El objetivo es solo uno, el malo de la película, para el padre De Roux y sus secuaces, ese es el expresidente Álvaro Uribe Vélez. La entrevista torcida al Dr. Uribe de la comisión de la verdad en nada contribuye a la paz, exacerba los ánimos, divide en lugar de unir, dispersa, arrasa la credibilidad de este organismo ilegítimo, desacredita a la JEP, arrebata la presencia en su seno de cínicos, espurios y usurpadores de puestos que en modo alguno les corresponden ni merecen, fruto de un apocalíptico atropello infame a la democracia. Lo contrario de lo que el país necesita, conciliación y despedir la dicotomía.
Uribe no calló, le sacó todos los trapitos al sol a Santos en la entrevista que le hizo Vichy Dávila, se supieron cosas de fondo que sospechábamos, pero que el sátrapa ha logrado difuminar con el tapen tapen de sus mayorías diabéticas en el parlamento. Aquí el problema es más profundo: Uribe jamás ha dicho nada sin pruebas ¿recuerdan ese 31 de diciembre cuando Uribe en Villavicencio despachó a sus casas a Néstor Kirchner, Hugo Chávez y los otros delegados cuando les dijo que al hijo de Clara Rojas no lo entregarían por que su gobierno lo tenía?
“Nada hay oculto que no haya de ser manifestado ni escondido, que no haya de salir a luz” Marcos 4-22. Algún día saldrán a luz lo que falta de las platas de Odebrecht, el hacker y todas las pilatunas de Santos para robarle las elecciones a Oscar Iván Zuluaga y entregarle el país a las Farc.
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A José Alvear le faltaron adjetivos descriptivos del padre De Roux en su excelente columna: https://www.lalinternaazul.info/2021/08/23/y-nuestros-talibanes/
El Rincón de Dios
Sí, hay muchos que, creyéndose dioses, piensan no tener necesidad de más raíces ni cimientos que ellos mismos. Desearían decidir por si solos lo que es verdad o no, lo que es bueno o malo, lo justo o lo injusto; decidir quien es digno de vivir o puede ser sacrificado en aras de otras preferencias; dar en cada instante un paso al azar, sin rumbo fijo, dejándose llevar por el impulso de cada momento. Estas tentaciones siempre están al acecho. Es importante no sucumbir a ellas, porque, en realidad, conducen a algo tan evanescente como una existencia sin horizontes, una libertad sin Dios. Benedicto XVI