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Alberto Velásquez Martínez 

El éxito electoral de las fuerzas de centroderecha el pasado domingo hace renacer las esperanzas de un país viable, de Estado no fallido. Y para lograr esa misión, ya no improbable, debe construirse una alianza entre las fuerzas de centro, derecha y las no petristas que derroten al candidato de la extrema izquierda.

No es imposible, aunque tampoco fácil lograrlo. Es complicado acertar sobre cuáles serán los movimientos de ajedrecistas tan calculadores como César Gaviria, Germán Vargas y, detrás del telón, como espíritu burlón, acechando, Juan Manuel Santos, quienes se han lucrado siempre del establecimiento oficial. Ellos en su acción política se han comportado tradicionalmente movidos más por las animadversiones que por las coincidencias. Pero el peligro que se cierne sobre el sistema democrático basado en la vigencia de las libertades y del orden podría, en un momento de sensatez, congelar las arrogancias, las vanidades y los egos, ante los deberes superiores del país.

Sumados los votos de las consultas de los partidos que están muy lejos de las ideas de extrema izquierda, superan en más de medio millón al “pacto histórico” de Petro. Y si se miran las elecciones para el Congreso, las fuerzas populistas lograron apenas la cuarta parte del total de las curules. Este resultado matemático se puede volver realidad en las presidenciales si hay voluntad de llegar a un gran acuerdo político para sacar adelante una filosofía de Nación, alejada de la lucha de clases, de revanchismos económicos y de odios políticos, las mismas que propicia aquel que en su papel mesiánico habla de trenes aéreos imaginarios, de emisiones desmesuradas de moneda para desbocar la inflación, de destruir los fondos de pensiones, derrumbar los sólidos cimientos del Banco de la República, y mil disparates más, salidos de su cacumen atiborrado de alucinaciones de culebrero.

El desafío populista es duro. Pero superarlo ya no es tan utópico, dados los resultados vistos el domingo. Urge un consenso nacional, alrededor de valores, principios, determinaciones, acciones, que han aglutinado a la sociedad colombiana cuando los peligros comunes acechan. Una alianza urgente de revivir y mejorar, en ejercicio de gobierno, rectificando acciones y políticas de Estado que, erráticas, han creado las posibilidades de derrumbar el sistema de libertades.

Cualquier éxito electoral como protección de la democracia y alejamiento de los gobiernos autocráticos y extremistas de izquierda se fundamenta en acciones eficaces en materia social, económica, cultural, política, en ejercicio pleno del poder. Un acuerdo sobre temas fundamentales, ya que, de no lograrlo, se acumularían más frustraciones, lo que, bajo el supuesto del triunfo de una alianza presidencial del centroderecha, sería tan solo retrasar por cuatro años la inminente llegada populista.

Lograr ese gran acuerdo nacional sobre puntos esenciales para un buen gobierno es el desafío ineludible e inaplazable que deben asumir las fuerzas democráticas para evitar que Colombia tenga pronta matrícula en el sindicato populista que ya sube por el sur del continente.

https://www.elcolombiano.com/, Medellín, 16 de marzo de 2022.

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