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El guión y los personajes de la verdadera película invisible

Pedro Aja Castaño   

“Lo esencial es invisible a los ojos”. EL PRINCIPITO, Antoine de Saint-Exupéry.

Todos, más o menos sabemos, que las películas de Hollywood se hacen con un montón de personas que son importantes a las que se les reconoce su participación al final. Se recuerdan los nombres del director y los actores. Sabemos que esas películas ganan premios, algunas se vuelven famosas, y nos queda la información, que no la experiencia, de lo que hacen los guionistas y personajes. Pero desconocemos sus sufrimientos y los de muchos que trabajan arduamente para fabricar un producto para nuestra… DIVERSIÓN.

Y tengo la triste impresión que para muchos la VIDA REAL es como una película a la que, a veces, se la toma en serio cuando duele; y ni por esas le paramos bolas  a la VERDADERA PELÍCULA INVISIBLE de nuestras vidas que se repasa al puro final. La vejez es un preámbulo de esa ‘revisión’. A menudo  ocurren cosas importantes que nos hacen pensar. Pero enterémonos de las verdaderas ‘películas’ que protagonizamos y que todos desconocemos.

Por lo que esta es una alegoría moderna para entender nuestras múltiples ‘películas’ actuales. Las hay para todos los gustos,  oficios y profesiones. Por lo que a través de la historia ha habido muchas clases de películas cuyo origen fue el teatro, la imitación del otro, etc., para diferentes propósitos. Algunos de esos escenarios nos hacen pensar y nos cambian para bien o para mal.

Ahora bien, ciertas películas  son para pasatiempo. Pocas para inspirar e invitarnos a una trascendencia real.  Son tan REALES que se asumen como VERDAD, porque  ocurren en un espacio tridimensional,  con ACTORES  multidimensionales, cada quien con el ‘poder’ de una INTENCIÓN para lograr algo, porque sabe que dispone de elementos para hacerlo. Así, un proceso electoral es una película con muchos inversionistas para disponer de   seguidores o consumidores para lograr diferentes objetivos. Sin embargo, la gente se olvida que hay una gran diferencia entre un candidato y un presidente.

En esas películas muchos hablan del ‘poder’ de gobernar y la gobernanza; y  la definen como “la forma de gobierno basada en la interrelación equilibrada del estado, la sociedad civil y el mercado para lograr un desarrollo económico, social e institucional estable.” Sí, desde luego. El lío es que hay ‘interpretaciones’ de cada una de las palabras de la definición,  porque cada quien  entiende el bien común a su manera. Una clave para desentrañar la ‘película’ colombiana es conocer quiénes son sus principales inversionistas y para qué. ¿Cuál es el papel del público o la llamada sociedad civil? Unos dicen que es darle ‘legitimidad’ a la película; pero lo llamado ‘legitimidad’ es algo que se puede fingir como en toda buena película. Porque los seres humanos, por un asunto de supervivencia, somos buenos actores.

 Las películas de Hollywood  tienen la intención de ganar dinero, asegurar un prestigio, vivir de una profesión. Pero… ¿qué hay detrás de las otras ‘películas’ de la vida real y la política? ¿Cómo se hacen las  películas de entretención real o fingida? Las películas de la política, bien hechas,  tienen los equipos y directores adecuados para convencer  con encuestas, imágenes, discursos, escenarios, acuerdos, negocios, debates, medios de comunicación, etc., que las vuelven  ‘creíbles.’

Pero las de la vida real son espontáneas y, por lo tanto, más masticables.

A diferencia de las populares y cotidianas, las películas políticas tienen ‘editores’ cuidadosos; es decir, los que tienen el poder para mostrar u ocultar la realidad de lo que conviene. Los medios de comunicación disfrutan y viven de  desentrañar ese proceso, pero las mismas películas se siguen filmando, a pesar de cambiar TODOS los protagonistas en cada gobierno. Por eso muchos conocedores del mismo libreto se abstienen de ir a ver la misma película. Dicen que es una vaina inevitable del ‘sistema humano’; y los medios de comunicación son parte del sistema.

Para hacer películas se buscan ‘ingenuos’ que se les recluta como voluntarios a cambio de una ilusión de agradecimiento de parte del pueblo, o  del líder,  que tiene asesores, directores de imagen, maquilladores, etc. Las películas que más gustan son las de acción de buenos y malos. Sin embargo,  cuando los ‘buenos’ se dan cuenta que han sido solo ‘actores’ de una película taquillera llamada “El señor conflicto y su querida la violencia,”   se emberracan con los directores que ganan un poquito más de billete; esto lo aprovechan los malos, otros actores a los que nada les importa y, para corromperlos,  les regalan verdes reales y jugosos como muestra de ‘cariño’.

Los buenos son presentados con la estética y vestuarios adecuados, al igual que los malos. Los estudios o escenarios de ‘combate’ político son majestuosos y vigilados; infunden respeto, son parte de la actuación llamada  legitimidad. Los escenarios selváticos y apartados son diferentes. Hay unos astutos directores de película que siempre exigen la presencia de un ‘actor’ que parecería ser un dios omnipresente y todopoderoso que llaman ‘estado.’ Cuando les conviene ciertos medios critican al tal ‘estado’, pero cuando  ese estado los defiende de los terroristas que les ponen bombas, ahí, sí,  callan. ¿Qué hace que estas películas bien hechas, en algún momento, se sientan como ficticias o reales? Se SIENTEN REALES porque son planeadas con mucha minuciosidad con sincronización de muchas cosas que nos hacen pensar que su director  es realmente un genio.

Además,  existen las comedias de los políticos chiflados; el drama de los prisioneros silenciosos de la burocracia; las fantasías del político encantador de los vientos de la prosperidad;  las del horror cotidiano de los celulares parlanchines; los avances del misterio de las bolsas mágicas; los cortos del romance imposible entre razón y política; las películas de suspenso electoral, y con todas ellas se hacen seriados taquilleros para los desocupados o profesionales de la ficción política. Y todo eso cuesta billete por lo que esa ‘verdad’ es en realidad un negocio. ¿No se han dado cuenta que muchas ‘verdades’ son solamente un eslogan?

Pero no hay que desestimar este producto de los emprendedores  porque las películas son importantes para los países. Por ejemplo, por muchos años Colombia exportó la llamada “Colombia con aroma de café”; después unos  aventureros empezaron a exportar “Colombia con olor de coca.” Los gringos se inventaron “The American Way”; ha sido tan exitosa que hasta sus enemigos quieren emigrar allá. Los soviéticos se cranearon la de “El hombre nuevo”, pero ha fracasado; Chávez quiso ser director y actor de “El socialismo del siglo 21”, pero el negocio es tan malo que se tiene que vender con tiros y fraudes.

A los pelaos de hoy en día les gusta mucho la película  “Revolución y Cambio”, su actor principal es un colombiano de muchas peculiaridades; le hacen mucha propaganda con emprendedores de la primera línea y quieren estrenarla en Colombia. Su director es un brasileño que se la pasa viajando entre Méjico, Sao Paulo y Cuba. Y todos estos directores esperan pasar a la historia  como magos gurúes, maestros, padres de la patria, etc. Por otra parte, para los más ambiciosos en los 70 circuló el libreto de: “Piense y hágase rico”. Todavía se vende. Los más aviesos difunden la película “A mí que me sostenga el estado.”

CONSEJOS PARA LOS QUE VIVEN DE PELÍCULAS. Cuando las terminen, compártalas con el mundo, llevándola a festivales de política que posiblemente las seleccionen para estudios académicos. Si la cosa no es muy profesional, súbala a internet para que la gente la vea de forma gratuita y se inspire, pues los caminos para la fama son muchos. Te invitarán a dar conferencias y ganarás mucho billete. Mira con ojo crítico las películas de otros países, no para criticar sus directores, sino para ver cómo mejoras tu siguiente película. Pero no olvides sus errores; pueden ser un capital importante para el futuro.   Otros lo llaman chantaje político o emocional.

¿POR QUÉ FRACASAN LAS PELÍCULAS QUE PRETENDEN REMPLAZAR LA VIDA? Porque se realizan en el escenario mental de su director que no tiene el poder para hacerla real, solo fingida. Como la película no se vive, es solo información. Los productores de las películas ficticias y los que las engullen se olvidan que solamente lo vivo y real que actúa tiene la capacidad de cambiar las cosas. Sin embargo el cine como herramienta pedagógica, al igual que un libro animado,  puede explicar la confusión en la que vivimos para que actuemos en consecuencia. 

Porque las películas ilustran los dramas de yo con yo (enfermedad); o yo con el otro (egoísmo) o  yo con / contra  Dios (esfuerzo por creer, trascender, mejorar vs creerse Dios y aliarse con su enemigo, etc.) Y aunque todos esos escenarios se pueden  manipular, también se puede  intentar comprenderlos para cambiarlos de una manera honesta y radical.

TRATANDO DE COMPRENDER LA VERDADERA PELÍCULA INVISIBLE. Hay muchas pruebas de ellas, pero algo nos impide tomarlas en serio. Porque vienen como información en libros, películas, o nos la cuentan para ‘evangelizarnos’ para una causa. Sucede lo mismo  con los remedios, médicos, medicina, etc., que sabemos que existen, pero los tomamos en serio cuando estamos enfermos.

Pues bien, hace unos días,  hablando con un amigo que es  experto en computadores, y al que había llamado para un problemilla del aparato, cuando estaba de salida y habiendo estado hablando de cosas extrañas que ocurren actualmente, me dice: “Tengo una familiar que ve a los ángeles y habla con ellos; sé que es cierto, pues me dice: ahora está aquí conmigo fulanito que se especializa en tal cosa. Y me cuenta también que cuando va a misa ve miles de ángeles alrededor del altar, pendientes de lo que hace el sacerdote. Dice que ver lo invisible   es un don que tiene desde niña y no se lo cuenta a nadie porque teme que la tomen por loca.” Con este testimonio vivo de alguien conocido y confiable, algo hizo ‘clic’ en mí que volvió  REAL  lo invisible.

Por lo que dejó de ser algo que nos cuentan y que nos esforzamos en creer. Entonces comprendí  mi accidente que hizo real algo invisible. Fue como si, de pronto, el color rojo se hiciera más real,  vivo; la historia de mi amigo dejó de ser tal, se volvió algo que se vive,   no se piensa; se palpa mediante una intensidad especial que no es física. Lo más parecido a esa sensación  es el amor. Por eso AMAR alegra, duele, irrita, llena todo de significado vivo que no es un concepto, sino algo que colma, llena. Se ‘encarna’ en formas y escenarios diversos. Entonces vivimos la paradoja de que lo que llamamos vida, no es real; sino aquello invisible que la anima. De ahí que  todo lo doloroso y placentero; lo efímero e importante; lo fácil y difícil, etc., adquieren una dimensión nueva; la de lo que está vivo. Entonces comprendí, viví, de una forma nueva,  cada detalle de algo que me pasó;  de la misma forma la vida puede convertirse en una METÁFORA VIVA que desconcierta y fascina. ¿No le sorprende a usted que el cuerpo humano sea una mezcla de todo; agradable y desagradable; placentero y doloroso;  blando y duro; sutil y burdo; feo y bello? Ay de que algunos de esos elementos se desequilibre. Nuestros ’arreglos’ se vuelven aproximados.

Ahora bien, hace tres años, caminando por uno de los peligrosos andenes de Cedritos, tropecé,  me  fui de bruces contra el piso,  me golpee y raspé un lado del mentón,  empecé a sangrar. Casi que de manera instantánea un hombre joven y fuerte apareció a mi lado que me ayudó a levantarme. Me dijo: “Señor, lo llevo hasta su casa.” Se lo agradecí, pero rehusé su ayuda, porque podía caminar y estaba a media cuadra de mi casa. Me soltó del brazo.  Cuando voltee a mirar, el hombre había desaparecido. Comprendí y me dije: “Fue un ángel que me ayudó exactamente en el momento oportuno.” Pero esa experiencia maravillosa solo quedó como información en mi cerebro. ¿Por qué?

Lo comprendí  cuando me pregunté: ¿Cuál habría sido mi reacción si quien me hubiera ayudado no hubiera sido un ‘extraño’, sino el amigo más querido que no veía desde hacía tiempo? Habría dicho y contado que esa acción de ayuda cotidiana, natural,  era un MILAGRO VISIBLE. Un milagro porque MI AMIGO VISIBLE  estuvo ahí, en el momento justo. Esa ‘coincidencia significativa’ me habría parecido extraordinaria  y se lo habría contado a todo el mundo.

Sin embargo,  hay múltiples cosas buenas de protección, provisión, ayuda,   que nos ocurren a diario en las que el amigo o la amiga visible no están;  esas cosas buenas o decisiones  me resuelven el problema;  pero como la solución no la suministró el LA PERSONA AMIGA  no son importantes; son un ‘deber’ del estado, la obligación de alguien a quien le pago.  Pareciera entonces que lo ‘extraordinario, maravilloso’ es la CLASE DE AMIGO O PERSONA,  no la solución. Porque con un amigo se habla, comparte, celebra. Las soluciones son situaciones nuevas y agradables, pero olvidamos quién nos las suministró. Esto se llama desagradecimiento.

¿No es quizá hora de que la humanidad entienda que EL DEBER ES LA FORMA DEL AMOR MENOS POPULAR, pero la más efectiva? De esa manera quizá empecemos a entender que LA PELÍCULA INVISIBLE que no se ve ni comprendemos sea quizá lo más importante. Esa ‘película’ tiene guion, director, ayudantes, planes, proyectos, soluciones, inversionistas, que no se ven, pero EXISTEN como en la vida real. Unos lo llaman cielo;  otros estado; muchos sociedad. ¡Ojo con ese olvido! Nos puede costar mucho. Ser agradecidos hace que la AYUDA  de algo o alguien VIVO llegue en el momento justo.

Publicado en Columnistas Nacionales

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