ndependiente del debate científico sobre las causas de la anomalía en la temperatura, los seres humanos tenemos una enorme responsabilidad en detenerla y en especial los países que más emiten Gases de Efecto Invernadero, GEI: China, Estados Unidos, India, Rusia, Japón; estos cinco son responsables del 60% de las emisiones globales. Colombia, según el Ideam, emite entre 0,4% y 0.6%; un porcentaje insignificante en comparación.
Pero Colombia no sólo aporta poco a dicha crisis, sino que las fuentes de sus emisiones se diferencian del resto del mundo. Mientras que a nivel global 73% de estas se originan en el sector de energía y el 18% en el de agricultura, ganadería, deforestación y mal uso de la tierra (Afolu por sus siglas en inglés) en nuestro país el 59% proviene de la agricultura, la ganadería, la deforestación y el mal uso de la tierra, y solo 31% del sector energético.
Es decir, el aporte de Colombia al calentamiento global es mínimo y el sector energético no es su principal causante. En el sector Afolu, la principal fuente de GEI son: pastizales (19,8%), gases de metano del ganado (14%) y tierras forestales (16,4%). En el sector de energía, el transporte con 12%. Lo anterior indica que una política seria en materia climática debería enfocarse en la reforestación y transformación del parque automotor.
Sin embargo, el Gobierno Nacional se empeña en acabar con la industria del petróleo y gas, proscribiendo la nueva exploración y producción, cuando esta actividad representa menos del 1% del total de las emisiones de Colombia. Todo esto, como trofeo de caza del compromiso de la administración en la lucha contra el cambio climático, a sabiendas de que pocas industrias trabajan tanto para reducir sus emisiones y ser carbono neutro.
El mundo continuará demandando petróleo y gas durante décadas salvo que surja una invención o tecnología disruptiva, que a la fecha no existe. Por eso, los 400.000 barriles diarios que exporta Colombia el mercado los sustituiría en segundos; más de un país se debe estar frotando las manos a la espera de que destruyan la industria acá no solo para llenar su cupo en el mercado internacional sino su demanda interna de petróleo y gas.
Con efectos devastadores, incluso para la transición; acabaría con Ecopetrol pues por más que diversifique su portafolio, sin petróleo y gas no subsistiría; se tendría un déficit descomunal en la balanza comercial pues no es realista sustituir a corto plazo las divisas del petróleo con turismo, y tendríamos más impuestos o menos inversión y, la quiebra de las regiones. Esto no ocurrirá en este gobierno, claro, pero si en diez o quince años.
Por dar una señal en la lucha contra el cambio climático se quiere destruir una industria estratégica para el país, conscientes -porque lo son- de que no haría ninguna diferencia en el calentamiento. Sin importar si ello pone en riesgo la seguridad y la soberanía energética del país, una de las principales fuentes de recursos de inversión nacional y regional, y la estabilidad económica; sin perjuicio del impacto en el bolsillo de la gente. Empobrecer a Colombia: esta es la verdadera señal que están dando ¿Muy difícil de ver?
https://www.elpais.com.co/, Cali, 21 de enero de 2023.