Culminó la Conferencia de las Partes o COP26 donde se reunieron los países firmantes del Acuerdo de París con mucha retórica diplomática y pocos compromisos tangibles en reducción neta de emisiones de gases efecto invernadero por parte de los países ricos.
Cuando algunos afirmaron que esta era la COP del fin del carbón, no calcularon el peso que sobre esta premisa iba a tener la actual crisis energética, así como la posición de los países menos desarrollados.
El borrador inicial de declaración, instaba a los países a comprometerse con la eliminación definitiva del carbón en la generación de energía, por lo que los países en desarrollo alzaron la voz quejándose de no estar siendo escuchados por los países ricos. El ministro de medio ambiente de la India declaró que los países en desarrollo “tienen derecho al uso responsable de combustibles fósiles”, mientras que el equipo negociador de China manifestó que “en lugar de enfocarnos en reducir el uso del carbón, deberíamos enfocarnos en cómo reducir sus emisiones, usando tecnologías”.
Por su parte, el Presidente de Uganda expresó que “los africanos tienen derecho a utilizar energía barata y fiable”, refiriéndose a que la apuesta de los países ricos por la eliminación del carbón en la generación de energía impide que los países pobres desarrollen sus economías. De otro lado, y conscientes de una realidad inobjetable, el ministro de recursos de Australia señaló que su país seguirá vendiendo carbón por décadas y que, si ellos “no ganan ese mercado, otros lo harán”. En la misma línea el ministro de Minas de Colombia, Diego Meza, cuando fue cuestionado en un panel sobre el plan del país para acabar con la producción de carbón, respondió con claridad que aquí el problema no es el carbón sino las emisiones y, por lo tanto, el plan debe estar enfocado hacia la reducción de éstas y la necesidad de una transición justa frente a las regiones productoras. Pareciera que en esta COP por fin entendimos que “descarbonizar” no significa acabar con el carbón sino con el CO2 y eso es asunto de innovación tecnológica. Abordar el cambio climático con la tecnología actual es casi imposible y pretender reducir las emisiones netas de carbono a base de discursos populistas que favorecen los aplausos de ambientalistas radicales en países de ingresos altos es aún más difícil. El compromiso incumplido de los países ricos de destinar US$100.000 millones anuales hacia la mitigación del cambio climático debería enfocarse en la masificación de las tecnologías de captura, almacenamiento y uso de carbono, entre otras, de manera que tanto los países productores como los consumidores en vías de desarrollo puedan seguir alimentando el crecimiento de sus economías a partir de la producción y el uso de carbón, que garantiza confiabilidad y asequibilidad a sus sistemas energéticos, con un menor costo para los usuarios que la misma masificación de energías alternativas.
*Presidente Ejecutivo Fenalcarbón.
https://www.portafolio.co/, Bogotá, 24 de noviembre de 2021.