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Ángela María Vélez 

Colombia es un país tradicionalmente católico, delineado en su proceso social y político a partir de los principios y valores del catolicismo y estamos próximos a conmemorar la Semana Mayor, Semana Santa y también, a elegir a quien gobernará el país.

Hoy al igual que hace muchos siglos, nos encontramos frente a una misma situación, cuando el pueblo eligió a quien “liberar” y a quien “crucificar para morir”: ¡Jesús o Barrabás!

Quienes conocen la vida y obra de Jesús saben quién es, lo que encarnó y lo que representa en nuestras vidas. Por esto, invito a una reflexión sobre quienes eran en esencia Jesús y Barrabás, lo que significaban y lo que hacían. Las obras rebosan de los corazones y con sus obras podemos hacer una analogía con los gobernantes que hoy aspiran dirigir a nuestro país.

LA ESENCIA Y LO QUE REPRESENTA JESÚS:

LA VIDA. Nunca le quitó la vida a nadie. Nunca mató. Nunca alentó a los asesinos. Nunca buscó la muerte de otros ni la aprobó. Nunca quiso la muerte para nadie. Por el contrario, devolvía la vida a los muertos, los resucitaba. Amaba los niños y sus vidas. Nunca autorizaría los asesinatos de niños ni los abortos. Siempre amaba la vida.

LA PALABRA.  Nunca mató moralmente a nadie, ni buscó dañar ni destruir con palabras a su prójimo. Nunca difamó. Nunca calumnió. Nunca mintió. Nunca engañó. Nunca disoció. Nunca fue imprudente. Nunca dijo falsedades. Nunca buscó la humillación de nadie. Nunca persiguió a nadie para destruir. Nunca distanció con sus palabras. Siempre fue reconocido por su elocuencia y sabiduría argumentativa.

El TRABAJO.  El trabajo es un principio eterno. El trabajo siempre digno ha sido una forma de vida y fuente de sustento. El trabajo proporciona lo necesario para el bienestar material, espiritual y emocional de la familia. Nunca destruyó fuentes de trabajo como sustento de otros. Nunca aprobó vivir del ocio a costa del trabajo de otros, ni robar el fruto del trabajo de otros. 

LA JUSTICIA.  Siempre buscó que este valor obrara y juzgara sobre la verdad, dar a cada uno lo que merece. Nunca excluyó a nadie de la justicia. Nunca trató de manera diferencial los delitos para beneficiar a algunos. Siempre obró con simetría.

LA PAZ.  Nunca fue violento. Nunca destruyó nada ni a nadie. Nunca agredió ni lastimó a nadie. Nunca vulneró los derechos de otros. Nunca obligó o secuestró a otros, ni alteró la paz de ningún ser humano, ni de sus familias. Nunca patrocinó estallidos ni revueltas ni destrucciones. Nunca propuso muerte. Nunca sembró guerra. Nunca llamó a la violencia. Nunca compró la paz porque es sabio y entiende que la paz no se compra. Nunca planeó actos violentos. Nunca. Su sola presencia inspira paz.

LA VERDAD. Nunca mintió.

LA LIBERTAD. Nunca tuvo rehenes. Nunca secuestró. Nunca obligó a nadie a pensar como él, o coartó la libertad de alguien. Nunca a nadie persiguió. Nunca compró conciencias ni les puso grilletes a las mentes de jóvenes, ni de nadie.

EL AMOR AL PRÓJIMO.  El amor que tenía por los demás lo demostraba cuando bendecía y servía a los pobres, a los enfermos y a los afligidos. Nunca los utilizó para alcanzar ninguna causa. Nunca maldijo. Nunca utilizó a los pobres. Nunca utilizó a los afligidos por interés personal. Nunca provocó la enfermedad ni física ni del alma de nadie.

LA ESENCIA Y LO QUE REPRESENTA BARRABÁS:

El Barrabás de la Biblia se construye por los evangelistas que se complementan entre sí.

El apóstol Juan indica que se trataba de un ladrón (Juan 18:40). Nota: el epíteto “ladrón”, o el de “bandido”, no sólo se empleaba para señalar a quien robaba, sino también al que asaltaba en general.

El apóstol Mateo indica que era un preso famoso (Mateo 27:16). La multitud lo reconoció cuando Poncio Pilato les presentó su nombre.

Marcos, el evangelista, señala que era un rebelde. Había tomado parte con otros, que también se encontraban presos, en un motín y habían cometido homicidio (Marcos 15:7).

Finalmente, Lucas confirma lo dicho por Marcos, indica que el motivo del motín había sido la sedición. También ratifica que cometió homicidio (Lucas 23:19; Lucas 23:25).

Así tenemos el cuadro completo de este personaje. Se trataba de un insurrecto, que se había rebelado contra el gobierno y cuyos actos violentos habían culminado en al menos un asesinato. Sin embargo, a pesar de la abismal diferencia entre Jesús y Barrabás y de conocer sus obras, el pueblo enceguecido eligió la liberación de Barrabás sabiendo las consecuencias que esa decisión traería.

No olvidemos que la esencia de la persona y sus principios están impresos en sus actuaciones y así mismo gobernará. Hoy nuevamente decidiremos si queremos que nos represente y nos guíe alguien con los principios de Barrabás o, por el contrario, con los principios y valores de Jesús para el desarrollo social y político del país.

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