No podía ser de otra manera. Se ha hecho insoportable el cacareo con el que nos tienen al borde de un ataque de nervios con el que proclaman que el nefasto candidato de la izquierda va a destruir el país dando por hecho que la idiotez de los votantes de algunos países vecinos es más contagiosa que el mismo omicrom. Me niego a escuchar este tipo de discurso que sólo logra engrandecer a quien no es más que un aprendiz de anarquista.
Vamos a lo esencial. El nuevo panorama político tiene que ser motivo de optimismo. Afirmo, sin temor a equivocarme, que la persona más capacitada para ejercer la Presidencia de la República es el candidato del Centro Democrático. Para alcanzar el objetivo de llevarlo al más importante cargo de la nación hay que evitar caer en las trampas de aquellos que las tendieron en el pasado y que hoy, tentados por los resultados que obtuvieron en 2014 cuando nos robaron las elecciones, quieren repetir el jueguito.
Para comenzar, sería saludable intentar evitar una peligrosa segunda vuelta logrando mayorías en mayo. Para ello me permito proponer a Álvaro Uribe como fórmula vicepresidencial de Óscar Iván Zuluaga.
(Un experto constitucionalista me despejó todas las dudas con respecto a posibles inhabilidades. El expresidente puede aspirar a la vicepresidencia según la misma Constitución.)
Óscar Iván Zuluaga ha estado recorriendo el país llevando, en persona, su mensaje de esperanza a miles de colombianos. Álvaro Uribe se acerca a su gente como líder natural y no como candidato. Verlos unidos haciendo campaña sería arrollador.
En una conversación entre afines a la candidatura de Óscar Iván Zuluaga surgió la pregunta fundamental: ¿Qué ocurriría si Uribe se lanzara como candidato a la presidencia si no existiera el impedimento? La respuesta fue unánime: Arrasaría.
Queda por preguntar: ¿Qué ocurriría siendo fórmula vicepresidencial?
Mi respuesta sería la misma y ganaríamos en primera vuelta, lo que significaría que el país respirará aires de confianza y tranquilidad desde el 29 de mayo de 2022, superando el malestar y la zozobra que ensombrece el panorama.
KienyKe, Bogotá, enero 17 de 2022.