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Ariel Peña               

Con el gobierno marxista de Gustavo Petro, que nombró a una militante comunista como ministra de cultura, la sociedad debe saber que el arte es la expresión más acabada de la lucha por la libertad; entonces las doctrinas totalitarias indudablemente se encuentran opuestas al conocimiento libre y a la autonomía que es la razón de ser de una actividad modificadora de la naturaleza para la felicidad humana.

Los regímenes totalitarios han usado grosera  y miserablemente la palabra cultura, para consolidar sus sistemas dictatoriales y genocidas, tal fue  el caso de Mao Zedong en China con su Gran Revolución Cultural (1966-1976), que ocasionó  millones de asesinatos dirigidos por el PCCH; a lo que se agrega que Pol Pot uno de los más conspicuos comunistas de la historia que  mató a 3 millones de personas en Camboya, dijo: “Pensar y leer es contrarrevolucionario”; de modo que en la práctica queda patentado lo que han sido las tiranías comunistas con respecto al arte; así que dentro de la libertad que es la  característica más sobresaliente de la cultura, no pude haber lugar para ninguna forma de opresión.

En Colombia Octubre es el mes del Artista, que también se podría denominar de los trabajadores del arte y la cultura, que con su labor crean y producen una diversidad de expresiones que buscan la recreación, mediante la estética, en donde los sentimientos de los seres humanos están presentes interpretando su diario vivir y el entorno, que incluye relaciones familiares, sociales, morales, sentimentales, profesionales, económicas y políticas, entre otras.

Con la industria de la cultura, creativa y de ventura, que en Colombia representa cerca del 4% del Pib y el 6% del empleo, se demuestra que los trabajadores del arte deben tener un importante protagonismo  por ser titulares de la actividad cultural en los diferentes  ramos, enmendándose así la deuda social que el Estado tiene con los artistas, por lo que hay que estar atentos, esperando el cumplimiento de las reivindicaciones prometidas para los creadores y gestores culturales.

UTRECOL(Unión de Trabajadores Colombianos del Espectáculo y la Comunicación), en octubre de 1977 conjuntamente con ACOTV(Asociación Colombiana de Televisión) sindicato que agrupaba a los trabajadores del desaparecido Instituto Nacional de Radio y Televisión-INRAVISION, proclamaron a octubre como el mes del Artista Colombiano, buscando principalmente la dignificación de una profesión en donde solamente se veía por parte del gobierno los “homenajes póstumos”, de la misma manera la seguridad social de los trabajadores del arte todavía sigue siendo una ilusión, al incumplirse los artículos 70 y 71 de la Constitución Nacional, que ordena estímulos por parte del Estado a personas que ejercen esa actividad.

De acuerdo a la Conferencia General de 1980 de  la UNESCO en su 21 reunión, se reconoció que los artistas son trabajadores, y que los estados les deben brindar la protección social requerida, con lo cual en el mes del Arte Nacional Colombiano como también se le denomina de acuerdo a la ley 881 de 2004, se debe reflexionar profundamente sobre la difícil situación social y económica de la mayoría de exponentes de nuestra cultura que han dedicado su vida en favor de las expresiones musicales, escénicas, plásticas y literarias,  para que se cumpla con la pensión vitalicia de los artistas al llegar a la edad de jubilación, con los recaudos de la estampilla Procultura y recursos públicos, beneficiando a la totalidad de creadores y gestores, pues ello es un acto de elemental justicia, ya que se debe materializar plenamente  el decreto número 2012 del 30 de noviembre de 2017.

El arte y la cultura jamás deben de estar al servicio de regímenes totalitarios como:  el fascismo, el nazismo y el comunismo, quienes  los  han utilizado para sacar   provecho político, ignorando su  condición libre, independiente, creativa y espontanea, y por ello no se pueden  convertir en apéndice de partido o movimiento político alguno, porque la manipulación burocrática   rompe con el encanto de la belleza en  la expresión espiritual artística, que   busca la comprensión, la tolerancia y la hermandad entre los pueblos, aspirando a  un mundo mejor  contrario a la dictadura y a la violencia  practicadas  por la patraña comunista del marxismo leninismo que envilece a las naciones.

 

La perorata marxista acerca de que  todo tiene su sello de clase, es una invención para engañar incautos, debido a que hay que reiterar que las clases  se encuentran  en los animales y plantas, pues  los seres humanos somos únicos e irrepetibles y  lo que existe  son  niveles socioeconómicos, por lo tanto el arte y  la cultura no son patrimonio político de nadie, debido a que la libertad es su condición sagrada, porque su humanismo le trae esperanzas a la tierra al repudiar con su  acción creativa a la xenofobia, el racismo y la  homofobia,  lastres que todavía existen desgraciadamente, pero que tendrán que superarse mediante el trabajo de la  ciencia, el arte y la cultura.

La gran mayoría de trabajadores de la cultura   han sido olvidados por los gobiernos, a lo que se agrega que por culpa del Covid-19 que se originó en China a principio del 2020, este fue  uno de los sectores mas damnificados,  sin embargo se aspira más temprano que tarde a lograr sus reivindicaciones, comenzando por la dignificación de su profesión mediante la seguridad social, acorde con quienes han sido los mejores representantes de la identidad nacional, que indiscutiblemente  son los artistas.

Publicado en Columnistas Nacionales

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