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Eduardo Mackenzie   

Lo mejor es no atropellar los hechos que rodean el asunto de la nueva política del Reino Unido de no exigir una visa a los turistas colombianos que quieren entrar y permanecer a ese país hasta seis meses. Habría que recordar ciertos hechos centrales. El presidente Juan Manuel Santos pidió al RU que eliminara esa visa, pero no obtuvo una respuesta. Después, durante la presidencia de Iván Duque, Bogotá siguió impulsando esa idea. Londres, finalmente, el 18 de octubre de 2022, consideró la iniciativa colombiana. En esas condiciones, le correspondió al gobierno de Gustavo Petro recibir la notificación oficial de tal decisión.

Hay que saber que eximir o no de visas de turismo a los nacionales de otros países es un acto que toma soberanamente cada país. En el caso de Colombia, el Reino Unido decidió unilateralmente retirar esa exigencia. No se trata pues de una negociación entre dos Estados, ni de la negociación de un tratado o cosa parecida. 

Cosa diferente es, por ejemplo, el tratado de Libre Comercio entre Colombia y el Reino Unido. Ese tratado ya existía entre Colombia y la Unión Europea (antes de la administración Santos). Como el Reino Unido era miembro de la Unión Europea ese pacto comercial obligaba a los dos países y a la Unión Europea con Colombia y viceversa. Luego de haber ratificado ese tratado por aprobación del Congreso de la República, Colombia perfeccionó ese convenio con la Unión Europea, incluido el Reino Unido.

Cuando el Reino Unido se retiró de la Unión Europea (el llamado Brexit, 31 de enero de 2020), Londres pidió a los países con los que la UE había suscrito tratados de libre comercio que aprobaran y ratificaran el mismo texto que había estado vigente con la Unión Europea, pero esta vez, únicamente con el Reino Unido. Colombia aceptó obviamente ese pedido, así como hicieron los otros países a los que Reino Unido hizo idéntica petición. Fue así como, gracias al gobierno del presidente Iván Duque y de la vicepresidenta Marta Lucía Ramírez, que Colombia mantuvo excelentes relaciones con el Reino Unido y con la Unión Europea y continuó vigente el tratado de Libre Comercio con el Reino Unido. Fue ese un trámite formal que Colombia aceptó en buena hora para facilitar el acomodamiento del país a los efectos del Brexit. No hay noticia de que ello se haya logrado al cabo de negociaciones arduas y extenuantes entre los dos cuerpos diplomáticos.

Por supuesto alguien tuvo que ser el ponente de la ley aprobatoria de este tratado en el Congreso de Colombia, y el presidente Iván Duque aprobó el procedimiento constitucional. Así fue como procedió la República de Colombia. Describir esos dos eventos no demerita el trabajo de los actores e intervinientes que monitorearon el acto británico de retirar la exigencia de la visa de turista. “Fueron muchos meses de trabajo. Quiero agradecer y felicitar a las autoridades del Reino Unido por eliminar la visa para los colombianos”, declaró el expresidente Iván Duque, el pasado 18 de octubre. “En nuestro gobierno logramos el TLC post-Brexit y avanzamos hacia este paso histórico”, reiteró.

El mismo embajador del Reino Unido en Colombia, George Hodgson, al anunciar públicamente esa medida, subrayó que ésta resulta de una decisión de Londres y que es también el fruto de los avances en las relaciones bilaterales “desde hace mucho tiempo” entre los dos países. Ese progreso había permitido, insistió, “estrechar los lazos sociales, culturales y económicos” entre Colombia y el Reino Unido.

A la luz de esos hechos, queda visto que es completamente abusivo de parte del gobierno de Gustavo Petro tratar aparecer como el impulsor, si no el “negociador”, del retiro de la citada visa para los turistas colombianos. La dirección del partido Comunes (ex FARC) llegó al colmo de la desfachatez al escribir en un twitt que el retiro de esa visa era un “logro del gobierno de Petrogustavo”. Y que la decisión británica, que también se extendió a Perú y otros países, generaba “dinámicas de integración” con Colombia, algo que Londres no ha dicho.

Gustavo Petro, quien en noviembre de 2020 se opuso en el Congreso colombiano de manera obtusa al TLC entre Colombia y el Reino Unido, podría, por el contrario, malograr el positivo cambio de actitud de ayer de Londres hacia Colombia por sus declaraciones escandalosas y arrogantes ante la asamblea general de Naciones Unidas, el 20 de septiembre pasado, en donde exhortó a los Estados a cesar la lucha contra el tráfico de drogas, lo que equivale a ceder cínicamente ante las presiones e intereses de las mafias y carteles internacionales que se lucran con ese tráfico criminal. Si Colombia se convierte en un paraíso de narco-traficantes mediante la política de impunidad y laxismo que preconiza el actual gobierno, los viajeros colombianos podrían sufrir las consecuencias. Si la política de Gustavo Petro ante el tráfico de drogas no es suprimida la restauración de la visa para los turistas no es imposible pues el gobierno conservador de la primera ministra Mary Elizabeth Truss podría juzgar que de nuevo hay riesgos al facilitar esas entradas.

 
Publicado en Columnistas Nacionales

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