Se evidencian las ilegalidades que se presentaron en la campaña del presidente Petro por ingreso de dineros ilícitos confesados por su hijo, Nicolás, y saltan los petristas a decir que lo mismo pasó con Uribe y Duque. (Y no tocan a Santos)
El país se aterroriza por los derroches de Verónica Alcocer viajando por el mundo y haciendo el ridículo internacional, y los petristas lo justifican diciendo que Lina Moreno y María Juliana Ruiz hicieron lo mismo. (Y no tocan a Tutina)
Petro intenta presentar la segunda reforma tributaria que afectaría enormemente la economía de la clase trabajadora, y los petristas se olvidan de como destruyeron el país por la reforma de Duque y se escudan en que todos los gobiernos necesitan sus propias reformas.
Abunda la mermelada para los congresistas y descaradamente seducen la voluntad de representantes y senadores, y los petristas dicen que esa es la costumbre y hay que respetarla.
Se recrudece la violencia en el país y vuelven a ser comunes los atentados terroristas, los secuestros, las violaciones a los Derechos Humanos, los asaltos selectivos, los retenes ilegales y demás aberraciones de los amigos del gobierno, y los petristas los exculpan por ser supuestamente ya parte del arraigo nacional.
Aumentan considerablemente los cultivos ilícitos, y los petristas hacen fiesta por que es la reafirmación de nuestras costumbres ancestrales.
Se duplica el valor de la gasolina, y los petristas, exacerbando su resentimiento social, se alegran porque, según ellos, solo afecta a unos cuantos riquitos.
Estas y muchas cosas más padecemos los colombianos y serían motivos suficientes para que los petristas que hoy lo soportan todo, lo justifican todo, lo alimentan todo y lo ignoran todo hubieran incendiado el país como lo hicieron bajo la égida del mismo Petro y su adlátere Bolívar hace apenas tres años. ¡Pero no! Porque estamos en el gobierno del cambio.
¿Y este es el cambio? Si todo tiene justificación por ser simplemente la costumbre, lo ancestral o lo que se hizo en gobiernos anteriores, ¿cuál es entonces el cambio que pregonan y dicen defender los incendiarios de ayer? ¿Acaso no les están golpeando más sus bolsillos hoy, y su futuro no está mas incierto hoy que cuando decidieron vandalizar el país asesinando policías y civiles inocentes? ¡La incoherencia es total!
-0-
La noticia de que en la Universidad de Antioquia hay 261 estudiantes que llevan entre 20 y 39 semestres cursando una carrera, y casi 2000 más entre 14 y 19 semestres, es simplemente aterradora. No puede ser que el Estado tolere esta injusticia cuando hay millones de colombianos sin poder acceder a un cupo universitario. ¿Qué puede estar haciendo un supuesto estudiante en un claustro durante 20 años en una carrera? ¿Acaso esta injusticia coincide con los líderes que adoctrinan, manipulan, promueven desórdenes y asonadas, lideran revueltas y reclutan estudiantes para movimientos clandestinos? Si es así, estamos en mora de reformar los estatutos de las universidades públicas que fomentan, a través de becas o matrículas económicas simbólicas, a vagos que utilizan los cupos de otros tantos aspirantes a quienes se les cercenan sus oportunidades.
Aquí hay complicidad de varios actores: docentes, directivas y estudiantes para quienes tendría que ser por lo menos inquietante que un estudiante permanezca tantos años en esa calidad. Y es solo en una de tantas instituciones públicas de Colombia. Si se hiciera el censo en el total de universidades, ¿a cuánto ascendería el número de vagos o agentes de organizaciones oscuras que ostentan la calidad de estudiantes, y acceden a sus derechos para ponerlos al servicio de poderes clandestinos?
¿Cuarenta semestres en una carrera universitaria financiada por el Estado, también hacen parte del cambio? ¿Dónde está la fuerza estudiantil que se manifieste en contra del abuso de estos individuos que les roban las oportunidades a jóvenes que de verdad quieran estudiar y progresar honestamente? Repito: ¡La incoherencia es total!