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Álvaro Ramírez G.   

El desconcierto colectivo que se respira en el aire colombiano es total.

Consecuencia natural de un gobierno errático en sus propuestas, pésimo en su ejecución y nulo en la resolución de los problemas.

Un gobierno que llegó a reinventar un país que venía funcionando y todas las ideas gubernamentales solo han conseguido enredar lo que funciona bien y terminar de dańar lo que venía funcionando regular o mal.

Un gobierno que al desmantelar las FFAA, tiene al país en un baño de sangre.

La idea de construir sobre lo construido no le gusta a Petro.

Lo quiere cambiar todo, y eso le ha salido muy mal y además, ha hecho un daño enorme al clima de los negocios.

Los caminos constitucionales para gobernar, se le cerraron a este gobierno.

La oposición ha ido construyendo de a poco, estrategias de reacción, mayorías nuevas en el Congreso de la República y se apoderó hace rato de la popularidad nacional.

Las marchas que poco a poco han ido creciendo hasta la del 21 de marzo que fue monumental, son la muestra clara de esta situación.

Pero esas marchas no van a terminar con esta pesadilla.

Petro las minimizó, mintiendo y resolvió que era “la clase dominante “, que lo quería tumbar para seguir mandando en Colombia.

Pero aun así, hay hondas preocupaciones al interior del Gobierno.

A raíz de esta situación, ha venido tomando fuerza en el colectivo colombiano, la idea de un paro nacional generalizado promovido desde el sector privado.

Recuerden Ustedes que Chávez con sus expropiaciones y abusos,destruyó todo el aparato productivo venezolano, llevando al país a la ruina y al desabastecimiento.

¡Y no se cayó!

Al contrario, dejó antes de morir a Nicolás Maduro Moros, como su sucesor.

Y la pesadilla venezolana no terminó.

Fue ese paro nacional colombiano que duró 10 días, el que tumbó al dictador Gustavo Rojas Pinilla el 10 de mayo de 1957 y terminó con 4 años de dictadura.

Pero la situación nacional es bien diferente hoy.

Petro no es Rojas Pinilla, ni llegó al poder con un golpe militar.

Petro hace parte de un sistema mundial socialista que tiene no solo un libreto político, sino además, muchas estrategias para atornillarse en el poder.

Cuba, Nicaragua y Venezuela son ejemplos claros de esta situación.

Sus gobiernos, aunque impopulares, en unos países empobrecidos, se mantienen con la brutalidad de la fuerza pública.

Ese paro nacional sería un remedio peor que la enfermedad, por que a Petro le importa poco que las empresas y los negocios se detengan o se vayan a la quiebra.

Eso no lo mueve.

Al contrario, sería una ayuda para ese plan socialista que gobierna y domina países empobrecidos.

Hay que empobrecerlos y debilitarlos para poder dominarlos.

Esa es la estrategia socialista.

Ese paro le va a generar multimillonarias pérdidas al aparato productivo, y eso está en la línea del socialismo.

Sería un paro contra cíclico o sea que produciría efectos contrarios a su propósito.

La otra idea que circula también en un paro tributario.

Vale decir que haya un acuerdo nacional para una suspensión generalizada en el pago de impuestos.

La idea es dejar al gobierno sin fondos para trabajar.

Pero en el fondo también terminaría produciendo más daños que soluciones.

Imagínense Ustedes a todos los empleados públicos sin salario, los niños sin estudio, la crisis hospitalaria y todos los daños colaterales.

Imagínense a los pensionados sin sus mesadas.

Eso no solo hace estragos y le da plenos argumentos al gobierno para enfrentar a empleados con empresarios.

Sería combustible abundante para atizar su venta de odio de clases que es la estrategia básica del socialismo.

Ninguno de los dos paros, es en mi criterio la solución a esta pesadilla llamada Gustavo Petro.

No veo ninguna salida distinta a la que contempla la Constitución Colombiana.

Esperar y enfrentar como lo hemos hecho hasta hoy, a este errático gobierno.

Y sacarlo por la vía de las urnas.

Petro sabe que por ese camino constitucional está perdido y que no es capaz de poner un sucesor.

Por eso anda intentando y explorando una constituyente que le permita atornillarse en el poder.

Pero ese será motivo de otro análisis.

El paro nacional además de ser una propuesta desesperada, es sin duda equivocada.

¡Un auto golpe económico multimillonario que no va a conmover ni a mover a Petro un centímetro!

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