Facebook

     SiteLock

Última hora
Colombia necesita cárceles - Miércoles, 26 Febrero 2025 02:24
Trump no puede ayudar a Putin a triunfar en Ucrania - Miércoles, 26 Febrero 2025 02:20
La Nueva Colombia - Miércoles, 26 Febrero 2025 02:18
Metimos las zorras en el gallinero - Miércoles, 26 Febrero 2025 02:16

Rodrigo Alonso Paniagua*                                                         

Urge un cambio profundo de actitud y, sobre todo, de aptitud de la tripulación.

Los prometidos tiempos del cambio, de la transformación radical de la economía y del progreso social, que habrían de conducir a la erradicación de la pobreza, del hambre y a la protección del medio ambiente, se han embolatado para el bufón que en medio de su connatural delirio propusiera “…expandir el virus de vida por las estrellas del universo” y, de forma trágica, ¡vaya mala suerte!, para Colombia entera.

El consejo de ministros transmitido por televisión el pasado 4 de febrero, fue todo un sainete, con un libreto entre lo absurdo y lo descabelladamente burdo. Nada diferente a como se ha manejado al país desde la Casa de Nariño.

Colombia afronta serios problemas en casi todas las esferas económicas y sociales.

El sistema de salud colapsó y deja a las EPS con deudas enormes y a los hospitales y clínicas quebrados. Una crisis arteramente inducida desde el Gobierno Nacional. El sector eléctrico ha visto caer un gran número de sus proyectos de energía renovable, principalmente pequeñas centrales hidroeléctricas, eólicas y solares, indispensables para atender la demanda en el próximo lustro, como consecuencia de una mezcla de pésimas decisiones gubernamentales en materia de regulación y de un inaudito y vergonzoso desconocimiento de las condiciones específicas que lo rigen. De 6 mil megas que debieron entrar en el 2024 solo lo hicieron 1.300, esto es, menos del 22%.

La no corrección inmediatamente de esta problemática abocará al país a un desabastecimiento a partir del 2026. La actividad minera legal está asfixiada, disminuyó 0.3 comparada con el 2023. Las industrias manufactureras postradas, cayeron un 0.2 en el 2024 frente al año anterior. La construcción residencial y no residencial decreció 2.5%. La seguridad jurídica y fiscal han desaparecido. Y, por ende, la inversión no tiene cómo repuntar.

Las reformas tributarias que desangran a la clase media no son suficientes para cubrir los gastos de la frondosa burocracia, ni cumplir las promesas con el sector de la educación o con los jóvenes, ni atender a las necesidades del sistema de salud, ni para asumir los compromisos frente a las regiones, a las que se les deja botados proyectos esenciales para su desarrollo económico y social, como las vías nacionales 4G. Entre ellas y solo en Antioquia: Pacífico 1, 2 y 3, Antioquia-Bolívar, Mar1, Mar 2, Magdalena 2, Conexión Norte. Igual sucede con el Túnel del Toyo y, el Metro de la 80 en Medellín.

La corrupción cohabita como nunca en las altas esferas del gobierno y en sus altos funcionarios, muchos de ellos, como el mismo presidente y su hijo, investigados por manejos turbios. Un escándalo nuevo y mayor al anterior es anunciado desde las propias filas del gobierno, cuando todavía continua la conmoción causada por el último. Los medios de comunicación y los periodistas son vapuleados por el solo delito de publicarlos. La democracia pende de un hilo.

Amplias zonas de Colombia sufren con el debilitamiento de las fuerzas armadas y suentrega, tal cual, sin exageraciones, a grupos de facinerosos, dueños absolutos de su control territorial y de la vida y los bienes de sus habitantes. El Estado y la institucionalidad no solo carecen de autoridad, sino que, en términos reales, no existen en el Cauca, en Chocó, en Arauca, en el Catatumbo y siga contando. Nada ni nadie protege a los ciudadanos dejados a merced de los bandidos.

A nadie debería interesarle que le vaya mal al piloto del avión en el cual viaja. La estulticia que procede desde el Estado y sus altos funcionarios no agobia, ¡por fortuna!, a la inmensa mayoría de ciudadanos. Pero hay que recuperar la confianza inversionista y la seguridad en todos los ámbitos, para pasar del 1,7% de crecimiento del PIB en el 2024 a un registro muy superior. Solo así se dará un paso contundente para salvar a Colombia, el empleo, la inversión, a los trabajadores y al empresariado. Pero, conseguirlo requiere un drástico cambio de actitud y, sobre todo, de aptitud de la tripulación. Y en el corto plazo, en el 2026, una mejor elección de esta, en especial, del piloto.

* Presidente de SintraIsagén.

Febrero 21 de 2025.

Publicado en Otras opiniones

Compartir

Opinión

Nuestras Redes