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El Colombiano (Editorial)

¿De verdad, señora ministra, señor presidente Gustavo Petro, queremos dejar todas esas necesidades básicas de los colombianos en manos de Venezuela, o del capricho de mandatarios como Nicolás Maduro?”.

O estamos frente a lo que podría ser uno de los más grandes descalabros en la historia de Colombia o tal vez no hemos acabado de entender bien en qué consiste la propuesta de la ministra de Minas y Energía, Irene Vélez. La ministra, filósofa, con doctorado en geografía política y experta en temas ambientales ratificó lo que ya había dicho el presidente Gustavo Petro en campaña: que Colombia no firmará nuevos contratos de exploración de hidrocarburos, petróleo y gas.

Muchos pensábamos que era una propuesta de esas que se lanzan en campaña para sintonizarse con las redes sociales pero que a la hora de gobernar no se hacen realidad. Pero parece que no es así.

La sorpresa fue mayor, cuando le preguntaron a Vélez qué hará Colombia si se queda sin gas, y ella, como si fuera lo más sencillo del mundo, simplemente contestó que lo importaríamos de Venezuela. ¡Hágame el favor el raciocinio!: no queremos extraer gas y petróleo porque al usarlos contaminan, pero sí se lo podemos comprar a Venezuela. ¿Es que acaso contamina menos el gas del vecino?

Por un raciocinio parecido hoy Sri Lanka está viviendo la peor crisis económica de su historia. En enero del año pasado al presidente de ese país le dio por prohibir el uso de pesticidas, con el embeleco de convertir toda la agricultura en ecológica de una sola vez. El colapso fue tal, el país se declaró en quiebra y sufrió una escasez de alimentos tan grave, que la población rápidamente tumbó al primer ministro y al presidente.

Para tener una idea de la gravedad de no ser autosuficientes en gas, basta con hacer un ejercicio matemático. En marzo de este año, cuando la invasión a Ucrania generó la gran crisis de abastecimiento de gas en Europa, el valor de la molécula de gas se disparó hasta 70 dólares. Mientras que en Colombia, como tenemos precios que se pactan en el mercado doméstico, esa misma molécula costaba 4,7 dólares. ¿Qué tal que no nos pudiéramos autoabastecer? ¿Hasta dónde habría llegado la inflación?

La presidente del gremio del gas, Naturgas, Luz Stella Murgas, lo dice claramente: si no fuéramos autosuficientes, el pago de la factura del servicio público de gas le costaría hoy a los colombianos cinco veces más de lo que pagan.

El anuncio de la ministra Irene Vélez causó estupor. Colombia cuenta con reservas de petróleo para cerca de siete años y de gas para ocho. Pero si quiere aumentarlas debe hacer inversiones ya porque estos combustibles no se encuentran de la noche a la mañana y su proceso de extracción demora años.

Colombia fue un ejemplo de éxito en América Latina por su política de masificación de gas en los últimos 20 años, que pasó de 1,9 millones de usuarios a 10,4 millones, con una cobertura cercana al 80%. Hoy de cada 10 hogares colombianos ocho lo usan. Además, alrededor de 600.000 vehículos utilizan este combustible para su movilización, no solo taxis sino transporte masivo.

¿De verdad, señora ministra, señor presidente Gustavo Petro, queremos dejar todas esas necesidades básicas de los colombianos en manos de Venezuela, o del capricho de mandatarios como Nicolás Maduro?

Hoy, 47% de las exportaciones colombianas corresponden a venta de estos energéticos -el año pasado ascendieron a 13.514 millones de dólares-. Su exploración y producción le deja millonarios recursos a las zonas productoras y pago de impuestos a la Nación, aparte de la generación de empleo. ¿Todo esto lo vamos a cambiar por importar gas venezolano? ¿vamos a dejar de generar ingresos para dárselos a Venezuela y seguimos contaminando lo mismo?

Estas y más preguntas conviene hacerlas en este momento antes de que sea demasiado tarde.

Colombia es responsable de menos del 0,5% de las emisiones contaminantes del planeta, así que cualquier cosa que haga en este sentido es totalmente marginal porque los grandes contaminantes son China, Estados Unidos y los países europeos. Las mayores emisiones del país son por la elevada deforestación de regiones como Amazonas, no por el petróleo y el gas. Este último es considerado un combustible de transición porque su material particulado (hollín) es prácticamente nulo.

Adicionalmente, Colombia hasta ahora está recorriendo el camino de las renovables no convenciones, tras el impulso que le dio el anterior gobierno. Por más que se quiera meter acelerador a fondo las renovables pasarán del 1% a cerca del 15% en la matriz energética en los próximos años, no ya. Estas son energías de apoyo, de respaldo al sector, pero el país no puede depender exclusivamente de ellas. Lo ideal es tener una matriz energética diversificada y limpia, como en nuestro caso.

Así que, señor Presidente Gustavo Petro, como dicen por ahí, con todo respeto, sálvenos usted de ese descalabro. O mejor, no nos lleve a ese despeñadero.

https://www.elcolombiano.com/, Medellín, 17 de agosto de 2022.

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