El espacio de esta columna no me permite hacer un buen análisis, pero hay caminos fundamentales para lograr una producción eficiente que puede dividirse en varios frentes: la aplicación de nuevas tecnologías en fundos pequeños o medianos y el desarrollo de cultivos intensivos agroindustriales en la Altillanura o asociación de agricultores para lograr altas inversiones. Esencial la investigación, transferencia de tecnología, volumen apropiado de recursos enlazados con el crédito, pero, sobre todo, seguridad jurídica.
Traigo unos ejemplos a vuelo de pájaro: Holanda, país pequeño, es el segundo exportador de productos agropecuarios del mundo solo superado por los Estados Unidos, lo ha logrado a través del programa de la Wageningen University & Research (WUR) que solo se dedica a la investigación y extensión agrícola, el idioma oficial en ella es el inglés pues al menos el 40% de estudiantes e investigadores son extranjeros. Para poner solo un ejemplo, han logrado que la producción de un kilo de tomates en Holanda solo requiera ocho litros de agua mientras en Estados Unidos, donde la tecnología no es ausente, utiliza ciento veinticinco.
En mi época, la fuerza de la investigación agropecuaria la hacía el ICA que ha priorizado determinar épocas de siembra, certificación de semillas, insumos, vacunas y permisos para el trasporte de animales o mascotas al o desde el extranjero, actividades necesarias, no se discute; pero la investigación debería ser su objetivo primordial.
Otro ejemplo de la aplicación de tecnología, como el ahorro de agua para riego empleando el sistema gota a gota, la privatización de la producción que antes primaba como colectiva en los Kibutz en un país casi desértico, es el de Israel, pero esto será motivo de futuros análisis como el caso de Holanda.
Aplicación de mejor tecnología ha permitido a cinco estados de México liderar la producción de ciento catorce millones de toneladas de alimentos en seis millones quinientas mil hectáreas, con una media de aproximadamente diecisiete y media toneladas por hectárea, contra la nuestra de casi ocho, nos lleva buena ventaja.
El Rincón de Dios
“El único instrumento que los hombres tenemos tanto para perfeccionarnos como para vivir dignamente es la educación”. Santo Tomás de Aquino