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Obscuros planes contra Colombia en el Congreso americano

Eduardo Mackenzie   

La nueva enemiga de Colombia en el Congreso de Estados Únicos se llama Alexandria Ocasio-Cortez. Ella no quiere que Colombia pueda luchar contra el narcotráfico, el mayor financiador de la sangrienta subversión terrorista del hemisferio. No quiere que Colombia se defienda de las violentas asonadas urbanas que esa misma narco-subversión lanza, cuando le parece oportuno, para debilitar la economía y desorganizar las fuerzas de Defensa, para apoderarse de ciudades y puertos y causar centenas de muertes, heridos y lesionados permanentes, dentro de las fuerzas del orden como en la población civil. 

Hace tres días, sin mucho esfuerzo y sin grandes explicaciones, la congresista demócrata logró que tres enmiendas a la ley del presupuesto americano de defensa fueran aprobadas. A causa de esa inicua votación, Colombia está en vísperas de perder una valiosa ayuda que tenía el mérito de servir para, si no lograr la erradicación, al menos obtener una reducción substancial del tráfico de estupefacientes que destruyen la salud de millones de jóvenes colombianos, americanos y europeos. El colmo de la ironía es que tal calamidad es impulsada por la que parece ser la congresista más joven del Congreso. Ocasio-Cortez tenía 29 años cuando fue elegida el 6 de noviembre de 2018.

Lamentablemente, el gobierno y la prensa colombiana apenas si han tomado en serio ese grave episodio. Ven el intento de sabotear la lucha antidrogas como la cosa más natural y hasta hacen elogios de la señora Ocasio-Cortez. El diario El Tiempo, el mayor de Colombia, la describe, por ejemplo, como el “símbolo de las mujeres demócratas”. 

El timorato gobierno de Iván Duque no se atreve a lanzar la menor protesta. Parece dispuesto a acatar --ese es su verbo preferido—esa injusticia.  De todos modos, dicen sotto voce sus partidarios, tal enmienda podría ser rechazada por el Senado. Pero eso no es seguro. No les causa alarma el hecho de que ese debate tiene dos objetivos sumamente chocantes:  impedir que Estados Unidos apoye técnicamente la fumigación de cultivos ilícitos y le venda a la fuerza pública equipos modernos de policía que le permita a Colombia reprimir los violentos motines urbanos. 

Algunos diarios aseguran, además, que el proyecto de Acasio-Cortez exige que los Departamentos de Estado y de Defensa entreguen, 6 meses después de que esa medida sea aprobada, un informe sobre “la situación de derechos humanos” y sobre las muertes que generaron las jornadas de “protesta social” en 2021. Ella parece creer que la pérdida de vidas humanas de civiles, militares y policías en esos motines y bloqueos fue la obra exclusiva de la fuerza pública, y que los instigadores y actores de esas violencias son todos inocentes. AOC debería informarse mejor.

La hostilidad de Ocasio-Cortez contra Colombia no cae del cielo. Ella no oculta sus simpatías por las dictaduras de Cuba y Venezuela. Las recientes protestas de los cubanos contra el hambre, la atención médica racionada y los cortes de energía, no recibieron de ella apoyo alguno.

Ocasio-Cortez hace parte de un grupo de exaltados (aunque se dicen demócratas) de la Cámara de Representantes. Estos se hacen llamar “el Escuadrón”. Integrado por ella y otros como Ilhan Omar, Rashida Tlaib y Ayanna Pressley, el Escuadrón milita contra el aliado más importante de Estados Unidos en Oriente Medio. Su objetivo más urgente: negar a Israel el derecho a defender a sus civiles inocentes de los ataques con misiles de Hamas, Hezbollah e Irán. No es, pues, por casualidad que Acasio-Cortez intente negarle a Colombia su derecho a defender a sus civiles de los ataques del narco-comunismo. Lo hace pues Colombia es un aliado importante de Estados Unidos en el continente americano. El odio contra Estados Unidos es la marca de fábrica del Escuadrón. Nadie olvida que Ilhan Omar se burló de la masacre del 11 de septiembre y que defiende el principio de la mutilación genital femenina, y que Ocasio-Cortez se niega a repudiar la banda Antifa.

Basem Eid, un activista palestino por los derechos humanos, critica al Escuadrón: “Soy un palestino que creció en un campo de refugiados de Naciones Unidas en las afueras de Jerusalén (...) Déjenme decir esto directamente: la congresista [Ilhan Omar] no sabe de lo que habla. Peor aún: lleva años ocupada no en discutir con datos sino en arrojar sucios epítetos antisemitas, imitando el antisemitismo de los 'supremacistas blancos’ que ella dice despreciar.”

La mayor victoria del Escuadrón es haber logrado dejar sin financiación el proyecto Cúpula de Hierro (Iron Dome), un sistema antimisiles puramente defensivo concebido por Estados Unidos e Israel. El Escuadrón obtuvo que la asignación presupuestal para ese proyecto fuera descartada a pesar de la objeción de los demócratas y republicanos.

Ocasio-Cortez, en cambio, como buena marxista, favorece un plan estrafalario de masivos impuestos y gastos en Estados Unidos y Europa que es criticado no solo por los republicanos sino por los demócratas moderados. Es el Green New Deal, tótem actual de los angustiados “eco-guerreros”, impulsado con ardor por el senador socialista Bernie Sanders, y apoyado, en parte, por el presidente Biden. Ese plan consiste en acaparar sumas astronómicas, como serian 16 000 millones de dólares, para crear 20 millones de empleos ecológicos, pagar salarios a todos, salud gratis para todos, transporte gratis, aislamiento térmico gratis, apertura de fronteras y para acabar la industria petrolera, entre otras cosas. Noah Smith, un editorialista de Bloomberg News, estima que el Green New Deal “podría arrastrar a Estados Unidos a la quiebra” y hundir a los grandes países en una fase de atraso y violencia, todo a cambio de “evitar el fin del mundo”.

Las intrigas para desmantelar los aparatos de Defensa y Seguridad de Colombia son muy peligrosas y no son de ahora. Emisarios del castro-chavismo hacen su trabajo de sapa en Europa y Estados Unidos sin que la diplomacia colombiana se oponga a esas operaciones. Lo que ha votado ahora la Cámara de Representantes de Estados Unidos muestra la persistencia de esos esfuerzos y, sobre todo, el éxito que están teniendo. Desgraciadamente, Colombia no tiene medios de defensa pues no tiene hoy un gobierno que esté a la altura de la situación. ¿Esto cambiará en agosto de 2022 con un nuevo liderazgo político y un o una nueva presidente?

Publicado en Columnistas Nacionales

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