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Eduardo Mackenzie*  

¿Quién puede creer que Gustavo Petro disipó los “malentendidos” que crearon sus declaraciones incendiarias contra Israel de estos días? ¿Quién puede creer que una charla telefónica de 10 minutos entre el ministro Álvaro Leyva y su homólogo israelí, Eli Cohen, puede borrar un agravio de esas dimensiones?

La conversación telefónica de 10 minutos, el 20 de octubre, tenía un objetivo: decir que Petro no es antisemita y que no tiene nada contra Israel. Esa llamada no sirvió para enmendar el grave error de Petro y de su ministro Leyva quien, a manera de desenlace de la lluvia de insultos de Petro, le pidió al embajador israelí que se fuera de Colombia. Un día después, Leyva tuvo que echar marcha atrás sobre la expulsión del embajador, pero el daño ya estaba hecho. Las relaciones entre Colombia e Israel han sido golpeadas por el presidente colombiano y tomará años restaurar realmente la confianza y la relación que teníamos con Israel, la única democracia del Medio Oriente.

Leyva le dijo a Eli Cohen que Israel debe cesar hostilidades contra Hamas “lo más pronto posible”. Ese pedido parece más un nuevo insulto contra Israel que otra cosa. El Parlamento Europeo en lugar de pedir eso dijo, el 19 de octubre, que respalda la decisión israelí de liquidar completamente a Hamás y exigió, además, la “liberación incondicional” de los rehenes retenidos por Hamás. El gobierno francés también pide la destrucción total de Hamás. El Parlamento Europeo no pidió un cese al fuego. Pidió, más bien, una “pausa humanitaria” que permita la entrada de los camiones estacionados en Egipto con ayuda para la población de Gaza.

La víspera, Gustavo Petro se había reunido en Bogotá con el embajador Gali Dagan. En el comunicado oficial colombiano no aparece uno solo de esos puntos. Tampoco en la conversación telefónica de Leyva con el ministro israelí. Sin embargo, era lo mínimo que tenían que decir Petro y Leyva si realmente querían reparar el daño hecho por ellos a las relaciones diplomáticas Colombia-Israel.

En su reunión con el embajador israelí, el 19 de octubre, Petro reincidió: criticó la “reacción de fuerza excesiva por parte de las fuerzas de seguridad israelíes” contra Hamás y le pidió a Israel “iniciar un diálogo que conduzca a la solución de dos Estados”, como si creyera que Hamás, autora de las atrocidades antijudías del 7 de octubre, representa a la Palestina y reivindica la “solución de dos Estados”. La línea del movimiento terrorista no es negociar nada. Solo aspira a destruir el Estado de Israel.

Enseguida, Petro se reunió con Raouf Almalki, embajador (JM Santos reconoció a Palestina como Estado tres días antes de dejar el gobierno), y anunció que abrirá una embajada en Ramallah ante la Autoridad Palestina. Mahmoud Abbas, presidente de la Autoridad Palestina, no condenó la masacre cometida por Hamas el 7 de octubre.

El Parlamento Europeo, donde inciden multitud de corrientes políticas, de derecha, centro e izquierda, definió el secuestro como un crimen de guerra y no solo expresó simpatía por las víctimas civiles de ambos lados del conflicto, sino que afirmó que “condena, en los términos más enérgicos posibles, los despreciables ataques terroristas cometidos por el grupo terrorista Hamás contra Israel y expresa su apoyo al Estado de Israel y a su pueblo [y] reitera que la organización terrorista Hamás debe ser eliminada”. Petro fue incapaz de estar a la altura del Parlamento Europeo. Mostró que sigue encerrado en un esquema extremista favorable al terrorismo islámico y que no se preocupa siquiera por las reivindicaciones de la Autoridad Palestina.

Después de ese diálogo en Bogotá, las dos partes concertaron la conversación telefónica entre los ministros Cohen y Leyva. Pero ésta duró sólo 10 minutos. ¿Qué pasó? Yo supongo que como Petro se niega a condenar el pogrom de Hamás del 7 de octubre, y niega el derecho de Israel a defenderse, Cohen vio que no valía la pena perder el tiempo con Leyva.

¿Quién es el señor Raouf Almalki? Alguien que ejerce gran influencia en el entorno de Petro. El embajador palestino cultiva el odio antisemita y maneja una colección de mentiras para ello. Afirma que Israel es un “Estado terrorista” y niega que Hamas sea una organización terrorista. Dice que es lícito utilizar la violencia, que “Israel es la base de Estados Unidos en Medio Oriente”, que “el lobby de Israel en Estados Unidos es el que traza toda la política exterior de Estados Unidos en Medio Oriente”. Según él, “Israel ocupa Gaza” (dijo eso a El Espectador en 2014, aunque Israel se había retirado de Gaza en 2005). El pretende que Israel “practica un apartheid contra el pueblo palestino” y hace “limpieza étnica” anti palestina. Agrega que Israel quiere “judaizar” a todo el pueblo palestino. Sin que nadie lo contradiga, lanza que Israel es un Estado “solo para los judíos” --cuando el 21% de la población de Israel es árabe y un 6% incluye cristianos y musulmanes no árabes, drusos, coptos y armenios y todos gozan de los mismos derechos--. Ante universitarios llegó a pedir que los deportistas, los académicos y los científicos israelíes no sean recibidos en Colombia ni en Estados Unidos pues los israelíes obran “como hacían los nazis en Alemania”. Esas declaraciones el lector las puede encontrar en la prensa colombiana (1).

(1).- Leer sobre todo los textos y declaraciones de Raouf Almalki en: https://www.eltiempo.com/opinion/columnistas/raouf-almalki/cuando-la-arrogancia-supera-la-diplomacia-225590

https://larazon.co/nacion/raouf-almalki-embajador-de-palestina-en-colombia-el-pueblo-palestino-esta-dispuesto-como-siempre-lo-ha-estado-a-luchar-por-su-libertad/

https://www.uniandinos.org.co/enterate/embajador-de-palestina-en-colombia-raouf-almalki-entrevista-uniandinos

 
Publicado en Columnistas Nacionales

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