El sistema financiero colombiano ha sido sólido desde siempre y ha crecido capitalizando utilidades año por año.

Veo con mucha preocupación que, en los 7 primeros meses del presente año, ya hay muchos bancos arrojando pérdidas.

Bancos tan sólidos como el BBVA, el Banco Popular, Las Villas y Scotiabank y algunos nuevos como Banco Pichincha, Falabella, Coomeva y Bancamía, tienen saldos negativos en sus resultados.

El grupo Aval, bajo la dirección de los Sarmiento, padre e hijo, siempre tuvo utilidades.

Hoy, el Banco Popular y Las Villas, acumulan pérdidas por un poco más de $ 240.000 millones.

El BBVA, pérdidas por más de $ 250.000 millones y Scotia Bank- Colpatria, pérdidas superiores a los 120.000 millones.

Es muy conocido ya que el presidente Petro le tiene fobia al sistema financiero colombiano.

De hecho, planteó capitalizar a Banagrario para volverlo el banco más grande del país.

Pero no tiene recursos para esa tonta aventura.

¡No pasó de ser otra de sus chifladuras!

Este desbarate en el sistema financiero es una lógica consecuencia del deterioro general de la economía.

Miles de empresas medianas y pequeñas, han llegado a la cesación de pagos y han debido acudir a la ley de “reestructuración administrativa y financiera”, que no es otra cosa que un “concurso de acreedores”, que deben enfrentar y resolver con el deudor, una nueva forma de pago, que generalmente se acuerda entre el mediano y largo plazo.

Muchas de esas empresas no logran cumplir los acuerdos, y se van a cierre y liquidación definitiva.

Ese el caso de Justo & Bueno que se liquidó sin pagar $ 6 billones que le debía a proveedores, contratistas y empleados.

¡Y nada pasó!

Ese es el panorama.

El sector de la construcción es hoy uno de los más sensibles a la crisis y más afectados con sus consecuencias.

En Medellín, por ejemplo, tengo noticias de que una sola empresa constructora o desarrolladora, que paró en seco 22 proyectos en desarrollo, y se fue a la “ley de reestructuración”.

Miles de personas compradores de esos inmuebles y cientos de proveedores van a perder mucho dinero e irán muchos a la cesación de pagos y a la quiebra.

Es un castillo de naipes que se va derrumbando y dejando atrás problemas, pleitos, desempleo y pobreza.

Estamos viviendo poco a poco la destrucción de todo el aparato productivo como en Venezuela.

La Andi, hoy llena de lamentos y advertencias, ha sido cómplice pasivo de esta situación.

¿Qué sigue?

Nadie lo sabe, pero la banca está apretando tuercas y rechazando créditos para no crecer más el problema, y comprometer su situación financiera.

Igual cerrando sucursales, oficinas y operando apuradamente desde la virtualidad.

Y eso termina de echar por el suelo la venta de Vivienda y la de Vehículos.

Es una espiral descendente como la llaman los economistas, que conduce a la ruina de un país.

Sobremesa 1

Las remesas son el dinero que los colombianos que viven y trabajan en el exterior, les envían a sus familias en Colombia.

Han pasado de US 4.000 millones anuales hace 3 años, a US $ 10.000 millones este año.

Eso es un indicativo de que miles de colombianos jóvenes tuvieron que abandonar el país para subsistir y desde afuera, ayudarle a sus familias.

Buena la cifra para la economía y las familias que reciben las remesas

¡Pero mal indicador del estado de la economía nacional!

Sobremesa 2

Los bancos que obtuvieron utilidades, en los primeros 7 meses del año, muestran una fuerte caída en las mismas frente a años anteriores.

Me refiero a Bancolombia, Banco de Bogotá, Citibank, Banco Davivienda, Banco de Occidente, Banco Agrario, Banco GNB, BTG Pactua, Banco Caja Social y JPMorgan.

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