Llevábamos poco tiempo de haber restablecido relaciones entre nuestro país y la Venezuela de Hugo Chávez cuando este último, en noviembre de 2011, firmó con el presidente colombiano Juan Manuel Santos, un convenio social, para la construcción de viviendas destinadas a personas de bajos recursos.
Ese día apareció en escena y delegado como responsable de esta obra Alex Saab, el hasta ahora desconocido abogado colombiano de ascendencia libanesa, quien había dejado nuestro país en la quiebra y ahora sería el encargado de dar manejo a los 530 millones de dólares que se estimaban costaría este proyecto bilateral. Su presencia e importancia eran tan sorpresivas en la escena, que el expresidente Santos llegó a contar que en ese momento había preguntado a su Canciller quien era este personaje.
La pregunta era normal, Saab no era reconocido como un empresario importante en nuestro país, incluso tiempo después se llegó a conocer que había llegado en banca rota a Venezuela, pero su ascenso en el poder bolivariano lo llevó a tener una riqueza tan importante que el Departamento del Tesoro americano considera que la misma proviene de su condición de testaferro del actual presidente venezolano.
También hemos conocido que la importancia de Saab en el régimen obedecía a que era la persona encargada de evadir el embargo económico americano sobre los recursos venezolanos, operaciones que él ya conocía, además de ser contacto de las relaciones de este país con el Medio Oriente, ejercicio que hoy lo tiene sentenciado a una cárcel americana por largo tiempo.
Su llegada a los círculos de poder venezolano se adjudica a la izquierda colombiana, si bien se ha especulado en medios escritos americanos que se desempeñaba como jefe del proceso de lavado de activos de las guerrillas de las Farc, la hipótesis que más fuerza se ha manejado es que esa llegada al presidente Maduro fue por intermedio de la exsenadora Piedad Córdoba, situación que ella ha desmentido y que seguramente tendrá que aclarar en su debido momento.
En un viaje rutinario que realizaba a Irán, la aeronave que lo transportaba se quedó sin combustible para lograr culminar el vuelo, por lo que debió aterrizar de emergencia en Cabo Verde, donde fue detenido, empezando su ocaso y de donde este fin de semana fue extraditado a Estados Unidos.
Hoy la mano de la justicia americana empezara a postrarse de manera autoritaria sobre él. A partir de esta semana se develará el entramado que llevó a este extraño empresario colombiano a convertirse en uno de los pocos hombres que se hizo millonario en Venezuela, en una década donde un país se llenó de pobreza a niveles tan insostenibles, que la tiene deambulando por Suramérica hace ya un lustro.
https://www.elnuevosiglo.com.co/, Bogotá, 17 de octubre de 2021.