Quiere que la industria petrolera desaparezca de la faz de la tierra. Desconoce que el desarrollo humano descansa en ella desde hace doscientos años. El gran despegue del planeta tuvo en el petróleo un aliado fundamental para la industria y la agricultura. La producción viaja a través de prototipos que mueve un elemento que surgió del petróleo. Las grandes economías se basan en los hidrocarburos para articular todo el aparato. El noventa por ciento de la movilidad del ser humano se hace con aparatos a gasolina y gas. Diariamente se movilizan 1540 millones de vehículos. Solo el seis por ciento es eléctrico o hibrido.
En Colombia son diecisiete millones de transportes de todo tipo. En el mundo se realizan diariamente cincuenta mil vuelos. Ni hablar de la industria y otros ámbitos en donde los hidrocarburos son esenciales. En otra muestra de que algo no anda bien en las neuronas presidenciales está en la comparación que hizo de la producción del hidrocarburo con la de la cocaína. Un agente tan corrosivo que ha destruido la vida de millones de jóvenes no puede ser equiparado con un bien de la humanidad como lo es el hidrocarburo. Con esa declaración se le brinda un tácito respaldo al narcotráfico. Es ratificar la lealtad con grupos al margen de la ley.
La presidencia de Colombia parece un circo pueblerino. Una puesta en escena de payasos descoloridos y trapecistas mofletudos de barca escasa. La música chillona irrumpe mientras el primer mandatario nacional con otra loca ocurrencia.
@alecambero
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