Hace algunos días nos sorprendió con un mensaje a nuestro correo electrónico. De esas generosas expresiones de solidaridad y afecto venezolanista les dejo esto: ´´Sus brillantes artículos me aproximan a la patria ausente. Sufro todo el horror que genera el gobierno despótico que secuestró a Venezuela. Usted es mi compañero de ruta, el camello en el desierto de un ciudadano errante con el sol sobre sus espaldas. Tengo setenta y seis años y un cáncer terminal que seguramente me impedirá que pueda volver a observar el atardecer en Naiguatá. Terminaré muriendo entre paisajes extraños, sabiendo que Venezuela está gobernada por seres corrompidos, tan fulminantes como este mal que apaga mi vida. Agradezco a Dios me permitiera poder leer a venezolanos tan inteligentes como usted, ya en las postrimerías de esta historia mía, solo le pido que jamás deje de luchar por la libertad´´
Ayer su hijo Sebastián me notificó que murió en su casa del centro de Kerak. Que de las últimas cosas que hizo fue enviarnos ese mensaje que escribió en una madrugada jordana. Desde hace quince días el cuadro había recrudecido. Guardaba mucha esperanza en María Corina Machado como líder democrática. Que conoció al padre de ella reconociéndolo como un hombre probo. Su inquietud final era el destino de Venezuela.
La sensación que sentimos al saber la noticia fue la de mucha tristeza. Un venezolano condenado a morir nos deja un mensaje que engloba todo lo que significa amar a la patria, claro que seguiremos luchando por la libertad.
@alecambero
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