El pasado 25 de octubre el país almorzó con la noticia de que el Partido Liberal, en cabeza de su presidente César Gaviria, se había plantado firme ante el gobierno de Gustavo Petro. El partido fijó 14 líneas rojas sobre la reforma tributaria con las que, según ellos, lograrían defender a los menos favorecidos del país. Debo confesar que recibí semejante muestra de independencia de los liberales con gran desconfianza por los antecedentes de César Gaviria en estos temas.
Durante varios días congresistas de esa colectividad mostraron su fuerte posición de inconformismo en el Congreso, los medios de comunicación y las redes sociales hablando de los impactos negativos que tendrían muchas partes de la reforma sobre la economía del país. Sin embargo, el pasado martes luego de varias reuniones entre las bancadas y el gobierno, se radicó rápidamente una ponencia de más de 340 páginas firmada por los ponentes del Partido Liberal y otras colectividades donde confirmé, que mi desconfianza en César Gaviria había sido acertada.
Aunque en su comunicado los liberales plantearon varias críticas y modificaciones al articulado como: la necesidad de modificar el nuevo límite de las deducciones laborales en el impuesto de renta para personas naturales, la forma en cómo se liquidaba el impuesto al patrimonio, la necesidad de fortalecer y defender Ecopetrol a través de la eliminación del polémico artículo de no deducibilidad de las regalías, se opusieron al nuevo régimen de zonas francas, prometieron eliminar la tributación mínima para empresas, se mostraron en desacuerdo con gravar cualquier alimento, y expusieron la necesidad de eliminar las facultades extraordinarias para modificar el actual régimen sancionatorio, nada de esto se cambió en la ponencia firmada por ellos mismos.
Las 14 líneas rojas de los liberales terminaron siendo un simple discurso para mostrar una inexistente independencia. Al comparar el comunicado con la ponencia, solo 2 de esos 14 puntos tuvieron alguna modificación. Entre esos, se encuentra el impuesto a las pensiones retirado por el presidente Gustavo Petro y no por obra de César Gaviria, sino por la presión de la mayoría de las bancadas y por la indignación que generó esta propuesta en varias capas de la sociedad colombiana.
Nuevamente el país fue testigo de la clásica jugada de los políticos tradicionales y de César Gaviria, con la cual acorralan los gobiernos diciendo que no van a votar una u otra iniciativa, valorizándose frente al ejecutivo para tomar el sartén por el mango y así poder obtener partidas mayores del presupuesto nacional. Quienes aún creen que el Partido Liberal tiene vocación de servicio y le preocupa el devenir del país, están totalmente equivocados. Si algo han demostrado es que absolutamente todo puede ser negociado, solo basta ver los últimos 10 años de historia política en Colombia para confirmarlo.
Este partido ya cuenta con el Ministerio de Justicia y el de Vivienda, con el Fondo Nacional del Ahorro y la aseguradora Positiva. Sin embargo, pronto recibirán muchos más espacios de la mano del presidente Gustavo Petro como contraprestación a sus servicios en la reforma tributaria. El apetito burocrático de Gaviria y los clanes políticos que lo acompañan no tiene ningún límite.
*Abogado especialista en Derecho Público - magister en análisis político y electoral.
https://www.noticiasrcn.com/, Bogotá, 16 de noviembre de 2022.