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El colosal aporte de Darío Acevedo a la verdad y a la memoria histórica

Eduardo Mackenzie   

La señora María Valencia Gaitán, arquitecta de formación, recién instalada directora del Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH), debería informarse mejor antes de lanzar críticas acervas contra el historiador y profesor universitario Darío Acevedo Carmona y su admirable labor al frente del CNMH (2019-2022), gestión que ella visiblemente desconoce.

En su calidad de víctima de la violencia, pues su abuelo, Jorge Eliecer Gaitán, fue asesinado el 9 de abril de 1948 por un comando extranjero que trató de sabotear la Novena Conferencia Panamericana --que se reunía en Bogotá en esos días para sentar las bases de la lucha contra el imperialismo soviético en el continente--,  ella debería ser más respetuosa y serena ante los esfuerzos que el país hace para preservar  la historia de las víctimas de esa atroz guerra que no termina. Podría mostrarse más alerta frente a las maniobras de quienes trabajan para falsear la historia del país, en especial de la llamada violencia “política” en provecho de los verdaderos impulsores de la agresión militar y cultural contra la democracia liberal colombiana.

Para ayudarla en ese sentido le recuerdo algunos hechos principales.

1. En febrero de 2019, al llegar a la dirección del CNMH, Darío Acevedo Carmona recibió 381 mil documentos de archivos de graves violaciones a los Derechos Humanos en Colombia. En agosto de 2022, al terminar su labor como director, Darío Acevedo le entregó al país 2,5 millones de documentos sobre esa misma temática. Ese voluminoso material reunido, digitalizado y clasificado, hoy está al alcance del público mediante una aplicación que permite realizar consultas a través de computadores y teléfonos móviles desde cualquier parte del mundo. Esa aplicación fue creada gracias a la gestión del director Acevedo Carmona.

2. Durante la administración del profesor Acevedo, el CNMH publicó 37 libros y folletos, incluidos algunos que están en preparación. También fueron elaborados 17 documentales televisuales de víctimas y creados 17 documentos digitales especiales.

3. En las actividades internas de programación del CNMH y en sus actividades externas con las víctimas de la violencia, Darío Acevedo no permitió que se abordaran ni que fueran discutidos temas políticos ni partidistas ajenos al perfil y normas éticas que rigen el CNMH.

4. No es cierto que algunas asociaciones de víctimas hayan retirado los archivos que éstas habían aportado al CNMH. Se trata de un rumor infundado creado por voceros de la extrema izquierda, enemigos de la gestión del director Acevedo Carmona. Uno de ellos, el ex presidente Ernesto Samper, miembro y dirigente de Unasur, un aparato político de la Venezuela madurista, llegó a decir que “más de 24 asociaciones” de víctimas habían retirado sus archivos. Mentira.

Solo una entidad recuperó su documentación pero no por desconfianza. Todo lo contrario. Recuperó sus archivos una vez que el Centro culminó la digitalización de la documentación aportada, pues la regla del CNMH es devolver los archivos a sus propietarios una vez digitalizada la información prestada.

5. Bajo la dirección de Darío Acevedo Carmona, el CNMH realizó tres seminarios sobre archivística con 6 000 participantes de 32 departamentos colombianos y de 11 países. Realizó, además, 13 jornadas educativas sobre el tema de la memoria histórica como derecho y como parte del patrimonio nacional.

6. Darío Acevedo abrió el camino para iniciar la construcción del Museo de Memoria de Colombia (MMC). Esta obra que ofrecerá un espacio de 14.700 m² a visitantes y empleados, comenzó en octubre de 2020, en plena pandemia de Covid. A pesar de ese obstáculo, y gracias al entusiasmo del personal del CNMH y del equipo técnico de construcción, Darío Acevedo entregó el plan de inauguración del Museo para diciembre de 2022, lo que significó un avance de 60% respecto del plan inicial.  Desafortunadamente, la nueva dirección afirma ahora que el Museo sólo podría ser inaugurado en 2025, lo que es incomprensible.

La gerencia de la construcción del MMC estuvo a cargo de la Agencia Nacional Inmobiliaria Virgilio Barco, gracias al convenio entre esa firma y el CNMH firmado en diciembre de 2017. 

El Museo de Memoria no tiene un guion museológico acabado. En los países con experiencia en museología, los guiones museológicos no son estructurados teóricamente, en el aire, con anticipación exagerada, sino que son elaborados en términos factuales, según los perfiles materiales de cada exposición.  En el caso del MMC no habrá una exposición permanente y única, pues la vastedad y complejidad de la temática del MMC lo hace imposible. Cada exposición debe tener un guion particular.

Los comentarios sobre el MMC, firmados por el ex director Gonzalo Sánchez, están conservados en su integridad en el CNMH. La nueva dirección está en posibilidad de ventilar esos pliegos. Estos, sin embargo, no son marcos institucionales, son consideraciones personales, no poco sesgadas, del ex director Sánchez. Luego pueden ser objeto de debate, como lo fueron durante la administración de Acevedo Carmona. La JEP se equivoca al pretender convertir en dogma ese texto de Sánchez. Las normas que rigen la actividad del CNMH, por el contrario, son intocables, como la ley 1448 de 2005 y el Decreto 4803 de 2011. Estas autorizan al director general a intervenir en la marcha del CNMH.

Para resumir: en solo tres años y medio, Darío Acevedo Carmona hizo mucho más para sacar de la teoría y construir materialmente el Museo de la Memoria que la anterior administración en siete años.

7. En cuanto a la llamada “construcción de memoria”, Darío Acevedo realizó 63 iniciativas de recopilación de memoria histórica con diversas comunidades de víctimas, dentro de las cuales aparecen 8 con pueblos indígenas y 13 con comunidades afro-colombinas, raizales y palenqueras. Ningún sector social fue excluido. Todos los productos aportados fueron expuestos en eventos públicos, abiertos al público.  El CNMH reimprimió muchos textos de la administración anterior que estaban agotados. Las obras publicadas pasaron por las manos de evaluadores profesionales, sin intervención directa del profesor Acevedo Carmona.

8. Bajo la dirección de Acevedo, el CNMH firmó en 2020 un convenio con Colciencias, y otro con el ministerio de Ciencias, para abrir tanto la investigación sobre el conflicto armado como el debate a toda la comunidad de investigadores de ciencias sociales y humanas de Colombia, evitando la creación de grupos escogidos a dedo o por preferencias ideológicas. Un trabajo nacional de tal envergadura no puede ser dejado sin control y únicamente en manos de un círculo de funcionarios. Gracias al desempeño de Colciencias esta metodología fue respetada.

Así, fueron recibidos 85 proyectos de investigación, de los cuales 21, originados en 17 universidades colombianas, fueron aceptados. Para financiar esos trabajos, fueron dedicados 6.800 millones de pesos del CNMH. Esa labor espera la aparición de 360 textos diferentes (artículos, talleres, ponencias, podcasts y eventos de participación).

9. Sobre la dirección de los Acuerdos de la Verdad sobre el tema paramilitar: durante el periodo de Darío Acevedo fueron publicados 13 informes en calidad de aportes al esclarecimiento de la verdad sobre el fenómeno paramilitar. Algunos de esos informes fueron elaborados de manera autónoma por funcionarios que venían de la administración anterior. Fue creado un portal digital que contiene los testimonios de 13 000 paramilitares desmovilizados. Los equipos del CNMH crearon un modelo y una metodología sobre la “justicia transicional” aplicable a otros fenómenos de violencia, por ejemplo la violencia impartida por las guerrillas marxistas.

10. Bajo la dirección del doctor Acevedo, el CNMH realizó trabajos de memoria en diversos formatos (libros, cartillas, papers, memorias, videos y documentales) con todo tipo de víctimas, incluidos miembros de la Policía y miembros de las Fuerzas Armadas, en su calidad de víctimas de crímenes de guerra. Obviamente tal reconocimiento del personal militar y policial colombiano como víctimas del conflicto armado generó fanáticos ataques verbales de individuos de extrema izquierda. Esa corriente de opinión considera erróneamente que los policías y militares, por el hecho de portar armas para defender el Estado y la sociedad, no pueden ser víctimas. Claro, tal visión maniquea no la aplica ese sector a los guerrilleros que azotan desde hace más de 50 años vastas regiones y ciudades del país haciendo uso letal de armas tan modernas o más que las de los militares y policías de Colombia.

La administración de Darío Acevedo creó en la página web del CNMH un gran dossier especial, o micrositio, dedicado a las memorias y testimonios de los militares y policías víctimas de los violentos. Lamentablemente, la nueva administración del CNMH parece haber ordenado, según informaciones de la prensa, retirar o destruir ese micrositio de la página web del Centro, lo que constituye un acto de censura ilegal que anuncia una fase nueva del CNMH donde será tolerada la desaparición de documentos, testimonios, informaciones y relatos que no sean, por razones ideológicas discutibles, bien vistos por el nuevo grupo dirigente.

Si es confirmada, tal aberración merece ser denunciada ante los jueces de la República y ante las asociaciones internacionales de museos que están en relación con el CNMH.

11. La nueva directora María Valencia Gaitán, al vituperar la administración anterior del CNMH, acata la orden del nuevo jefe de Estado colombiano, Gustavo Petro, de ocultar, deformar y calumniar todo lo que hizo el director Darío Acevedo Carmona. Gustavo Petro llegó a la desfachatez de afirmar que el profesor de historia Darío Acevedo, había “borrado la historia” del conflicto armado. La señora Valencia presentó el 23 de noviembre pasado un falso balance de la actividad del doctor Acevedo. Ese balance es incompleto y tendencioso y retoma los criterios del senador comunista Iván Cepeda, quien se dedicó, desde que Darío Acevedo fue nombrado a ese cargo por el presidente Iván Duque, a fabricar acusaciones y hostilizar la labor de Acevedo, acudiendo incluso a debates “de control” en el Senado. Cepeda, como último recurso, ante la inflexibilidad del director del CNMH, pidió el apoyo de la JEP. Este órgano de “justicia especial” extralimitó sus funciones y dictó unas “medidas cautelares” totalmente absurdas. La JEP llegó hasta anunciar que allanaría la sede del CNMH para apoderarse, con policías y camionetas blindadas, de los computadores y de todo otro sistema de información del CNMH.  Indicó que se apoderaría de los correos electrónicos privados del director Acevedo y de los mensajes cruzados entre él y el Consejo Internacional de Museos (ICOM), la entidad más importante del mundo en materia de museos.

12. María Valencia retomó las declaraciones excesivas de Gustavo Petro del pasado 3 de noviembre en las que dijo que Darío Acevedo, sin mencionar su nombre, había “intentado borrar la historia del conflicto armado colombiano (…) como en los tiempos de Stalin” y que Acevedo había adoptado el punto de vista de “la extrema derecha” y de “las élites que han gobernado a Colombia en la violencia”.

Es importante saber que dos meses antes de esa detestable acusación, Darío Acevedo Carmona, quien está lejos de ser un historiador de “extrema derecha”, le había entregado a Gustavo Petro, el 25 de agosto de 2022, un documento de 115 páginas donde detalla su impresionante labor como director del CNMH que contradice la versión de los enemigos del CNMH. Lo hecho por Gustavo Petro el 3 de noviembre fue un claro acto de guerra de desinformación contra el ex director del CNMH. Fue un acto deliberado de difamación cometido por un presidente de la República que está obligado, como cualquier colombiano, a respetar el honor y la consideración de todos los ciudadanos.

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¿Quién falsifica la memoria histórica?

Eduardo Mackenzie*

Este 23 de noviembre de 2022, la nueva dirigencia del Centro de Memoria Histórica (CNMH), lanzó un texto de 478 palabras para difamar y mentir sin escrúpulos sobre la importante labor que el historiador y profesor universitario Darío Acevedo Carmona cumplió durante tres años y medio al frente de ese organismo público.

Pese a ese carácter dañino, el citado texto no es del todo inútil. El revela los elementos teóricos que guían la acción de la nueva dirección del CNMH y del equipo que administró el CNMH antes de la llegada, en 2019, de Darío Acevedo Carmona a la dirección del mismo.

El principal elemento teórico de la nueva dirección es el de la "construcción de memoria". Ellos ven la memoria histórica como una fabricación, como una construcción mecánica que debe ser siempre el resultado del trabajo de un colectivo, no de las experiencias personales, dramáticas o no, de los individuos frente a la realidad vivida y generada por el conflicto armado colombiano.

El texto dice, en efecto, que la misión del CNMH es “liderar (…) la construcción de la memoria colectiva”. Para ellos, la memoria no puede ser individual sino “colectiva”, no es libre, ni espontánea, ni sujeta exclusivamente a los hechos reales, vividos por individuos o por grupos. La memoria, para ellos, debe ser otra cosa: una construcción “guiada”, “liderada” –ese es el lenguaje que emplean-- por un colectivo aparte, no por el protagonista mismo de los acontecimientos, sino por un grupo separado, que orienta la estructuración mental y la redacción final de esa memoria.

Ese “colectivo” puede obviamente asumir formas diferentes. Puede ser un equipo específico del CNMH, como puede ser una célula ideológica especializada en “guiar” a quienes admiten ser guiados. Puede ser también un partido y, en últimas, ese guía puede ser, detrás de una cortina o no, un jefe de gobierno.

Esa es la falsa concepción de la memoria histórica. En realidad, se trata de una falsificación. La memoria auténtica, libre, sin filtros, no puede ser admitida por esa gente. Sólo es válida, para ellos, la memoria que resulta de un tratamiento especial, en donde el protagonista, la víctima que porta en sí un testimonio, una memoria, un estigma de lo vivido personalmente o en grupo, debe ser vertido, modelado, adulterado por un grupo, por un actor externo.

Es esa, ni más ni menos, la versión marxista-leninista de la memoria histórica. El partido, depositario único de la verdad y de la ciencia, debe decir, guiar, traducir y escribir cómo es la realidad de los hombres, incluyendo la memoria de las víctimas de ese atroz sistema totalitario.     

Al final, el texto del grupo que acompaña a la señora María Valencia, nueva directora del CNMH, trata de seducir al lector afirmando que el “objetivo misional” del CNMH es “construir y difundir una memoria plural que parta de las víctimas del conflicto armado”. Sin embargo, hemos visto que, si la memoria es forzosamente “plural”, es decir no individual sino interferida, “liderada” por un agente exterior, que decide quien es víctima y quien es victimario, no puede ser una memoria que “parte de las víctimas”.

La violenta animadversión que profesa contra el profesor Acevedo el grupo que asume ahora la dirección del CNMH viene justamente de allí: porque Darío Acevedo, en primer lugar, abrió las puertas del CNMH a los militares y policías que también han sido víctimas y siguen siendo víctimas de la violencia subversiva y del llamado “conflicto armado” –actitud ésta sí verdaderamente pluralista y humanista pero que había sido negada sistemáticamente por los dirigentes del CNMH anteriores a Acevedo-- y, en segundo lugar, porque Darío Acevedo Carmona no quiso “liderar con equipo propio las investigaciones”, como le reprocha el texto cuestionado, es decir no quiso que tales testimonios fueran filtrados y adulterados por un “equipo propio”. Su método fue el de permitir la expresión directa, sin interferencias doctrinarias, de las víctimas, de todo tipo de víctimas, y de evitar que el testimonio de éstas fuera necesariamente una coincidencia entre la vivencia de ellas y las posturas de la dirección del CNMH. 

En el siguiente artículo abordaré el asunto de las acusaciones del nuevo grupo dirigente del CNMH contra el profesor Acevedo Carmona.

*Eduardo Mackenzie es periodista y escritor. Es autor, entre otros libros, de Las Farc, fracaso de un terrorismo (Random House-Mondadori, Bogotá, 2007, 569 páginas)

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Aprender de la justicia alemana en materia electoral

Eduardo Mackenzie

Lo ocurrido en estos días en Alemania debería servirnos de ejemplo en Colombia. Allá una revista independiente investigó y pudo establecer, con pruebas indiscutibles, que las elecciones municipales de Berlín, del 26 de septiembre de 2021, habían sido manipuladas y fraudulentas. En consecuencia, el Tribunal Constitucional de esa capital ordenó la anulación de las mismas y llamó a votar de nuevo el próximo el 12 de febrero, a pesar de las protestas de los grupos de izquierda.

Allá el fraude electoral tuvo rasgos que recuerdan lo que pasó en Colombia  durante las elecciones legislativas y presidenciales de 2022: las máquinas electrónicas de voto y conteo de votos fallaron; los instigadores y beneficiarios del fraude fueron partidos de socialistas, comunistas y verdes y los incidentes en las mesas de votación fueron muchos y de diferente tipo.

Algunos colegios electorales de Berlín dejaron que menores y extranjeros votaron ilegalmente y fomentaron desórdenes con el voto por correspondencia. La anomalía más espectacular fue que el transporte público de la ciudad fue paralizado el día electoral para que los votantes de más edad  no pudieran acudir a las urnas normalmente: el gobierno de la ciudad se inventó una maratón para ese día y el transporte fue así perturbado con ese pretexto. Por otra parte, a quienes investigaban lo ocurrido les negaron el acceso a los registros de los colegios electorales. Sin embargo, la pesquisa periodística pudo probar que las papeletas de registro de unos distritos fueron mezclados con los de otros distritos, que faltaron urnas y votos en algunos colegios electorales y que en algunos de esos colegios electorales los funcionarios dejaron votar a unos y a otros no. Unos colegios electorales recibieron votos más allá de la hora de cierre oficial, cuando los medios ya estaban dando los primeros resultados, y otros hicieron lo contrario: cerraron antes.

Ante los primeros reclamos de electores, el Comisionado Federal de Elecciones, o Escrutador Federal, Georg Thiel, conocido por su autoritarismo,  negó toda posibilidad de fraude y subrayó que esas quejas eran “falsas noticias”. Algunas personas habían mostrado imágenes en las que se ve que las urnas metálicas podían ser abiertas prematuramente utilizando un simple cuchillo de cocina. Ante el veredicto del Tribunal Constitucional, Thiel, tuvo que admitir que las irregularidades afectaron la votación al menos en seis de los doce distritos de la ciudad. También puede leer: “Berlin election must be repeated completely”: https://www-n--tv-de.translate.goog/politik/Berliner-Wahl-muss-komplett-wiederholt-werden-article23721754.html?_x_tr_sl=auto&_x_tr_tl=en&_x_tr_hl=de

Para contrarrestar el silencio que guarda la prensa colombiana sobre el fraude electoral en Berlín (como lo ha guardado sobre los recientes fraudes electorales en Estados Unidos, Reino Unido y Brasil) y sobre la ejemplar decisión de la justicia alemana de anular la elección en Berlín, Colombia News difunde estos dos artículos factuales sobre ese importante episodio.

 
Publicado en Columnistas Nacionales

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