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Luis Guillermo Vélez Álvarez*

Es un error subestimar a Gustavo Petro, pensar que es un loquillo delirante y creer que una vez en la presidencia puede ser “controlado”. Eso creían de Chávez los miembros del establecimiento político y económico venezolano que risueñamente lo indultaron y, por acción y omisión, facilitaron su llegada al poder.

Petro es un marxista leninista más estructurado y convencido que Fidel Castro y más mesiánico que Hugo Chávez. Cree que para salvar a la humanidad del cambio climático hay “que superar el capital” y “producir solo cosas necesarias”. Y él es el ungido. Comunismo puro y duro. Todas las demás propuestas de “cambio” son puros distractores para atraer incautos.

Todos los partidos y movimientos que apoyan a Petro hacen parte del Foro de São Paulo, organización fundada en 1990 por Fidel Castro y Lula da Silva con el objetivo de “transformar las relaciones de producción capitalista”, como reza en el documento programático Consenso de Nuestra América, elaborado por el Grupo de Trabajo del Foro, reunido en Managua, en febrero de 2017, bajo el liderazgo de los dictadores de Nicaragua, Daniel Ortega; Venezuela, Nicolás Maduro; y Cuba, Miguel Díaz-Canel.

Extrañamente, los periodistas colombianos nunca le han preguntado a Petro por las propuestas comunistas de su autobiografía ni por sus vínculos con el Foro de São Paulo. Como si no hubieran leído ese libro ni supieran de la existencia del Foro. Extraño, pero no sorprendente. El economista Rudolf Hommes, que adhirió a la candidatura de Petro, admitió no haber leído esa autobiografía. El periodista Luis Carlos Vélez también reconoció no haberla leído.

Es un error menospreciar al ingeniero Rodolfo Hernández por el discurso campechano con el que logró atraer el voto de millones, arrebatándole a Petro la bandera del cambio y la lucha contra la corrupción. No hay nada en sus propuestas que vaya en contra de la libertad económica, la propiedad privada, la democracia y el Estado de derecho.

Hago notar —a los economistas liberales, a los empresarios y a todos los partidarios de la libertad de mercado y el Estado mínimo— que Hernández es el único candidato que en las últimas presidenciales ha propuesto una reforma fiscal con reducción del gasto y los impuestos.

Aunque a esta altura de la partida lo que menos importa son las ideas o propuestas del ingeniero, con sus defectos y cualidades se ha convertido en la esperanza para la preservación de las libertades, la democracia, el Estado de derecho, la propiedad privada y la economía de mercado, todo lo cual sería destruido en un gobierno de Petro

Es falso que todas las opciones políticas deban respetarse. Algunas son irresponsables y es obligatorio irrespetarlas. Nadie que se precie de liberal, demócrata y respetuoso del principio de legalidad puede votar por Petro, abstenerse o votar en blanco el 19 de junio.

Hay que llevar al ingeniero a la presidencia, no para que haga milagros, sino para evitar que Petro llegue a hacer desastres.

https://www.elcolombiano.com/, Medellín, 13 de junio de 2022.

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