sigue en un discurso para favorecer los pocos trabajadores de grandes empresas que son una pequeña minoría. Quiere usar el ahorro pensional para pagar pensiones actuales y en 2070 tendríamos los fondos completamente vacíos. Las nuevas generaciones nacerían con una deuda impagable.
Será un año difícil. Debe servirnos para madurar políticamente. Rechazar el populismo que consiste en proponer soluciones fáciles a problemas difíciles. Ojalá este tránsito doloroso nos dé el conocimiento para apostar por el trabajo, el esfuerzo colectivo y a rechazar el populismo en todas sus formas, para preservar lo que hemos logrado y a elevar los ajustes necesarios para mejorar la vida de los colombianos.