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Pedro Aja Castaño   

“Aquel candidato que regala cosas para que lo sigan, no es un líder, es un negociante de la política. Los buenos gobiernos, no son los que usan impuestos de los trabajadores para dárselos a los flojos. Los grandes gobiernos son los que crean las condiciones para que todos tengan trabajo.” José ‘Pepe’ Mujica

Hace muchos años nos decía un profesor amigo, mentor crítico de un grupo de barranquilleros inquietos por el acontecer del país cuando estaba de moda Fidel Castro, que el mamagallismo connatural a los pueblos caribeños estaba bien para reírnos con los amigos; como cortina de humo para estudiar el aguante del contrincante, o para salvar responsabilidades y después decir ‘te lo dije’.  

Nos explicaba que en política se dicen muchas cosas que gustan, pero son irreales por lo que un caribeño avispado, para no dejarse meter gato por liebre, como empezaba a ocurrir en Cuba, debería saber cuándo un asunto ha sido probado, o conviene; cómo analizar el problema que enfrenta y, si no tiene solución, lo capotea  con un ingenio inesperado, una fantasía del carajo,  que hace reir, o ‘pensar’ al que no es bobo. Así entre chiste y chanza se dicen verdades entre opositores  amigos, o se hace política sin, supuestamente, agredir.

De esa forma con un mamagallismo cínico  se  van diciendo cosas que no se pueden decir en serio y cada quien se saca el clavo ‘a su manera;’  o advierte.  García Márquez ganó mucho billete con esa técnica en estilo novela y habló de asuntos muy serios. Lo mismo hace Petro en estilo presidencial; la diferencia es que los asuntos no son serios o trágicos, según la realidad, sino según le cuadre a su peculiar modo de ser y parecer. Resumiendo lo anterior, yo diría que el mamagallismo es como el caricaturismo, pero expresado en modo verbal y con carcajada.

De ahí que tratándose de un costeño la entrevista de Vicky Dávila a Petro que apareció en la edición de fin de año de Semana, comienza   con una chanza sobre dormir entre plumones de ganso. Después se ‘humanizó la vaina con el tema de la salud presidencial. Y se pasó al plato fuerte: “la primera línea.”

Dijo Petro: “En la ley se habla del conflicto social y se nombran voceros cuando ese conflicto social… ¡HA TERMINADO CON MUCHAS PERSONAS EN LA CÁRCEL!” ¿Cuál es la falacia petrista? No se puede inferir que porque una persona termine en la cárcel sea debido a un conflicto social. ¡No! Termina en la cárcel por una conducta delictiva para la que existen leyes que la castigan. Los jueces son los que deciden, no los voceros de un presidente que se hace el tonto.

Por otra parte, Petro NUNCA DIJO NADA cuando la primera línea destruyó 1.136 buses y 206 estaciones de transporte público del TransMilenio, en Bogotá; el MIO, en Cali, y el Metroplús, en Medellín; 14.479 señales de tránsito acabadas; 96 CAI, 3 distritos y 10 estaciones de policía atacadas. ¿Y el gobierno tenía que quedarse de brazos cruzados?

Además, hay muchas clases de conflictos sociales con múltiples componentes e intereses para cada uno de ellos:  corrupción, desigualdad social y económica, ausencia del estado, falta de legislación y marco institucional, crisis económicas, narcoterrorismo, crisis naturales, pobreza, delitos penales, racismo, machismo, homofobia, narrativas falsas, vandalismo, destrucción de bienes económicos o escasos, etc. Sin embargo, para cada una de estas características la ley determina qué acciones son punibles; no la opinión de un presidente.

Por eso la solución  de los múltiples componentes de un conflicto social requiere: billete, actitudes positivas, conocimiento, habilidades, oportunidades, posibilidades de nuevos escenarios, paz, combate del delito, empoderamiento racional de ciertos grupos o sectores, etc. Y no el bla… bla… bla… demagógico. Y el colmo ha sido cuando Petro ha dicho que cuando los  de la primera línea queden libres van a “Organizar la juventud de su barrio, de su entorno urbano, para posibilitar el programa de INCLUSIÓN JUVENIL que vamos a desarrollar.”  Paja.

 

El programa INCLUSION JUVENIL ya existe. Es una extensión de la OECD, (Organisation for Economic Co-operation and Developmen) con 60 años de experiencia, tiene su sede en Paris y está presente en 45 países. Es una continuación del Plan Marshall orientada hacia los jóvenes. Por eso la OECD no va a exponer su prestigio incluyendo delincuentes cuando lo que necesitan son jóvenes de buenas costumbres e ideales. Esta carreta petrista me recuerda sus múltiples promesas de alcalde que no cumplió.

Por otra parte, en Colombia ‘conflicto social’ tiene una connotación emotiva negativa creada por la narrativa comunista que distorsiona las causas objetivas de cualquier problema y son tragadas entero sin ningún discernimiento. ¿Qué hace Petro el astuto? Con sus pronunciamientos y decretos echa a rodar una ‘bola de nieve’ de opiniones que se contradicen y es lo que utilizan los comunistas: las famosas ‘contradicciones del sistema’. Cuando se produce el enredo, la confusión, ¡Aparece el camarada salvador!

Petro no se mete con el sistema judicial… ¡Pero hace guiños! Y lo dice clarito: “la propuesta hizo pensar que nosotros íbamos a meternos en el proceso judicial y a sacar gente de la cárcel rompiendo los procesos judiciales” La intención de Petro fue CAPCIOSA, pues sabía que podía  inducir al error, porque  la interpretación estrecha y momentánea, o la frase, insinuaban   resultados posibles,  necesarios o deseados.

Y los silencios cómplices tienen consecuencias. Por ese motivo usted puede leer en internet: “Primera línea en Bogotá lanza advertencia a Petro.” O “Control al ‘regalo de navidad’ de Petro a la primera línea.”

Obviamente si así se interpretaba el asunto, como en efecto ocurre en este momento, nosotros estamos equivocados al no acertarle a las misteriosas asociaciones del fuero presidencial, ahora aparente respetuoso de la ley que en sus tiempos de guerrillero violaba. Y por eso dice orondo que no interferirá con los procesos judiciales, ni sacará a nadie de la cárcel; pero su actitud ‘tolerante’ manda cierto mensaje para determinado sector que en algunos sectores de Colombia actuó con violencia.

Por eso, sin sonrojarse, miente: “Es el estado. De nuevo te repito, por un juego político, mediático LA SOCIEDAD SE VOLVIÓ VICTIMARIA Y EL ESTADO LA VÍCTIMA.  Así es como hoy una parte de la opinión publica ve ese problema que llamamos el estallido. La sociedad la victimaria porque salió a protestar; y el estado la víctima, porque reprimió la protesta y mató a 100 jóvenes. Un estado no puede matar.”

Petro miente al soslayar el contexto de la protesta contra la reforma tributaria de  Carrasquilla. La  gente marchó pacíficamente, fue infiltrada por la primera línea y hubo destrucción y violencia como lo describimos arriba. Vimos los policías acorralados por los vándalos sin poder defenderse porque tenían la orden de aguantar. Las cámaras de televisión FILMARON  la destrucción de los vándalos, así que no fue ningún juego político ni mediático.

Otra mentira petrista. Dice el personaje: “Un estado no puede torturar (Valdría la pena que Petro leyera los planteamientos del Profesor Michael Ignatieff en su libro EL MAL MENOR- Ética política en una era de terror.) ¿Sabe qué produce? Un genocidio. El estado tiene la POTENCIALIDAD  del genocidio por el poder que maneja.”

Es psicológicamente interesante lo que proyecta Petro ahora que es jefe de estado. Atribuye falsamente una FUNCIÓN CAUSAL del estado para cometer genocidio por el hecho de tener armas. Ignora totalmente el escenario de la legítima defensa del estado cuyas armas son para defender la nación y las personas. ¿Pero qué pasa cuando el estado falla?

Valdría la pena que el amable lector leyera el pronunciamiento C-572 CORTE CONSTITUCIONAL DE COLOMBIA  sobre el DERECHO A LA LEGÍTIMA DEFENSA COLECTIVA.  Desde luego que se puede abusar de este derecho, pero la DESINFORMACIÓN comunista puede hacernos creer que no tenemos ese derecho y nadie dice nada cuando ese derecho lo ataca la subversión por ausencia del estado, por lo que Petro aprovecha ese VACÍO CONCEPTUAL DE LA OPINIÓN PÚBLICA   cuando la comunidad se defiende contra la amenaza permanente e inminente de la subversión.

Además, un genocidio es la aniquilación o exterminio sistemático y deliberado de un grupo social por motivos raciales, políticos o religiosos. Entre los actos que también se contemplan como genocidio  se encuentran: El secuestro y traslado de niños del grupo atacado, en este caso, la población civil; el sometimiento forzoso a condiciones infrahumanas que tengan como consecuencia la muerte. Un ejemplo claro de genocidio fue el holocausto judío, y nada parecido a eso ha ocurrido en Colombia.

Por el contrario, según informes recibidos por la JEP y datos entregados por guerrilleros fueron más de 500 casos de personas muertas en los distintos cautiverios inventados por la subversión comunista. Además de  la matanza directa de los guerrilleros  del grupo genocida por parte de sus propios miembros, con fusilamientos por cualquier tontería.  Todas estas verdades las soslaya Petro porque fueron cometidas por el brazo armado de la izquierda: las FARC, el ELN, los diferentes grupos delincuenciales con ínfulas políticas con nombre de ‘disidencias.’  

Otra de las ocurrencias petristas es lo que dice sobre pensiones. “Lo malo es la estructura que tenemos. El sistema de financiación está dejando a tres millones de personas adultas mayores sin nada, en la calle. El objetivo de un sistema pensional es dar pensión.”  Sí  y no. 

Es de sentido común que un ‘sistema’ es para suministrar un servicio. Eso no quiere decir, que el sistema sea ajeno a las circunstancias que lo rodean. Con el Covid comprobamos que los sistemas no estaban preparados para una pandemia mundial. ¿Qué pasa con las pensiones? Como la población del mundo, en la mayoría de países está envejeciendo, esto tiene consecuencias dramáticas para las personas mayores. Y aunque la gente vive más tiempo, hay menos individuos en edad laboral por cada persona mayor, por lo tanto menos contribuyentes para pensiones. Y esto les está pasando a los países más desarrollados. Y no hablemos de las crisis mundiales económicas. Entonces los planes privados de salud o pensiones son una luz de esperanza para una economía en crisis. La lógica mundial dice que… ¡ESA LUZ NO SE DEBE APAGAR! Pero parece que a Petro le gustan las velas de los apagones. Mantengamos las luces de la razón encendidas porque nos esperan días de fuegos artificiales. 

 
Publicado en Columnistas Nacionales

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