El 2 de septiembre de 2021 se venció el plazo para publicar el “Resultado de la Calificación y Evaluación (Lista con el nombre y el país de los Postulantes)”, consignado en el cronograma del proceso licitatorio de la Ptar. Pues bien, el Comité Evaluador de dicho proceso, en lugar de darle cumplimiento a su obligación de publicidad y transparencia, expide un comunicado donde cambia unilateralmente las condiciones de estos principios y se sigue reservando el nombre de los dos postulantes para esta licitación. ¿Qué ocultan; qué temen; qué persiguen? ¿Por qué aducir numerales del proceso, que no dicen lo que ellos presentan como argumentos? Si es un proceso público, ¿no debería darse la publicidad total de las actuaciones?
¡Esto apesta realmente! A los 24 días de posesionado este “cristalino” alcalde, dijo en una entrevista a La Patria, refiriéndose a la Ptar: “La iban a entregar con un único proponente. Nos hemos reunido con los ministros de Vivienda y Hacienda, con consultores internacionales para hacer una mesa técnica y estamos prontos a sacar los prepliegos del concurso para que haya cientos de oferentes… Vamos a tener mayor control de la obra, la verdad es que ahí había un negocio montado, la primera victoria de este gobierno fue haberle pedido al Gobierno Nacional que se dejara para hacerlo de la manera tranquila y transparente en que se va a hacer en los próximos meses”.
¿Cómo se puede garantizar transparencia cuando se parte del ocultamiento de los aspectos relevantes del proceso que la ley ordena hacer públicos? Es posible que, como dice el impoluto alcalde Marín, esta haya sido su primera victoria. Lo que no dijo fue para los bolsillos de quién; ni en detrimento de quiénes; ni quiénes asumiríamos las consecuencias.
No dijo, entre otras cosas, que en los procesos que él iba a liderar en el futuro reinarían el misterio, el silencio y la oscuridad. No dijo, por ejemplo, que esa firma a la que él le impidió que se le entregara la licitación en 2019 -ganada en franca lid-, vendría después a participar en otro proceso que, con un menor caudal, costaría 40 mil millones de pesos más. Tampoco dijo que iba a penetrar con influencias, dinero, prebendas, amenazas o dádivas a una sociedad gremial, política, judicial y de control para obtener su aquiescencia, silencio, inactividad e impunidad y poder, él sí (el diáfano), derrochar a dos manos y atentar contra el patrimonio de todos. Y se olvidó también de mencionar que acudiría a “todas las formas de lucha” (como sus pares políticos) para enriquecer a una mafia que vino por todo y lo está logrando.
Son pequeños olvidos, dirán algunos de quienes se están beneficiando de la perversidad de Carlos Mario Marín; o especulaciones de ese columnista que está dolido porque salió derrotado en las elecciones; o envidia de un sector de la sociedad que quedó alejada del poder. Seguramente eso dirá, a continuación, la “bodeguita verde” que obedece a las directrices de su mentor y líder. Pero quisiera conocer una defensa válida, documentada y concreta sobre las denuncias formuladas. Quisiera saber qué tiene para decir ese alcalde que, no solo oculta aspectos relevantes de un proceso público como la Ptar, sino que esconde con deliberada perversidad el resultado de los estudios de movilidad que dejan sin piso los argumentos de viabilidad de la línea tres del cable aéreo, y que direccionó para que la manejara el engendro jurídico de Ideas Más, su nueva sociedad preferida.
¿Qué tiene para decir una administración corrupta a la que 12 concejales irresponsables le dieron amplias facultades para derrochar el dinero que ellos, por su naturaleza, están llamados a controlar? ¡Esta es la transparencia verde!