Aescasas cuatro semanas para cambiar de calendario y en las puertas de una campaña electoral para renovar los poderes ejecutivo y legislativo en el primer semestre de 2022, es muy importante el juicio y la responsabilidad de quienes aspiran a tener el favor popular en las urnas. No es un asunto fácil por cuanto hay una creencia de muchos aspirantes a dar ‘garrote’ al gobierno que termina y/o lanzar todo tipo de sofismas para ganar votos. Hay excepciones a la regla que deben ser tenidas en cuenta por los colombianos pues lo que está en juego es el futuro como país y como sociedad.
Desafortunadamente al gobierno de Duque le tocó ‘bailar con la fea’ como se dice popularmente: casi la mitad de su gobierno se vio sometido al efecto devastador de una pandemia mundial, una explosión migratoria desde Venezuela, la destrucción de Providencia, al terrorismo de parte de quienes firmaron en el papel el llamado ‘acuerdo de paz’ y la inestabilidad y crisis política y social en la región. Hay que decirlo sin duda: en los últimos 50 o 60 años, ningún gobierno en Colombia había tenido que llevar encima ese peso tan grande. Y no es una disculpa para justificar algunos resultados sino una realidad que no se puede negar. Y con absoluta certeza, nadie mejor que Duque para enfrentar ese reto si se miran los nombres de quienes le compitieron por el primer cargo del país en el 2018: Su capacidad de trabajo, el conocimiento de los temas, juicio, acierto, respeto hacia los otros poderes y su pragmatismo no populista, permiten a los colombianos mirar de frente al mundo para mostrar que pasamos con relativo éxito un túnel muy oscuro. Los datos de desempeño económico al cierre de 2021 son muy satisfactorios sin que se hubiera echado por la borda los principios rectores de la ortodoxia y el buen manejo: un crecimiento económico muy sobresaliente si se compara con el promedio internacional y una recuperación muy grande del empleo perdido en la pandemia, no han sido producto del azar, sino de una política basada en un empuje grande a la demanda interna de bienes y servicios con mayor gasto público y consumo de los colombianos. Los subsidios oficiales a los más necesitados y pequeños empresarios, los días sin IVA y el adelanto de sueldos y apoyo a nóminas son acciones concretas en este sentido. Las cifras de venta de vivienda son impresionantes y sectores como el cafetero vive una bonanza de precios nunca vista. La decisión del gobierno de Duque de concluir obras de infraestructura muestra su talante de estadista con una visión de largo plazo. Y ni se diga de cobijar a más de dos millones de venezolanos.
Resulta necio desconocer lo acertado que ha sido el manejo de la pandemia, en particular la campaña de vacunación, la respuesta del sistema de salud y de la infraestructura hospitalaria y aunque todavía no se pueda afirmar que la pandemia es cosa del pasado, es muy satisfactorio lo logrado hasta el momento.
Es deporte nacional criticar y atacar al gobierno que termina y eso no va a cambiar, pero con seguridad que Iván Duque pasará a la historia como un presidente grande, al que se le reconocerá su trabajo con el paso de los días.
*Empresario exportador
https://www.portafolio.co/, Bogotá, 29 de noviembre de 2021.