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María Cristina Isaza

Todos hemos tenido situaciones en nuestra vida personal que requieren una conversación incómoda que evadimos, postergamos, procrastinamos, le damos cien vueltas, pero no nos atrevemos a plantear porque nos da temor… “se va a armar la grande”  imaginamos la reacción del otro y pensamos cien maneras de resolver a cada una de las cien increpaciones que imaginamos puede tener nuestro locutor. Esto termina de dos formas: un día nos llenamos de valor y enfrentamos esta conversación a tiempo con sus inevitables consecuencias y llegamos a formular acuerdos, o mientras seguimos pensando en tenerlas, sigue pasando el tiempo, el problema se va volviendo mayor y cualquier día nos “estalla en la cara” y lo que pudo haber sido una “Conversación Incómoda” se convierte en un ring de batalla en el que todos salen mal librados.

Creo que el 2022 es el año de las conversaciones incómodas para Colombia, de no llegar la extrema izquierda a la presidencia. La amenaza nos ha “respirado en la nuca” en 2018 y 2022. Adolecemos administraciones de “alternativos”, “progresistas” e “independientes” en las tres ciudades principales del país y tenemos una sociedad polarizada que necesita llegar a consensos.

Plantearé algunas de esas conversaciones incómodas que creo necesitamos para avanzar como país, esta conversación incómoda la comienzo yo, con ustedes, mis lectores, entre quienes pueden haber muchos que están pensando en apoyarme, pero quiero ser honesta. Estas conversaciones incómodas deben tener un fin superior, que considero es generar desarrollo y riqueza para toda Colombia, sin pensar en las inconveniencias que puedan generar puntualmente en sectores empresariales o políticos, conversaciones desde lo técnico y que busquen el bien común.

Comienzo

Fumigar: El país debe decidir si va a seguir dando vía libre al crecimiento del negocio que genera violencia en las regiones y es combustible del discurso populista de extrema izquierda, de la dictadura vecina y del proyecto Socialismo del S XXI. Al final del gobierno Uribe, quedamos con 60mil hectáreas, hoy estamos cercanos a las 300mil, además es tanta que están estimulando el consumo interno, envenenando a nuestra juventud.

Reforma a la Justicia: ¿Vamos a continuar con un sistema de justicia que tiene más del 90% de impunidad, que no ofrece seguridad jurídica a los ciudadanos ni a los negocios y que además pasa por alto el papel del legislativo? Necesitamos justicia efectiva y expedita.

Burocracia, es empleo que no aumenta la productividad, recortarlo. Disminuir el presupuesto sin parar ningún programa, solo pidiendo eficiencia a los funcionarios. Hoy sobran congresistas, embajadas y entes, etc… además aumentar el aparato burocrático es una estrategia de la izquierda que quienes estamos del otro lado debemos repeler. A más Estado, más fugas y más posibilidad de corrupción.

Marco regulatorio a Fake News y a donaciones de ONGs que sean destinadas a promover la desestabilización de gobiernos democráticos. Las narrativas mentirosas están socavando nuestra democracia y libertades.

Acuerdos como Escazú: ¿Queremos más interferencia extranjera, vamos a entregar la autonomía del país?

¿En qué se van a usar los 14 billones sin ejecutarse del fondo de regalías? Propongo usarlos en la generación de proyectos productivos que ayuden a Colombia a generar aumentos en el PIB superiores al 5%, necesarios para superar la pobreza monetaria (Colombia tiene el nivel de pobreza que le corresponde a ese nivel de PIB, así que lo urgente es aumentar esa productividad). Colombia es el país miembro de la OCDE con el menor PIB per cápita y tiene una oportunidad de oro  para consolidarse como país líder en desarrollo sostenible para la cuarta revolución industrial.

Aportar un 0.4% de las emisiones de CO2 es irrelevante para un país que tiene millones de personas en pobreza monetaria. El norte debe ser siempre buscar formas de generar riqueza para derrotar la pobreza. Lo mejor es que con la tecnología de hoy lo podemos hacer siendo ecoamigables, desarrollo verde.

Debemos definir cuál tipo de minería queremos para el país y como armonizar las diferentes actividades productivas: agricultura, minería, agricultura, comercio e industria en un gran modelo de transformación productiva. Espantar a las grandes empresas mineras que pueden hacer los proyectos Ecomineros con programas robustos de responsabilidad ambiental y social y que usan los mismos estándares que en países desarrollados, nos dejará en manos de la minería ilegal que es la que si destruye el ambiente, siembra violencia y beneficia solo a unos pocos. Pongamos sobre la mesa la ecominería, también proyectos de minería urbana como el aprovechamiento de las basuras y minería de datos.

Colombia debe aumentar su generación de energía en 3.5 veces y ser un destino para proyectos de 4ta Rev industrial que necesitan altas cantidades de energía, pues producimos energías limpias y económicas. Tenemos un gran potencial para generación vía hidroeléctricas y seguir avanzando en otras energías renovables como eólica, solar, también explorar Waste to Energy para usar la basura como generador de energía.

¿Cómo potenciar el agro colombiano para ser una despensa alimentaría? Fomentar el uso de semillas mejoradas, promover modelos como la agricultura por contrato, conectar las regiones y promover emprendimientos que generen valor agregado y transformen el producto.

El Estado no soluciona la pobreza, lo hacen las empresas, la inversión y la economía de mercado, hay que facilitarles la tarea.

Los subsidios deben mantenerse como una medida focalizada, temporal y que no desestimule la búsqueda de empleo, también para personas que definitivamente no tienen como valerse por sí mismas.

El desempleo es el principal impuesto. Colombia es un país que además de tener hoy dos dígitos de desempleo (11% a diciembre de 2021), tiene un 50% de informalidad. Es necesario evaluar temas como salario mínimo diferenciado por regiones, flexibilidad laboral, también revisar la normatividad que en cada sector obstaculiza la función empresarial y eliminar los trámites innecesarios para crear empresa.

¿Queremos promover más libertad de mercado? No podemos aplaudir el libre comercio cuando exportamos pero abuchearlo cuando se requiere importar. Colombia debe ser competitivo internacionalmente con una tasa de cambio de casi $4.000.

Elevar aranceles encarece los productos a todos los consumidores, encarece las cadenas productivas y aumenta el contrabando.

El progresismo es retraso, es un lastre para nuestras sociedades y nos sumerge en narrativas que dividen la sociedad y victimismo, además que dejan de lado el razonamiento crítico para dar paso  a que se argumente desde el sentimiento, como la ideología de género cuando asegura que ser hombre o mujer se reduce a un constructo social. Hoy vemos como gracias al discurso ambiental fundamentalista Biden en su primer día de mandato canceló un proyecto tan importante como el oleoducto Keystone que hoy es estratégico geopolíticamente hablando.

Dejar de lado la “corrección política” y no alimentar más la narrativa progresista colectivista desde las empresas y academia.

¿Queremos adoctrinamiento o educación? Lo primero para generar más empleo es tener a al personal idóneo en los oficios y profesiones necesarios para el mundo de hoy. Transformar el sistema educativo, volviendo a la cátedra de valores (resaltar algunos como ética, disciplina y responsabilidad individual) e implementando el uso de Vouchers escolares, para que sean los padres quienes escojan el colegio para sus hijos. El pensum debe tener énfasis en las materias necesarias para la 4ta Rev Industrial como Sistemas, lenguajes de programación, inglés, etc… y que los alumnos en los últimos tres años aprendan un oficio.

Por último

¿Seguimos negociando con quienes aterrorizan?

Los militares víctimas de las FARC (más de 400mil) merecen justicia, algunas de esas curules a víctimas deben ser para ellos.

https://ifmnoticias.com/, Medellín, 27 de febrero de 2022.

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