Creyeron que llevándoles comida y dándoles dinero a los autodenominados miembros de la primera línea, como admitió Gustavo Bolívar, principal esbirro de Petro, se apuntaban un hit político.
La más reciente encuesta de la firma Invamer demuestra cuan equivocados estaban. De un solo tanganazo Petro cayó ocho puntos frente a la encuesta anterior: pasó de 38 a 30 puntos en intención de voto.
En ese manejo, el Gobierno le dio una clase de estrategia política a Petro: permitió que la protesta se desgastara, y cuando la gente se cansó de los bloqueos, actuó con firmeza para levantarlos.
A la mayoría de los colombianos no les gustó el caos que se generó durante el paro. Y con toda la razón, porque ese caos los afectaba directamente.
El desabastecimiento alimentario, la escasez de gasolina, el caos vehicular generado por la vandalización de los semáforos, la destrucción de las estaciones de los sistemas de transporte afectaron en su vida cotidiana a millones de colombianos. Y Petro resolvió ponerse del lado de quienes causaron la destrucción, en lugar de defender a los afectados.
Pésima estrategia.
Lo cual no significa que el hombre de la Colombia Humana haya resignado todas sus opciones de llegar a la Presidencia. Sigue liderando las encuestas.
Pero se quedó con el 30% del electorado que le es fiel y ahuyentó a otros que sin ser petristas simpatizaban con algunas de sus ideas. Ese 30% para alguien que es conocido por el 99% de los colombianos no es como para echar las campanas al vuelo.
Ese no ha sido el único error cometido por Petro. Haberle dado tanto juego a un personaje absolutamente cantinflesco como Gustavo Bolívar es otra metida de pata.
Cada vez que este individuo aparece es para embarrarla. Ya sea cuando muestra con ostentosidad sus propiedades en Miami, cuando anuncia públicamente que está recolectando dinero para los de la Primera Línea o cuando termina envuelto en un lío, con un colegionario, por una deuda millonaria que no pagó. Mejor dicho, un impresentable.
Otro que resta más que lo que suma es Roy Barreras. Nadie puede tomar en serio a una persona que ha transitado por todos los partidos políticos y que saltó, sin ruborizarse, del uribismo al petrismo, con varias escalas previas.
Y también es una equivocación de Petro haberse peleado con la alcaldesa de Bogotá, Claudia López, que hubiera sido un apoyo fundamental para su aspiración presidencial.
Los que no nos podemos equivocar somos los colombianos. Urge encontrar un candidato que represente todo lo contrario de Petro: una persona moderada, que no genere resistencia en la izquierda ni en la derecha, alguien que haga los cambios que el país requiere, sin destruir todo lo que hemos construido en años de democracia.
Así que es hora de que todos los que aspiren y tengan ese perfil se lancen al agua y comiencen a recorrer el país para darse a conocer y para plantear sus propuestas.
El tiempo para hallar ese candidato no sobra. Faltan solo 9 meses para las elecciones. Y hasta ahora, así no nos guste, en primera línea solo está Petro.
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https://www.elpais.com.co/, Cali, 19 de agosto de 2021.