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Alfonso Monsalve Solórzano

El resultado de la última encuesta del Centro Nacional de Consultoría para la revista Semana comienza a mostrar el realineamiento de las fuerzas políticas del país.

Acostumbrados a ver sólo había un candidato en la carrera a la presidencia, con una campaña que ya lleva 12 años, algunos llegaron a pensar que este era el único en la competencia, y el aspirante mismo se autoconvenció de que ya había ganado y de que lo que restaba era sólo el trámite de unos comicios que ya tenía en el bolsillo.

Pero no había tal. Las elecciones para el congreso y las consultas efectuadas el pasado marzo, mostraron que la voluntad política de los colombianos comienza a forjar un camino distinto, Si bien, el Pacto Histórico avanzó significativamente en las parlamentarias, no alcanzó a tener el control del legislativo y las fuerzas que no siguen esa tendencia o están en contra de ella suman la mayoría. El Pacto no podrá legislar a voluntad. No tendrá la mayoría, si llegase a ganar y será la principal fuerza de la oposición, si perdiese.

Pero, tal vez, lo más significativo es que las consultas arrojaron un nuevo mapa político en el que aparece el señor Federico (Fico) Gutiérrez, del Equipo por Colombia, con una votación muy importante, multiplicando por varios dígitos al señor Sergio Fajardo, de la Coalición de la Esperanza, aunque, en ese momento, todavía lejos del representante del Pacto Histórico.

Y sucedió lo que tenía que suceder. En el lapso transcurrido desde entonces, las fuerzas políticas comienzan a decantarse. La distancia entre Petro y Gutiérrez comienza a acortarse.

En primera vuelta, según la encuesta, Petro gana a este con cierta holgura, el 36%, pero el candidato del Equipo por Colombia crece significativamente, al 24.5%; mientras Hernández, se mantiene en el 10% y Fajardo se hunde definitivamente, con el 8.5%; los otros -Betancur, Gómez, John Milton Rodríguez y Luís Pérez, apenas puntúan. En ese escenario Petro no gana en la primera vuelta, como es su pretensión y tendrá como contendiente a Gutiérrez. Los resultados aquí dejan en claro que Fajardo y los demás son inviables.

Ahora bien, para la segunda vuelta, el estudio de opinión pone las cosas en blanco y negro: Petro obtiene el 43.1% de los votos, mientras Gutiérrez el 40.1%. Ninguno alcanza el 50% de los votos y la distancia entre ambos es mínima, unos 315.000 sufragios.

Esto significa que se abre paso el voto útil, tendencia que irá acentuándose en las semanas el que siguen. Y que las propuestas tendrán un protagonismo de primer orden en el voto de opinión, tanto entre los independientes, los indecisos y hasta los abstencionistas, así como entre los militantes de las demás corrientes políticas: según el sondeo, Gutiérrez  “se quedaría con el 54,8 por ciento de los votos de los militantes y líderes de la coalición de la Centro Esperanza, y Petro con el 25,5 por ciento. Cambio Radical se iría mayoritariamente con Fico (61,6 por ciento) y el 22,2 por ciento apoyaría a Petro. En el caso del Partido Liberal, donde hay una puja entre Petro y Fico por ver quién se queda con el respaldo de la colectividad, el 54,6 por ciento de sus bases apoyaría a Fico, mientras el 29,4 por ciento respaldaría a Petro. El Centro Democrático, el Partido Conservador, La U y Mira están jugados por Fico, así como el Pacto Histórico y sus partidos con Petro”             (https://www.semana.com/nacion/articulo/segunda-vuelta-presidencial-de-infarto-fico-gutierrez-esta-a-solo-tres-puntos-de-gustavo-petro/202242/).

Como se ve, Gutiérrez tiene la posibilidad de ganar más electores que Petro en ese segmento. Es que los ciudadanos están optando por tomar partido más allá de lo que los directivos de los partidos digan – o dejen de decir, como lamentablemente sucede en el Centro Democrático, enredado en un laberinto de contradicciones aguzado por su derrota electoral.

Hay un gran sector de la población que entiende que lo que está en juego es la libertad y que las diferencias entre quienes constituyen esta preferencia son menos importantes que lo que los une. La gente está entendiendo que hay que rodear un candidato que no tendrá un programa de derecha, ni de centro, en el sentido tradicional de esos conceptos, sino uno que preserve el sistema democrático de libertades y derechos y pueda dar salida a las necesidades más sentidas del país: la lucha contra la corrupción y la solidaridad con los sectores más vulnerables de Colombia; sensible a las necesidades de la mayoría de los colombianos, capaz de garantizar la libertad dentro del orden constitucional, la seguridad ciudadana y la soberanía nacional. Todo dentro de un programa mínimo dentro del cual todos quepamos. Ese es el camino que los ciudadanos están trazando. Lo primero es lo primero. Y las distintas fuerzas que se agrupan en este lado deben hacer su trabajo. No hay cabida para los sectarismos ni los fundamentalismos. Hay que ganar la batalla por nuestra democracia.

Los próximos meses serán tensionantes. Quienes hasta ahora se han considerado ganadores difícilmente aceptaran una posible derrota y podrían recurrir a toda clase de estrategias para doblegar la voluntad de los ciudadanos y/o sembrar un ambiente de caos para ambientar el desconocimiento de los resultados. Ya hemos sido testigos de lo que pueden hacer. Hay que ganar con contundencia para que no quede ningún espacio para las dudas.

Publicado en Columnistas Nacionales

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