“Colombia es un país en peligro. Es un país que podría morir”. Así comienza el prefacio. Afirmación contundente que resume lo que nos preocupa, nos desvela, lo que debemos evitar a toda costa. Y continúa: “Las instituciones liberales-conservadoras que sus líderes y ciudadanos edificaron durante más de 200 años, con tanto sacrificio, están siendo demolidas. Fuerzas totalitarias quieren transformar a Colombia en un satélite miserable de Cuba, Venezuela, Nicaragua”.

Comencemos con que, a escasos ocho meses de elecciones presidenciales, hay un solo candidato de la izquierda comunista y bien organizada y cerca de treinta candidatos, la mayoría incongruentes, del resto de los partidos, partiditos, o agrupaciones folclóricas, como se quiera llamar a lo que queda de los partidos políticos en Colombia.

Lo que denuncia Mackenzie en las páginas de esta obra es doloroso, en muchos casos aterrador. Aquí se analiza la traición cometida por Juan Manuel Santos al pueblo colombiano que lo eligió, con los votos pertenecientes a Álvaro Uribe Vélez, por su promesa de continuar con el programa de Seguridad Democrática, iniciado por Uribe. Aquí se examinan, paso por paso, algunos de los peores resultados del Acuerdo de La Habana, firmado por Santos y las Farc, entre ellos la JEP, esa farsa al Estado de Derecho al que dedica varios artículos, entre ellos: “Cómo luchar por la abolición de la JEP”, donde escribe: “No basta con quejarnos por lo que hace la JEP. No basta con escribir artículos y mensajes iracundo en las redes sociales cada vez que comete fechorías”.

Mackenzie condena las injusticias cometidas contra el expresidente Uribe; denuncia “La intoxicación noticiosa contra Colombia”; acusa a “Gustavo Petro, incendiario impune” y a la fracasada alcaldía de Claudia López, y amonesta: “El Candor de Duque está matando a Colombia”.

Mackenzie habla de que: “el aplastamiento de la personalidad y de la sociedad civil avanza”. Y así es. Los medios y la academia izquierdista, al servicio del comunismo del siglo XXI, sistemáticamente han destruido la capacidad analítica de la sociedad libre y pensante. Hasta el punto de que válidas ideas conservadoras son criticadas como retrógradas, hablar de moral es cavernícola, y de orden y respeto, tabú.

En la columna que lleva el nombre del libro: “Colombia, nunca el terror fue romántico”, habla sobre Camilo Torres, “el cura guerrillero”. Analiza: “el mito lamentable del guerrillero latinoamericano como un ser idealista, inocente y generoso, que busca implantar el socialismo a punta de fusil, pero con las mejores intenciones”. Nada de lo ocurrido en estos meses escapa a la prolífera pluma del escritor.

¡Este polémico libro hay que leerlo!

https://www.elcolombiano.com/, Medellín, 21 septiembre de 2021.