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Emilio José Archila* 

En el comienzo del 2022, un año de grandes decisiones para los colombianos, formulo mis mejores deseos para que sigamos superando las dificultades que se acumularon en el pasado, continuemos entendiéndonos en las diferencias y que todos aportemos decididamente a esta construcción de un mejor país.

La política de Paz con Legalidad, la ruta escogida por el presidente Iván Duque para  aprovechar los Acuerdos y así resolver tantos problemas que debieron solucionarse hace décadas,  es hoy un camino irreversible para avanzar en esos propósitos:  quedó atrás la creencia de que en Colombia hay amigos y enemigos de la paz. Es claro que a partir de la decisión de la Corte Constitucional que materializó el derecho a la paz, bajo los principios de progresividad y no regresividad tendremos  una ruta de acción por lo menos durante 15 años. Ya dejamos las planeaciones, las bases y las realizaciones para construir sobre lo ya construido.

Lograr un Acuerdo fue un paso. Ahora, con nuestro compromiso político, las garantías jurídicas, planeaciones sólidas a largo plazo, consecución de recursos y ejecución de obras, la política de Paz con Legalidad ha cumplido con la responsabilidad histórica de dar forma, planos, cimientos y camino para que la transformación sea una realidad.

En esta tarea de largo aliento, durante estos 40 meses, hemos invertido presupuestos sin precedentes para la atención a las víctimas, en el fortalecimiento del proceso de reincorporación de ex combatientes, la sustitución de cultivos ilícitos alejando de la coca a más de 100 mil familias, unos 400 mil colombianos, e impulsado la ejecución de los Programas de Desarrollo con Enfoque Territorial, PDET, con inversiones que superan los $12 billones, sumado al cierre de los Planes Nacionales Sectoriales y su implementación por parte de todo el gobierno con enfoques de género y étnicos.  Lo que se ha visto en materia de desminado no tiene precedentes.

La ley de víctimas se prorrogó por 10 años con apoyo del Congreso y avanzamos en la reestructuración de la Unidad de Víctimas y la de Restitución de Tierras. Hemos avanzado también en la construcción de los Planes Nacionales Sectoriales, en el enfoque de género, el enfoque étnico, los frentes del Desarrollo Rural Integral y el desminado humanitario: 194 municipios de Colombia están libres hoy del flagelo de las minas antipersonal.

Comenzando el año, más que un balance, lo que se ha logrado debe ser un mensaje de aliento y de confianza.

A finales del año pasado, el secretario General de las Naciones Unidas, Antonio Guterres y el Enviado Especial de la Unión Europea, Eamon Gilmore, se declararon impresionados por lo que ha hecho Colombia en sus propósitos de cumplimiento y reconciliación, en el entendido de que la mayoría de los procesos de paz del mundo, o más del 50% de ellos, fracasa en los primeros cinco años.

Los colombianos tenemos confianza  en que el proceso electoral en marcha, no será un escenario para hacer política con la paz.  El gobierno que asuma el próximo 7 de agosto recibirá de los colombianos el mandato de construir sobre lo que hemos ya construido, avanzar en los compromisos y hacer los ajustes que considere convenientes en la implementación de la paz.

* Consejero Presidencial para la Estabilización y la Consolidación

https://www.elnuevosiglo.com.co/, Bogotá, 16 de enero de 2022.

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