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Álvaro Ramírez González                                                                           

Cuando uno no es abogado, es muy complicado meterse en temas de derecho.

Pero lo que acaba de ocurrir con el Consejo Nacional Electoral es demasiado simple.

Esa institución está revestida de autoridad para investigar las faltas y delitos que se produzcan en materia electoral.

Tiene toda la autoridad constitucional para ese efecto.

No como lo califica el presidente Petro, de que no es más que “una oficina administrativa”.

El Consejo de Estado, ratificó la competencia del CNE, para investigar delitos electorales.

El denunciante es el Doctor, José Manuel Abuchaibe, jurista guajiro, a quien conocí, y es toda una autoridad nacional en esta materia.

Este CNE, con 9 magistrados a bordo recibió las denuncias sobre la violación de los topes económicos de la campaña de Gustavo Petro y después de hacer las debidas indagaciones e investigaciones, con el voto positivo de 7 de los 9 magistrados, encontró que todas las denuncias estaban fundadas.

La cifra que sobrepasó los topes de la ley en esa campaña es de $ 5.355 millones según mi información.

Y hasta allí es su misión.

Hecha la investigación y producido el fallo, las denuncias contra Petro candidato, siguen un trámite.

En primer lugar, van a la Comisión de Acusaciones de la Cámara de Representantes que deberá ratificar está cuidadosa investigación hecha por el CNE.

Y seguramente muy rápido, irá a la plenaria del Senado de la República.

El Senado tiene también plenas facultades constitucionales para retirar del cargo al presidente, por “indignidad”, que traduce, llegar al cargo, violando las reglas.

Me perdonaran los juristas si es muy elemental y básica esta lectura de los hechos.

Pero una gran mayoría de los lectores de esta columna son gente básica, a la que hay que desmenuzarle estos vericuetos jurídicos para que los asimilen fácil.

Petro sabe más que nadie que este proceso lo terminará sacando del cargo.

Sus asesores le habrán explicado sus nulas opciones jurídicas.

O sea que, por el camino legal, Petro no tiene escapatoria.

Entonces va a apelar a lo que sabe hacer: caos, violencia, y un autogolpe.

Ya anunció que se trataba de un “golpe de estado”, programado desde una oficina administrativa, como llama al Consejo Nacional Electoral.

Y que deberá apelar al apoyo popular.

De esa no nos salvamos.

Ya ha hecho Petro, todo tipo de demostraciones de que le gusta ese camino del caos y el incendio.

Grotesco, por utilizar un generoso calificativo, le pareció al país, ver el palacio de Nariño, totalmente rodeado de una multitud de indígenas traídos del Cauca.

¿Como se lee eso?

Pues no es tan complicado.

A él le gustan más los indígenas que la misma fuerza pública.

Colombia y su clase dirigente tendremos que enfrentar un proceso de bloqueos y paros, parecido al del 2021.

Pero sin fuerza pública, porque esta, además de disminuida, está bajo las órdenes del auto golpista.

Solo un auto golpe lleno de violencia, destrucción y sangre puede salvar el tiquete de salida de Petro.

Y él lo sabe muy bien.

Petro tiene a su favor dos cartas muy fuertes.

Primero, la chequera oficial para financiar este auto golpe.

Segundo, unas fuerzas armadas disminuidas y bajo su mando.

Pero una gran debilidad.

Un desprestigio del 75%.

La clase dirigente y todos los colombianos, debemos prepararnos para eso.

Enfrentarlo.

Y derrotarlo.

¡Tampoco tenemos otra opción distinta!

O permitir que con ese autogolpe viole todo el contexto legal colombiano y se eternice en el poder como Chávez y Maduro.

Sobremesa

El abogado de Petro insiste en que el CNE no es competente para investigar y dictaminar que si se cometió un delito electoral.

Eso a pesar de que ya el Consejo de Estado, ratificó la total competencia del CNE.

¿Será que están fabricando así la teoría del atropello a la campaña Petro, como detonador de la explosión social que Petro va a promover y esta vez a financiar desde la casa de Nariño?

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Un almuerzo muy desafortunado

Álvaro Ramírez González

Faltando pocos días para las elecciones presidenciales del 2022, Jean Claude Bessudo, reconocido empresario del turismo, ofreció en su casa un almuerzo a Gustavo Petro, al que invitó a varios destacados empresarios.

Fueron muchos miembros de la poderosa comunidad judía en Bogotá.

Petro lideró las encuestas de principio a fin y se veía ya muy claro su triunfo.

¿Que buscaba Bessudo con ese almuerzo?

De hecho, tanto el organizador del evento como sus asistentes fueron duramente criticados por todo el sector empresarial.

“Esquirol” es un término muy duro, pero define a un aliado que se cambia de bando, abandonando a los suyos, buscando beneficios personales.

Pensando en ellos y sus intereses, más que en la misma patria, digo yo.

“Todos tenemos derecho a defender nuestras empresas y negocios”, afirmó alguno de los criticados asistentes.

A fe que es verdad.

¿Pero que consiguieron además de la fama de esquiroles?

Pues ya vieron los judíos que Petro rompió relaciones con Israel y se parqueó al lado del pueblo palestino.

Pero la guerra de Israel no es contra el pueblo palestino.

Es contra los terroristas de Hamas en la franja de Gaza y los de Hezbolah en el sur del Líbano.

Una guerra de un Estado legalmente constituido, contra 2 grupos terroristas.

Aun así Petro está contra Israel.

Es una equivocada decisión la de Petro, pero todos saben que él es amigo de las causas terroristas.

Miren lo que ha hecho el Colombia, dándole oxígeno y territorio a los grupos terroristas.

Que bien mal le han pagado, masacrando policías y soldados.

Hoy no lo respetan y se burlan de las mesas de negociación, porque tampoco le temen.

Volvamos al desafortunado almuerzo.

Petro detesta a los empresarios.

Y eso no es de ahora como presidente; es de siempre.

Pues los amigos judíos, Bessudo el anfitrión y los demás asistentes a ese desafortunado almuerzo no obtuvieron nada.

No puede haber ningún entendimiento entre un empresario y un socialista rancio y envenenado como Petro.

Quedaron muy mal con toda la comunidad empresarial.

¡Nada más!

Se me viene a la mente la frase de Winston Churchill.

“El que se arrodilla para buscar La Paz, se queda con la humillación y con la guerra”.

Sobremesa

El expresidente de Ecopetrol Felipe Bayón, del equipo del presidente Duque y de Luigi Echeverry, cabeza directiva de esa entonces gran Empresa, se le puso a la orden al nuevo presidente Petro, buscando seguramente una continuidad en ese importante puesto.

Yo sentí indignación, y escribí muy fuerte contra Bayón.

¿Dónde quedaron los principios de ese tipo?

¿Todo a la basura por un puesto?

Pues bien, Petro, lo mandó para el carajo.

Y nombró a su amigo Roa.

¡Vuelve y cobra vigencia la frase de Churchill!

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