Columnistas Nacionales
Luis Guillermo Vélez Álvarez*
Más de once años después de iniciado un proceso que destruyó su carrera política y amargó su vida y la de su familia, la Sala Especial de Primera Instancia condena a Luis Alfredo Ramos Botero por “parapolítica”. A las dudas sobre la juridicidad de la condena que de por si arroja la dilatada duración del proceso, se unen las que suscita lo expresado por el Magistrado Jorge Emilio Caldas en su salvamento de voto:
Rafael Nieto Loaiza
Cinco años del plebiscito y de la victoria épica del No. Hay quienes dicen que recordarlo es anclarse en el pasado y profundizar la polarización y que lo que debemos hacer es “pasar la página”. Esa petición es inaceptable. No se puede olvidar lo ocurrido porque fue muy grave, porque aún sufrimos las consecuencias y porque si no aprendemos las lecciones y corregimos seguiremos inmersos en esta espiral de violencia y corrupción que hoy nos ahoga.
María del Rosario Guerra
El 2 de octubre se cumplen cinco años de la mayor traición a los colombianos e irrespeto a la democracia cuando se desconoció la voluntad de 6.424.385 ciudadanos que le dijimos no al acuerdo Santos – Farc. Dar luz verde a lo que fue pactado tras bambalinas en La Habana solo ha traído impunidad, burla e incumplimiento.
Rafael Rodríguez-Jaraba*
Se cumplen cinco años de la puesta en escena de la engañosa y pomposa comedia que Juan Manuel Santos montó en Cartagena, para firmar con las Narcofarc el mal llamado “Acuerdo de la Habana”, el que nada tiene de acuerdo, por no ser el resultado de una negociación, y sí, de la claudicación y el sometimiento del Estado Colombiano a una banda de criminales.
José Félix Lafaurie
El 30 de septiembre celebramos el Día Nacional del Ganadero, en la fecha en que José Raimundo Sojo, expresidente de FEDEGÁN, fue asesinado por las Farc en su finca de Anolaima, donde, paradójicamente, se dedicaba a criar palomas, el símbolo de la paz.
Paloma Valencia
Colombia tiene ya diagnosticados los problemas de la justicia. Lo que sorprende es que todas las reformas a la justicia, en vez de atender a esos problemas, parecieran agravarlos. Las reformas favorecen un modelo de cruce de favores entre los poderosos. Consolidan -con una falsa idea de independencia de la justicia- una justicia sin controles, que termina siendo una rama desligada de la democracia, ausente de control ciudadano, e incluso imposible de judicializar.