Sin embargo, el riesgo es permanente y debe ser un motivo para estar alerta. Colombia es sumamente apetecible para los intereses de los torcidos. Esas facciones violentas del medio oriente- que desde hace rato están en Venezuela- quieren sumar sus actividades con la guerrilla y el narcotráfico que se sienten a sus anchas con la administración actual. Esa letal combinación quiere defenestrar a la libertad que siempre será un hueso duro de roer para el vil propósito de querer repetir la amarga experiencia venezolana.
Al no estar saliéndole bien las cosas a Gustavo Petro, anda amenazando a quienes son elementos resistentes a sus actuaciones totalitarias. La valiente periodista Vicky Dávila ha sido blanco del ataque presidencial; no es la primera vez que ocurre, solo qué ahora la amenazó con la cárcel por el tema de las inversiones forzosas. Una de las misiones fundamentales del comunicador social es investigar los temas y exponerlos con la veracidad del caso. Lo que ocurre es que a Gustavo Petro le incomoda el periodismo libre. Quiere tener medios que aplaudan sus recurrentes dislates. Cuando alguien ejerce el oficio con la honradez necesaria, inmediatamente es colocado en el paredón.
Gustavo Petro no sabe actuar bajo las reglas de la constitución. No comprende que precisamente el sistema está diseñado para el libre ejercicio de las ideas. El debate es regla de oro de la democracia, sin ella nos quedará la oscuridad. Colombia sabe que tiene las herramientas para poder lograr mantener sus instituciones. La libertad de expresión es una garantía que tiene el ciudadano para que su voz sea escuchada. Es necesario defender el rol que tiene la opinión veraz en el sostén de una sociedad democrática. Mientras mayor sea la dosis, la libertad, mejor será el destino de las naciones.
@alecambero