La primera edición colombiana es de Taurus (Bogotá, 2020). A las 406 páginas del texto se suman 46 de bien escogidas notas y 11 de bibliografía, especialmente en inglés y alemán, para quienes quieran explorar la larga y fascinante historia a lo largo de diez siglos, de la familia que en cierta forma hizo honor a la divisa A.E.I.O.U. (Alles Erdreich ist Oesterreich Untertan, o Austria Est Imperare Omnium Universo, o Austria Erit In Orbe Ultima), bien conforme con un imperio que siempre fue una constelación inestable de países, pueblos, razas y lenguas.
Desde un pequeño feudo en Argovia, en 991, la familia se va haciendo a señoríos y títulos hasta llegar a la dignidad suprema del Sacro Imperio Romano Germánico, y bajo Felipe II su poder se extiende hasta las Indias, en América, y las Filipinas, en Asia. Tal vez este no haya sido el imperio más extenso, pero sí uno de ellos, sin rival, eso sí, durante su apogeo geográfico. Pero a partir de la muerte, en 1700, del rey de España Carlos II, el extraño Hechizado, los Habsburgo pierden la dimensión global y tienen que consolidarse en Europa Central y expandirse en la Oriental, siempre como campeones del catolicismo, centrando su poder en Austria, Bohemia y Hungría, hasta alcanzar, cuando despunta el siglo XX, 625.000 K2 y 51 millones de súbditos (no los 30 que se citan en la página 396).
Basta lo anterior para considerar la multitud de temas, personajes, conflictos y guerras en un milenio. Por tanto, aunque The Times Litterary Suplement lo catalogue como “probablemente el mejor libro jamás escrito sobre los Habsburgo” (como vemos en la segunda solapa), la obra que comento no alcanza, a mi juicio, a pesar de su gran calidad, a llegar a tales alturas. Pienso que Rady apenas logra invitarnos a seguir explorando el universo habsbúrgico, cuya pasmosa complejidad no puede agotarse en 500 páginas.
Esta nimia observación mía no debe desalentar a quienes estén considerando leer el libro, porque sin duda abre una amplia ventana sobre un gran paisaje histórico, que se inicia con un pequeño guerrero feudal y termina con el último emperador, Carlos (1916-18), que, agrego, ha ascendido como beato a los altares por su piadoso pero infructuoso esfuerzo por poner fin a la Gran Guerra. La derrota de Austria-Hungría en ella significó la disolución de ese Imperio para dar lugar a seis estados, más o menos integrados bajo parámetros de tipo primordialmente étnico, mientras muchos lamentan todavía la pérdida del factor de estabilidad y orden que reinó en Europa Central en el último siglo de esa dinastía, es decir, entre el Congreso de Viena y 1918.
https://www.lalinternaazul.info/2023/11/20/los-habsburgo-de-martyn-rady/