Su visión comercial, al frente de la presidencia de la Junta Directiva de Ecopetrol lo llevó a proponer y finalmente adquirir el 51% de ISA, y convertir esa integración, para el Estado colombiano, en la segunda transportadora de energía más grande del mundo, cuyas ganancias fueron vitales durante la crisis económica del Covid-19; son fundamentales en el proceso actual de recuperación del país y serán indispensables para elevar la calidad de vida de los colombianos en el futuro, si es que no cae en manos politiqueras, o lo que es peor en un Petro, que la quiera manejar como Chávez y Maduro manejaron a PDVSA y la convirtieron prácticamente en un partido político hasta demoler y arruinar al gigante petrolero y consecuencialmente a Venezuela, pues el 96% de los recursos del país en dólares provenían de los 3.137 millones de barriles diarios del crudo que producía PDVSA. Las Zafras azucareras que daban bienestar a Cuba, también fueron arrasadas por Castro.
Para evitar riesgos y contingencias que golpearían el bolsillo de todos los colombianos, la junta directiva de Ecopetrol irá hasta 2025, con Luigi Echeverri a la cabeza. Al conocer esa decisión, saltó como comadreja el áulico petrista Daniel Coronell, verde de la rabia a lanzar heces en su columna, pues se piensa desde ya, cómplice en la repartija de los recursos del Estado y de los colombianos si ganara Petro y, Ecopetrol, como PDVSA, es la joya de la corona en Colombia. El tesoro más jugoso, que quedaría expuesto a la politiquería del Estado socialista. Gracias a Dios, Coronell quedará viendo un chispero, porque el pueblo es inteligente y no dará su voto a la ruina nacional.
Muy, pero muy bien la ampliación del período de la mejor junta directiva que ha tenido Ecopetrol en los últimos años y la que más ganancias ha dado a los accionistas y al país en su historia.
El grupo Ecopetrol seguirá en buenas manos, aunque le pese a Coronell, cuya conducta dista mucho de la de Echeverri. Produce asco recordar que humillaba y despreciaba a su propia madre, a quien hacía esperar todo el día en el noticiero, para salir a regañarla a viva voz y a gritarle que no debía visitarlo en la oficina.
Coronell se cambió el apellido y se hizo amigo y socio de narcos poderosos y ganó la licitación de NTC. Se metió de antiuribista para adquirir notoriedad a punta de mentiras sobre el expresidente y su familia, en especial sobre sus hijos y es evidente que lo que le huela a Uribe le perfora las narices y Luigi Echeverri le duele mucho. Por eso descarga su furia contra el rejoneador y estratega político y financiero.
Obras son amores. Y las de Luigi, al lado de las del periodista espurio tienen un abismo de distancia en eficacia para el pueblo colombiano y un muro infranqueable, el de la ética, que los separa irremediablemente.
A Luigi Echeverri no lo muerde la rabia de Coronell.