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Álvaro Ramírez G.   

“¡El que dice lo que no debe, oye lo que no quiere!”.

Todo empezó el día que Javier Milei, ganó la presidencia de la República Argentina, como un Outsider de la política y con un partido como el Libertario, acabado de fundar.

Mientras el pueblo Argentino celebraba jubiloso la caída de un régimen socialista y ladrón, Petro afirmó que “era un día triste para los Argentinos!”

Milei, frentero y volcánico le respondió que Petro era un “guerrillero asesino que gobernaba a Colombia !”

Después Milei afirmó que Petro, “era una plaga que estaba destruyendo económicamente a Colombia”

Cualquiera como colombiano saldría a defender a su presidente.

Pero las cosas no son nada sencillas y en este caso, por la trayectoria política de Petro, y por el desacertado y errático manejo económico, es clarísimo, que Javier Milei, tiene toda la razón.

Además, fue quien recibió desde el día de su triunfo las agresiones de Petro.

Hubiera sido más diplomático, un saludo que no se le niega a nadie, con los buenos deseos por su gestión.

Pero Petro no tiene en su ADN, la diplomacia.

Atacar con esa confusa y frívola argumentación a Israel, y amenazar con romper relaciones, es una burrada que en nada perjudica al Estado de Israel, pero si es un gran perjuicio para Colombia.

Petro no mide eso, y se lanza a peleas que podía evitar y que va a perder con un costo altísimo para nuestro país.

Milei, un doctor en economía, tratadista, catedrático de varias Universidades del mundo y consultor económico de mucho prestigio, recibió un país hecho pedazos.

Con una pobreza del 45% y una indigencia del 12%, una moneda sin valor, y una deuda pública de US $ 490.000 millones, Argentina era un país fallido y secuestrado por una burocracia descomunal y ladrona que tampoco dejaba producir y exportar al aparato productivo argentino.

Milei ha tomado las más drásticas medidas en los pocos días que lleva su mandato para nivelar un barco que se hunde.

Todas las medidas de austeridad, hasta no renovar 130.000 contratos de prestación de servicio inútiles, y acabar con unos cánceres como Aerolíneas Argentinas.

La economía argentina respondió de inmediato a un tratamiento tan duro pero tan acertado que aplicó Milei.

Además, derogó cientos de decretos y de obstáculos inútiles que no dejaban caminar a la industria y la agricultura argentina.

El déficit fiscal está desapareciendo y los organismos internacionales de crédito están concertando ya con el gobierno argentino, fórmulas de alivio para el pago de esa descomunal deuda.

Petro, un político dogmatizado de izquierda, con unos títulos universitarios bastante confusos, recibió de Iván Duque un país disparado después de una pandemia de 1 ańo y del paro terrorista de abril.

La economía que entregó Duque crecía al 10.5% y el clima generalizado de los negocios era una maravilla.

Las decisiones, los abusos y las reformas adoptadas y propuestas por Petro en los 19 meses de su caótico mandato, tienen a Colombia aterrorizado, en un bańo de sangre, y su economía cayendo de tal manera que los pronósticos de los entendidos para el 2024, apenas superan el 1% de crecimiento anual.

Los grupos terroristas tienen hoy al Estado Colombiano, arrinconado en 10 departamentos y la delincuencia se tomó a todo el país.

Milei, en contrario puso en práctica una línea clara en la justicia, “el que la hace, la paga”

Mientras Petro va a subsidiar a los jóvenes para que no nos maten, Milei, está eliminando miles de subsidios costosos y politiqueros, que sostenían los votantes del régimen anterior y eran un claro fomento a la vagancia.

Lo que vamos a ver y a vivir en los próximos ańos, es la recuperación acelerada de la vigorosa economía argentina, y la caída económica y social de Colombia.

Argentina ya vivió por 20 años la mentira y el saqueo parásito de los socialistas que arrasaron con su economía y la postraron en manos de unos parásitos que no dejaban producir, ni exportar, ni vender.

Argentina va en una clara línea ascendente y todas las cifras lo confirman.

La recuperación total de Argentina tomará mucho más tiempo, pero muy pronto los argentinos empezarán a ver y a vivir en sus hogares, una clara mejoría, en su calidad de vida.

En Colombia ocurre exactamente lo contrario.

Una banda de parásitos pretende apoderarse del país, de Ecopetrol y de todo lo que produce.

De hecho, Colombia no conocía, escándalos de corrupción tan grandes y evidentes como el de los pasaportes y los camiones cisterna de la Guajira.

Y está en gestación el más grande negociado de la historia colombiana: la importación de gas venezolano.

Petro fracasó y fracasará en todas sus reformas al igual que Gabriel Boric ha fracasado en Chile.

Regresar estos países hoy al rancio comunismo que el mundo ya superó, es imposible.

Estatizar la salud de los colombianos, su sistema pensional y la agricultura, los combustibles y minerales, equivale a poner los ratones a cuidar el queso.

En Argentina, los ratones se devoraron el queso.

En Colombia, no lo podrán hacer, por qué desde la clase política y los gremios, hasta los ciudadanos del común, no acompañan a Petro en esa chifladura ya ensayada y fracasada.

Ahí está la diferencia y las razones del inútil y tonto conflicto entre Argentina y Colombia.

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